
«¿Y la revolución cuándo?» por Miguel Silva
¿Y la revolución cuándo?
Miguel Silva
Claro, es tan obvio que necesitamos una revolución, porque una revolución es cambiar todo, hoy mismo…
Cambiar la vida, porque es difícil cuando podría ser tan fácil.
Cambiar la educación, porque es tan mala, cuando podría ser tan buena.
Cambiar la salud porque es tan mala, las colas tan largas, las enfermedades tan peligrosas cuando podrían ser solucionadas al tiro.
Cambiar las pensiones porque son tan malas, cuando los viejos y viejas podrían disfrutar su vejez en paz y tranquilidad.
Cambiar la tele porque es tan fome y aburrida, cuando podría ser entretenida y útil.
Cambiar los carabineros, militares y jueces porque son parte del problema no parte de la solución.
Cambiar la economía porque los ricos son tan ricos y los demás, nosotros, ni hablar.
En fin, las razones para la revolución suman y siguen.
Es tan obvio que el sistema no nos sirve y que necesitamos una revolución. ¿Por qué no hemos hecho la revolución entonces?… ¿porque somos ignorantxs, somos tontxs, nos tienen hipnotizadxs?
La misma pregunta con otras palabras… si no son treinta pesos sino treinta años, ¿por qué la gente no se levantó mucho antes entonces?
La respuesta es que la revolución no es la única solución de los problemas que tenemos y cada época ofrece alternativas.
En 1919, hace cien años, las huelgas y marchas contra el precio de los alimentos y la exportación de los granos, enfrentaron la represión, pero luego se levantó un salvador, Alessandri, el León de Tarapacá, como alternativa a la revolución a pesar que algunos creían que (como dicen los principios de la FOCH), los trabajadores iban a tomar el lugar del capitalismo. Pero igual nació la idea que la “chusma” merece respeto.
En los años 30’, hace noventa años, en vez de revolución se levantó como alternativa el proyecto de desarrollo nacional y la sustitución de importaciones dirigida por el Estado, que enfrentó el colapso económico mundial, a pesar que algunos creían que esa nueva economía no era más que un “socialismo del Estado”. Pero igual nació la idea que la economía debería ser planificada y dirigida por el gobierno.
En los años 70’, hace cincuenta años, cuando divisiones entre los poderosos abrieron las puertas para un gobierno parlamentario del pueblo, la opción de transformar el capitalismo haciendo uso del estado del capitalismo tomó el lugar de la revolución a pesar que algunos sabían que los capitalistas no iban a dejar pasar ese proyecto. Pero igual nació la idea que es el mismo pueblo quien debe controlar las poblaciones y lugares de trabajo con su poder popular.
En los años 90’, hace treinta años, no fue una revolución la que botó a Pinochet sino un Plebiscito que abrió las puertas para una transición controlada y la política parlamentaria, a pesar que algunos no tenían nada de confianza en ese tipo de transición. Pero igual nació la idea que la política parlamentaria cambia algunas cosas de la vida, pero no toca un montón de otras cosas.
En 2019, el impacto de treinta años de desigualdad y opresión gatilló una explosión y millones marcharon y tomaron parte en el estallido. Pero no nos organizamos para tomar control del país y la idea de revolución no entró al vocabulario popular a pesar que nuevas generaciones luchaban por sus derechos y que algunos (pocos) transmitían que era una revolución lo que hacíamos. Pero igual sentíamos que estábamos cambiando todo y que obligamos a los poderes a dejarnos cambiar la constitución.
Bueno, tras los años hemos aprendido (y olvidado) que el pueblo merece respeto, que puede controlar la economía, que los millones deben formar su poder popular y que los capitalistas no aceptan que se eliminen sus riquezas y sus privilegios.
Revolución es el nombre de respeto, control de la economía, poder popular y la toma del país. Y los que creen que los trabajadores deben tomar el lugar del capitalismo, los que creen que una economía de “desarrollo nacional” no es nada más que un “socialismo del Estado”, los que saben que los capitalistas no van a dejar pasar un proyecto que elimine sus riquezas, los que no tienen nada de confianza en la transición, tenemos que organizarnos para convencer a la mayoría que la revolución es la que necesitamos y apoyarlxs en sus luchas, porque van a aprender también de sus propias experiencias que tienen que hacer la revolución.
Lo que necesitamos es una nueva ideología con “revolución” en su centro.
Ignacio López
Es necesario plantearse nuevamente el objetivo de la revolución socialista por la clase trabajadora, como una cuestión estratégica, pero no como objetivo final; «la victoria solo es una tarea estratégica » decía un revolucionario hace décadas. El tema tambien es como combatir las diferencias ideológicas y teóricas dentro del campo de la izquierda. Con esto hago referencia a las experiencias de estados obreros degenerados por sus burocracias apoyadas en el aparato militar. Basadas en la idea del socialismo en un solo país. Como rescatar los aspectos revolucionarios de esas experiencias y las más cercanas, aunque fracasadas, como lo fueron los cordones industriales en Chile. Auto organización de la clase trabajadora y las masas populares. Este debate dentro del contexto de amplias ilusiones en el proceso convencional del Acuerdo por la Paz. El reformismo, el oportunismo político, el populista, y el sentido anti partidista (mas allá de militar en un partido, militar por la revolución) q priman hoy en día hacen difícil para quienes tienen una perspectiva revolucionaria de de vida y la política, la tarea estratégica de construir organización. Es necesaria una lucha política inclaudicable
Sin duda un debate importantisimo pa muchas personas
Juan P. Pérez R.
A otro perrito con el cuento de la revolución:
1) Nicaragua: a) Ortega tuerce la democracia y altera la constitución para intentar de elegirse fraudulentamente por 4ta vez, b) mete presos a 5 precandidatos opositores con alguna posibilidad de hacerle pelea en la elección, c) usa todo el peso de la fuerza policial, militar y para militar para tener control sobre la oposición, d) Ortega se describe como “el Presidente de los pobres”, pero junto a su familia tienen el monopolio del combustible y energía en el país.
2) Cuba: a) 62 años con partido político único que dice representar “al pueblo”, b) miles de muertes sin encontrar culpables (partamos por Camilo Cienfuegos en el primer año de la Revolución), c) millones quieren salir de Cuba, y solo los apitutados políticos o empresarios corruptos quieren vivir allá, aparte de turistas que pueden gozar lindas playas a precios baratos (pero solo por unos días o semanas), d) la economía cubana ha estado sostenida con numerosos subsidios estatales, tanto para mantener el ineficiente sistema empresarial estatal, como para la vida cotidiana de los trabajadores, e) el salario mínimo este año 2021 es de 2.100 pesos mensuales (USD 87) y la pensión mínima de 1.528 (USD 63). Meses antes el salario mínimo era de 225 pesos y la pensión de 280, f) todos roban, lo anterior apenas alcanza para la primera semana del mes, la gente ya no quiere nada con el PC, pero el cubano del pueblo es dócil y manipulable. Toda la gente tiene que subsistir con la corrupción: los choferes del transporte público re venden la bencina en el mercado negro, mujeres se tienen que prostituir, los trabajadores de construcción (hay re poca) venden los materiales en el mercado negro.
3) PC chileno: a) ordenan desalojo con fza pública de su terreno en Lo Barnechea y más encina no le impusieron por 30 años a los cuidadores, b) toda actividad desarrollada la hicieron quebrar: Universidad Arcis, farmacia popular de Recoleta, corrupción luminarias, Radio Nuevo Mundo, Financiera Nadir… no se salva nada.
Remberto
Grado demasiado alto de superficialidad. Los trabajadores muertos de La Corunha y San Gregorio se revuelcan en sus tumbas al leer a Silva escribiendo sobre el León; los obreros de los campos de concentración de Lota de octubre de 1947 remecen la tierra que los cubre después de muertos, sorprendidos ante tan posmoderno análisis; los trabajadores clasistas y combativos de los cordones industriales, encerrados en verdaderos campos de concentración una vez se da el Golpe, lloran de rabia ante las miserables palabras que hoy escribe alguien que una vez publicó un libro sobre su proceso en el anho 1990; lautarinos, miristas y frentistas golpean de odio la pared al leer la apología que hoy Silva hace de la última transición cupular a la demcoracia burguesa…