
Wanderers: 11 años, 11 fiascos de la sociedad anónima
En medio de los reclamos de las bases wanderinas por una inexplicable e injustificada alza en los precios de los abonos y entradas, hoy se cumplen 11 años desde una de los hitos más relevantes de la historia reciente de Santiago Wanderers de Valparaíso: la firma del contrato de concesión y la llegada de la Sociedad Anónima Deportiva.
Habiendo transcurrido más de una década y quedando casi veinte años para el término del plazo establecido, las promesas con que endulzaron los oídos a socias y socios del club a comienzos del 2008 ya se han desvanecido, dejando en evidencia una y otra vez el fracaso de un modelo que sólo benefició a los mismos de siempre.
Como modo de conmemorar esta fecha tan importante como lamentable para nosotros, quisimos hacer un repaso de 11 horrores de la concesionaria, que han marcado la ruta durante la llamada “Era SADP” en el club porteño. De seguro hay varios más que los que encontrarás aquí, como la actual política de precios de las entradas, por lo que esta triste remembranza no constituye en ningún caso una lista cerrada.
Te invitamos a revisar estas 11 “maravillas” de los anónimos a cargo del Decano del fútbol chileno.

1.- Debutando con el robo de la marca (2008):
De acuerdo al contrato de concesión, la Corporación entregó a la Sociedad Anónima el uso, goce y explotación de todos los bienes, derechos y activos ligados a la rama fútbol profesional, dentro de los que se encuentran la insignia, los logos y la marca “Santiago Wanderers”. Lo anterior quiere decir, a contrario sensu, que la propiedad de los mismos sigue siendo de la Corporación.
No obstante, Nicolás Ibáñez Varela jugó de vivo, y en Octubre del 2008 inscribió en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI) la marca Santiago Wanderers a nombre de La Joya del Pacífico SADP, hoy Club de Deportes Santiago Wanderers SADP. Una sinvergüenzura permitida y avalada por la inactividad cómplice de Carlos Bombal, presidente de la Corporación en aquel entonces, quien no sólo no reclamó en ese momento, sino que dejó transcurrir impávido los 5 años que requiere la prescripción de la acción para impugnar la inscripción. En palabras simples, se le pasó el plazo que establece la ley para reclamar y con ello consiguió que la marca se afianzara en manos ajenas.
Aquello ha logrado ser subsanado al menos parcialmente por directorios posteriores, quienes presionaron por la celebración de un acuerdo donde la SADP se obliga a entregar la marca a la Corporación una vez expire el contrato que las liga.
2.- Bloqueo de la figura del “Socio Hincha” (2014):
Luego de un prolongado letargo, a fines del 2013 las bases wanderinas dieron las primeras muestras concretas de re-articulación y fuerza, al conseguir en Diciembre de ese año los dos tercios necesarios para la aprobación de una reforma de estatutos de la Corporación Wanderers, la cual buscaba dinamizar la participación y mejorar la distribución de poderes al interior de dicha entidad, pese a la oposición del directorio de la época, el cual era aún integrado por los tristemente célebres Carlos Bombal y Osvaldo León.
Tal cuestión se consiguió mayoritariamente a través del apoyo de los llamados “socios hincha”, figura creada el año 2009 tras la llegada de la SADP , la cual por el pago de sólo $15.000.- permitía un descuento para la adquisición de entradas a los partidos de local, además de otorgar la afiliación al club con plenitud de derechos y deberes políticos. Bombal, León y el resto de la vieja guardia sintieron el golpe y, anticipando que sus tiempos al mando de la Corporación podían llegar a su fin, requirieron vía carta formal el auxilio de la SADP.
Fue así que con Jorge Lafrentz a la cabeza, la concesionaria determinó que como por contrato la administración del padrón le correspondía a ésta, entonces podía decidir libremente quienes eran socios del Decano y quiénes no, por lo que públicamente sostuvo que los socios hincha no eran realmente socios del club, cometiendo así un gravísimo atentado contra la capacidad de autodeterminación de la Corporación.
Reclamaciones ante el SERNAC y la ratificación por parte de la Asamblea de la figura del “socio hincha” como socio activo, terminaron por inclinar la balanza a favor de las bases wanderinas, evitando la inadmisible intromisión de la SADP.
3.- Desconocimiento acuerdo CORE (2014):
En Febrero del 2014, en un esperado encuentro entre Santiago Wanderers e Internacional de Porto Alegre, el estadio Elías Figueroa Bránder volvía a abrir sus puertas a la hinchada caturra, luego de ser remozado como parte de una nueva etapa de la red de estadios Bicentenario.

Foto: Publimetro.
La remodelación del coloso de Avenida Carvallo, que implicó un incremento del aforo máximo en alrededor de 5.000 personas, se hizo en parte con fondos proporcionados desde el Gobierno Regional. El Consejo Regional (CORE), intentando no repetir los errores cometidos en el financiamiento de la construcción del Lucio Fariña Fernández de Quillota, estableció como condición para la entrega del dinero que Santiago Wanderers SADP asegurara una rentabilidad social al nuevo recinto deportivo, lo que debería materializar a través del congelamiento en el precio de las entradas para las galerías por 3 años, el establecimiento de beneficios para niños y tercera edad y la facilitación del reducto para el fútbol amateur.
Nada de eso se cumplió y, apenas inaugurado el estadio, la Sociedad Anónima incrementó el valor de las entradas de las galerías, aprovechando así los beneficios y posibilidades que le entregaba la nueva infraestructura de la cual gozaba sin haber desembolsado un solo peso.
¿Y el acuerdo CORE?
Se llenaron de excusas y terminaron echándoselo al bolsillo, demostrando así que la palabra de estos mercaderes del fútbol vale menos que la entrada de un partido.
4.- Deuda previsional (2014):
Como hemos explicado en ocasiones anteriores, la deuda previsional se generó en la época en que el club era administrado por Reinaldo Sánchez y el “gremio autobusero”. Al momento de firmar la concesión, hace exactos 11 años, dicha deuda fue considerada como prioritaria y se estableció en el texto del contrato que era la primera cuestión que debía pagar la entrante SADP.
Pero como ha ocurrido durante más de una década, la concesionaria no cumplió, lo que permitió que la deuda creciera explosivamente debido a los reajustes, intereses y multas penales que impone el Decreto Ley 3.500, llegando a alcanzar durante el 2014, la suma de $2.300 millones.
Pese a que la SADP intentó recurrir al Tribunal Constitucional, su recurso fue finalmente rechazado, por lo que debió realizar un enorme aumento de capital para pagar, siendo Nicolás Ibáñez quien concurrió desembolsando una mayor cantidad de dinero y, consecuencialmente, aumentando de manera sustantiva su porcentaje de acciones al interior de la SADP, a la vez que ahogaba a los accionistas minoritarios.
5.- Finiquito de Jorge Ormeño (2015):
Luego de largo tiempo intentando sin éxito volver a vestir la camiseta caturra, Jorge Ormeño Guerra regresó a Valparaíso para el Clausura 2012. Pese a la edad y a los refuerzos con que intentaron taparlo, “figura” demostró siempre estar en un alto nivel de competencia, ganándose con creces el puesto de titular y la jineta de capitán en cada campaña que defendió los colores verde y blanco.
Pese a lo anterior, el siniestro Juan Gutiérrez, ex gerente deportivo de la Sociedad Anónima, determinó a fines del año 2015 que no se renovaría a Ormeño para el 2016, pese a que “la leyenda viva” estuvo incluso dispuesto a bajarse el sueldo y acortar a sólo 6 meses el periodo de duración del nuevo contrato.
El funcionario de la concesionaria sostenía que a Ormeño siempre se le dijo que sería así, en tanto que el oriundo de Gómez Carreño alegaba que Gutiérrez mentía. Una confrontación que subió de tono a través de la prensa y que tomó ribetes de guerra civil tras el apoyo de la Corporación y de la hinchada a su capitán, lo que obligó a la SADP a retroceder en sus posiciones y buscar que el número 8 se reintegrara al club. Sin embargo, cuando ya existía acuerdo respecto a las condiciones para la continuidad, apareció una nueva exigencia de parte de la concesionaria: Ormeño debía firmar una carta, que estaba pre-armada, en la que se desdecía de las palabras vertidas en los medios de comunicación y reconocía que la Sociedad Anónima tenía razón respecto a su versión de la realidad, algo que el dignísimo volante fue incapaz de aceptar, acelerando su retiro del fútbol profesional.

Foto: Cooperativa.
6.- Ibáñez y la amenaza de quiebra (2015-2016):
La salida de Jorge Ormeño, precipitada por el nefasto obrar de la concesionaria, derivó en la toma de la sede de calle Independencia por parte de casi una decena de hinchas caturros. Un hecho sin precedentes en nuestro fútbol y que contó con un altísimo apoyo de la comunidad wanderina y del medio futbolístico nacional.
Parapetados durante 6 días en la Casa Ballivian, los aguerridos forofos verdes no sólo dieron un golpe fuertemente simbólico, sino que también le generaron duras pérdidas económicas a la concesionaria, pues paralizaron las ventas de la tienda en plena época de Navidad, cuestión que desató la ira del máximo accionista, Nicolás Ibáñez Scott.

Foto: El Mostrador.
El ex dueño de Supermercados Líder mandó el mismísimo 25 de Diciembre de 2015 una carta dirigida al resto del directorio de la SADP señalando que si para Julio del 2016 dicha empresa no pagaba la deuda de aproximadamente $1.000 millones de pesos que mantenía con él, entonces solicitaría su quiebra.
Fue así que el mundo Wanderers tomó conocimiento de los préstamos de Ibáñez, los cuales realiza por un interés del 4,5% anual, evidenciando una peligrosa dependencia de la SADP respecto de su controlador. Ibáñez Scott, por su parte, golpeaba la mesa dando muestras de su carácter y dejando absolutamente en claro que el club no es algo que le interese en lo más mínimo, al punto de ser capaz de reventarlo si es que lo estimase necesario.
Durante el primer semestre del 2016 el apriete de Ibáñez se hizo sentir: en Enero instaló como vicepresidente al ex funcionario de la dictadura Miguel Bejide, con el único presupuesto de recortar al máximo los gastos, repercutiendo esto en el primer equipo, cuyos futbolistas con sueldos más altos debieron renegociar la cancelación de sus sueldos, además de estar impagos el plantel y funcionarios durante un mes, siendo amonestado en razón de ello por la ANFP.
7.- ¿Sede Social o Cárcel de Máxima Seguridad? (2016)
Tras la toma de la sede de calle Independencia, el miedo y la paranoia se apoderaron de los directivos de la SADP, quienes adoptaron dos medidas: abrieron una nueva tienda en Estación Puerto y definieron colocar rejas en distintos sectores de la Casa Ballivian, a fin de evitar una nueva acción como la de Diciembre del 2015.
Sin embargo, no contaron con la oportuna acción de la Corporación, cuyo Directorio realizó una presentación ante el Consejo de Monumentos Nacionales solicitando el retiro de las rejas y la reparación del inmueble, ya que se trataba de un edificio patrimonia en el que no pueden realizarse modificaciones de esa naturaleza sin previa autorización del órgano estatal. Algo que seguramente la SADP, ignorante de nuestra historia como club y ciudad, desconocía.
Al final el Consejo de Monumentos Nacionales falló a favor de la Corporación y la concesionaria debió echarse para atrás en su desfachatado intento por convertir nuestra casa en un recinto carcelario.
8.- Descenso (2017):

Foto: Ahora Noticias.
Pese a que nos prometieron que en aproximadamente 5 años estaríamos peleando el campeonato de primera división, lo cierto es que los 10 años de concesión sorprendieron a Wanderers en Primera B una vez más. Luego de varios años de mediocridad, la paupérrima campaña del equipo al mando de Nicolás Córdova terminó por sepultar al Decano en los potreros.
Es efectivo que es el director técnico el que prepara y ordena al equipo y que son los futbolistas los que tienen como tarea ganar un partido, pero la responsabilidad de la SADP en la pérdida de la categoría es ineludible. Contrataron a un técnico que tenía más prensa que capacidades y experiencia y se amarraron a éste por medio de un incomprensible contrato a 3 años sin cláusula de terminación anticipada (ni siquiera el descenso se contempló como causal de término de contrato), lo que hacía demasiado caro echarlo y conformaron un plantel corto y desequilibrado.
Para colmo, tras la caída de división se decidió mantener al DT a quien se le permitió nuevamente conformar el plantel, lo que trasuntó en un pésimo comienzo de temporada, debiendo ser reemplazado por Moisés Villarroel en su primera aventura como entrenador. La historia del Villa a cargo del primer equipo no tuvo buen final y el ídolo pagó caro su coraje, siendo sacrificado en la hoguera de los descartables. Si bien la posterior llegada de Miguel Ramírez y su equipo aparejaron un significativo repunte, la verdad es que las opciones del ascenso directo se encontraban hipotecadas desde muy temprano en el campeonato y sólo quedó jugarse las opciones en una liguilla a la que los de Valparaíso llegaron muy desgastados, perdiendo sobre la hora en El Salvador frente a Cobresal.
9.- Fracaso Económico (2008-2017):
El profesionalismo en la administración y la orientación hacia la eficiencia económica fueron las dos grandes banderas que levantaron quienes propiciaron la llegada de las sociedades anónimas al fútbol chileno. En aquel tiempo se nos bombardeó comunicacionalmente con la idea de que los empresarios necesariamente podrían manejar a los clubes del fútbol profesional chileno de forma más eficiente que los socios y socias y que, como éstos buscan el lucro, las ganancias que ellos produjeran nos beneficiarían a todos, puesto que aquello se asociaba necesariamente a logros deportivos. Algo así como la llamada “ley del chorreo” aplicada al balompié nacional.
¡Mentira! A la luz de los resultados, las Sociedades Anónimas generan año a año pérdidas mucho mayores a la que tenían las viejas corporaciones deportivas. En el caso de Santiago Wanderers, desde el año 2008 a 2017, sólo sabe de números rojos (con excepción del 2013), teniendo pérdidas del orden de los $6.821.786.000.-, la tercera SADP con peores resultados en este rubro, detrás de Audax Italiano y Everton. Además, mantiene una deuda con su principal accionista, Nicolás Ibáñez Scott, la cual se proyecta alcanzará los $4.900 millones para Diciembre del 2019, esto es, un 288% más que las deudas que mantenía la Corporación al momento de concesionarse. Terrible.
10.- Fuga de Juveniles (2015-2017):
Desde todo punto de vista, una de las principales riquezas con las que cuenta un club de fútbol profesional son sus series menores. La esperanza de futuros logros deportivos, la incubación de los ídolos de las nuevas generaciones y la posibilidad de una venta que en el mediano plazo pueda engrosar las arcas de la institución se encuentran radicadas en los jóvenes que integran las cadetes.
Pese a ello, parece que la SADP se demoró casi una década en darse cuenta de esta máxima. Y que no vengan con que han sacado desde las canteras jugadores importantes, porque si bien Eugenio Mena, Carlos Muñoz y Sebastián Ubilla fueron vendidos cuando la concesionaria ya se había hecho cargo del fútbol profesional, la verdad es que todos fueron descubiertos y formados en la época en que la Corporación llevaba las riendas del club y, salvo Ronnie Fernández, la Sociedad Anónima no ha logrado ninguna gran venta de algún canterano formado por ella. Por lo demás, con la excepción nuevamente de Ronnie, las ventas de la concesionaria han sido directamente a clubes nacionales, contrariando así la promesa realizada el 2009 de que no se potenciarían rivales con futbolistas formados en nuestras canteras.
Peor aún, no han sido pocos los futbolistas jóvenes que se han quejado de los malos tratos, despreocupación y humillaciones que han sufrido de parte de la empresa controlada por Ibáñez Scott. Agustín Parra, Giakumis Kodogiannis y Gabriel Castellón fueron presionados a firmar contratos leoninos a punta de enviarlos a entrenar de vuelta con los cadetes, Piero Gárate y el propio “griego” vieron frustrados transferencias al extranjero por caprichos dirigenciales, Brayams Viveros fue desechado sin ningún respeto por el jugador y Kevin Vásquez vio recientemente mermada su promisoria carrera al ser retenido y no usado por el Decano.

Foto: Ariel Uribe.
Pero quizás el mayor síntoma de lo mal que se hicieron las cosas durante largo tiempo fueron las fugas de Martín Arenas al Villarreal de España (2015) y de Ariel Uribe al Morelia de México (2017). Es verdad que ambos jugadores, tentados por inescrupulosos representantes, tienen responsabilidad en la historia, pero resulta impresentable que Wanderers haya tenido sin contrato firmado a dos de sus máximas promesas, perdiendo el pan y el pedazo en esta novela.
Cuando pensábamos que directores y gerentes habían aprendido de los errores pasados, a fines del 2018 nos sorprenden con la salida de Santiago Pizarro, catalogado como el mejor formador con que contaba el cuadro porteño. Una pérdida que rápidamente supo aprovechar nuestro clásico rival, Everton, quien no dudó en contratarlo para sus juveniles.
11.- Abandono del Fútbol Femenino (2019):
Al tratarse de una competencia federada a la ANFP, la administración de la rama fútbol femenino le corresponde a la SADP.
Recientemente, la jugadora Annette Ormeño denunció a través de redes sociales las precarias condiciones que la entidad presidida por Rafael González Camus ofrece a las futbolistas: sin director técnico, sin cancha para practicar, sin ropa de entrenamiento y modificaciones unilaterales respecto al seguro médico.
Una vergüenza mayúscula, que se ve aumentada si se coteja con las herramientas con que cuentan tanto el primer equipo, como las series menores de la rama fútbol masculino, las cuales gozan de preparación en gimnasio, de perfectas canchas para la práctica del fútbol, cuerpo médico a disposición y un seguro acorde a las necesidades de un deportista.
Lo anterior refleja una vez más que el capitalismo y el patriarcado caminan de la mano y que la SADP se erige como una institución que representa fielmente los desvalores de dichos sistemas.

Foto: equipo fútbol femenino Santiago Wanderers
Este penoso recuerdo no hace más que ratificar una cuestión que es tanto convicción como necesidad: el contrato de concesión debe terminar cuanto antes y el norte de las socias, socios, hinchas y sus organizaciones representativas debe ser fundamentalmente ese. Discutiremos seguramente los caminos, pero la meta nos une, pues no es admisible permitir que por nuestra pasividad este listado siga aumentando.