
«¿Una guerra nuclear en Ucrania?» por Miguel Silva
Por Miguel Silva
Sin lugar a dudas, la guerra en Ucrania es consecuencia del conflicto de intereses entre dos poderes militares y económicos mundiales.
Cada lado transmite al público su justificación para su intervención en el país. Las fuerzas de la OTAN están allí para proteger el país de una invasión, dicen, y las fuerzas rusas están allí para protejer a la población de los ataques nazi, dicen.
Pero detrás de esta guerra comunicacional, están escondidas las razones verdaderas para sus intervenciones en Ucrania. En estas líneas hablamos de aquellas verdades.
Del lado de los EE.UU. y sus aliados, citamos al estratego Zbigniew Brzezinski, al Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos y al Financial Times, sobre la verdad del enfrentamiento en Ucrania.
Y del lado de Rusia, citamos de la presentación estratégica que hizo Vladimir Putin el día 21 de febrero, pocos días antes del comienzo de la guerra.
Las fuerzas de la OTAN.
Brzezinski escribió un libro bien conocido sobre la geopolitica mundial de los EE.UU. Se llama «El Gran Tablero de Ajedrez: La primacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos (1997)», donde dice lo que sigue:
«Europa es el puente geopolítico esencial de Estados Unidos en el continente euroasiático. El interés geoestratégico de Estados Unidos en Europa es enorme… la alianza atlántica afianza la influencia política y el poder militar de Estados Unidos directamente en el continente euroasiático…. cualquier expansión en el ámbito de Europa se convierte automáticamente en una expansión en el ámbito de la influencia directa de Estados Unidos»
– «… la forma en que Estados Unidos «gestiona» Eurasia es fundamental. Una potencia que domine «Eurasia» controlaría dos de las tres regiones más avanzadas y económicamente productivas del mundo… Alrededor del 75% de la población mundial vive en «Eurasia», y la mayor parte de la riqueza física del mundo también está allí, tanto en sus empresas como bajo su suelo. «Eurasia» cuenta con unas tres cuartas partes de los recursos energéticos conocidos del mundo».
¿Pero cómo iban a reaccionar los analistas y generales rusos frente a esta estrategia de intervención en «Eurasia», que sin duda habían estudiado?
Como respuesta, un documento de investigación de la OTAN 2015, de la División de Investigación, Escuela de Defensa de la OTAN, deja claro que la intervención de la OTAN en los asuntos nacionales rusos debería tener sus límites…
«…la intervención de actores externos en la esfera de influencia vital de Rusia se verá disuadida por todo el espectro de capacidades del país para obligar al enemigo a «detener las acciones militares» y a retirarse de la región. Para la OTAN esto implica que el apoyo militar a Ucrania o Georgia podría no ser una opción a menos que esté dispuesta la escalada nuclear…
«…. está claro que las armas nucleares tácticas rusas (de las que Rusia sigue teniendo el mayor arsenal, con un total de más de 2.000 ojivas) siguen considerándose una medida compensatoria de la inferioridad convencional frente a Occidente y la OTAN».
La OTAN tenía bien claro el grado de «la inferioridad» de las fuerzas militares «convencionales» rusas. Este extracto de un análisis/reporte del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos de 2019, sobre el ejército ruso, lo deja muy claro:
«En realidad, el ejército ruso sólo posee una capacidad limitada para las operaciones ofensivas. Las unidades capaces de hacer frente a conflictos locales ascienden en total a unos 100-150.000 efectivos, una mezcla de unidades aerotransportadas, de infantería naval, de fuerzas especiales, de infantería mecanizada y de defensa aérea.
Estas fuerzas podrían consumirse fácilmente para hacer frente a una sola contingencia regional.
«Las reformas militares eliminaron prácticamente todas las unidades esqueléticas. Esto mejoró la eficacia y la eficiencia de las fuerzas del primer escalón, pero dejó al ejército ruso sin profundidad. Si los primeros ataques no tienen éxito, no hay una segunda cuerda para el violín.
«Incluso en una sola operación regional, los mandos rusos dependerán en gran medida de la combinación de capacidades preposicionadas; de ataques rápidos y decisivos mediante ataques convencionales de largo alcance y precisión… y de movimientos de alta velocidad por parte de formaciones blindadas selectas, brigadas aerotransportadas y unidades de operaciones especiales. Los objetivos son eliminar los objetivos desplegados hacia delante, paralizar las respuestas políticas y militares y crear rápidamente nuevos hechos sobre el terreno. Las armas nucleares sirven de disuasión contra los esfuerzos de la OTAN para llevar a cabo un contraataque».
Cambio de estrategia.
La estrategia oficial de la OTAN era, entonces, «apreta, pero con cuidadito», por así decirlo.
Sin embargo, los cambios en el balance económico y geopolítico exigieron cambios. El servicio de inteligencia estadounidense sabía desde el principio que la expansión de la OTAN arriesgaría la guerra. Pero Fiona Hill, ex responsable de inteligencia nacional para Rusia y Eurasia del Consejo Nacional de Inteligencia y asesora de Bush, Obama y Trump, ha descrito qué pasó cuando dijo a Bush y al vicepresidente Dick Cheney que ofrecer una vía de adhesión a Ucrania y Georgia podría ser problemático.
Cuando destacó que Putin se oponía con vehemencia a que los países vecinos entraran en la OTAN y lo consideraría una provocación, Cheney se enojó: «Así que me está diciendo que se opone a la libertad y la democracia», espetó. Recogió bruscamente sus papeles y salió del Despacho Oval.
Y sin tomar en cuenta los consejos de Hill y del servicio de inteligencia estadounidense, Bush anunció en Bucarest (en el año 2008) que «la OTAN debería acoger a Georgia y Ucrania en el Plan de Acción para la Adhesión (a OTAN)». Como había planteado el servicio de inteligencia, Putín se oponía a los planes de la OTAN con vehemencia y cuatro meses después comenzó la guerra de Georgia.
En fin, los cambios en la estrategia de los EE.UU. en Europa y la implementación en la práctica de los planteamientos de Brzezinski, fueron impulsados frente al fracaso catastrófico de la invasión a Iraq y el crecimiento de la competencia económica con China.
Lo que escribe el Financial Times, uno de los centros de análisis estratégico mundial, actualiza los planteamientos de Brzezinski en el nuevo escenario de enfrentamiento….
«La protesta de Putin contra lo que considera la inexorable expansión de la OTAN hacia el este ha sido una constante en sus más de 22 años al frente de Rusia. Desde la reunificación de Alemania y el colapso de la URSS, 12 países se han unido a la alianza. Tres de ellos -los Estados bálticos- eran antiguas repúblicas soviéticas.
Otros siete eran anteriormente miembros de la alianza militar del Pacto de Varsovia dirigida por Moscú. El flanco oriental de la OTAN está 1.100 km más cerca del Kremlin que la frontera de Alemania Occidental en 1989.
«Amenazas fundamentales que año tras año, paso a paso, son creadas groseramente y sin miramientos por políticos irresponsables de Occidente en relación con nuestro país: Me refiero a la expansión del bloque de la OTAN hacia el este, acercando su infraestructura militar a las fronteras rusas», dijo Putin.
Entre 2018 y 2021 se redactaron, debatieron y aprobaron una serie de acuerdos internos, dotados de títulos que suenan serios y siglas de jerga, entre ellos la primera nueva estrategia militar de la OTAN en cinco décadas y un replanteamiento completo de lo que requeriría la disuasión de una invasión por parte de las modernizadas fuerzas armadas rusas.
Por ello, cuando los líderes de los 30 países de la OTAN se reunieron en una cumbre de emergencia virtual el 25 de febrero, sólo tenían que ponerse de acuerdo sobre cuál de los cinco planes de respuesta era necesario. Se pusieron de acuerdo en los cinco.
La mayoría de los funcionarios de la OTAN coinciden en que el cambio más innovador de la alianza es conceptual. Los países ya no se sienten constreñidos por el acta fundacional de la OTAN y Rusia, un documento firmado en 1997 por la alianza y Moscú que, entre otras cosas, exigía una reducción de las fuerzas militares y la evitación de nuevos despliegues cerca de las fronteras de cada uno. «El acto Nato-Rusia sigue ahí. Pero nada de lo que tengamos que hacer se verá obstaculizado por su contenido», dice Bauer.
¿Es más seguro (la situación hoy)? Bueno, no hacerlo no nos hará más seguros», dice el almirante Rob Bauer, presidente del Comité Militar de la OTAN, la máxima autoridad militar de la alianza. «No ser fuerte y creíble es más peligroso que ser fuerte y creíble», añade. «El factor de disuasión es muy importante».
…Y aunque la capacidad de combate -y el prestigio de la reputación- de las fuerzas armadas rusas se ha visto afectada por más de dos meses de guerra en Ucrania, donde la rápida toma de Kiev planeada fracasó en un marasmo de fallos logísticos y estratégicos y deficiencias operativas, Bauer afirma que la OTAN no debe quedarse tranquila. «Los rusos se creyeron sus propias tonterías [sobre Ucrania] . . . Espero que no lo hagan, pero habría que suponer que se preparan adecuadamente [para atacar a la OTAN]», dice Bauer. «Si antes pensabas que eran de 3 metros de altura, hay que tener mucho cuidado para no decir que ahora son de 2 metros», dice. «No creo que sea prudente subestimarlas.»
En conclusión.
Claro, la presión de las fuerzas de la OTAN en condiciones en que se probó que las fuerzas convencionales rusas son débiles porque no lograron a instalar un gobierno «pro-ruso» en Ucrania ni dividir el país en dos… deja pocas alternativas a los militares rusos que probar sus fuerzas con armas nucleares tácticas.
En otras palabras, se probó que Rusia no puede librar un conflicto convencional a gran escala o prolongado, entonces, para probar su hegemonía geopolitica y proteger sus intereses, se acerca el escenario del uso de armas nucleares tácticas.
Así es la estrategia actual de la OTAN y de los EE.UU. Ahora veremos el pilar central de la estrategia de las fuerzas rusas.
La estrategia Rusa.
En su presentación estratégica del día 21 de febrero, Vladimir Putin dijo lo siguiente:
«Desde tiempos inmemoriales, los habitantes del suroeste de lo que históricamente ha sido tierra rusa se llaman a sí mismos rusos y cristianos ortodoxos.
Así que empezaré con el hecho de que la Ucrania moderna fue creada en su totalidad por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia bolchevique y comunista. Este proceso comenzó prácticamente después de la revolución de 1917, y Lenin y sus asociados lo hicieron de una manera extremadamente dura para Rusia: separando, cortando lo que es históricamente tierra rusa.
El virus de las ambiciones nacionalistas sigue entre nosotros y la mina colocada en la etapa inicial para destruir la inmunidad del Estado frente a la enfermedad del nacionalismo, estaba haciendo tictac.
Como ya he dicho, la mina era el derecho de secesión de la Unión Soviética. Es ahora cuando los radicales y los nacionalistas, incluidos y principalmente los de Ucrania, se atribuyen el mérito de haber conseguido la independencia. Como podemos ver, esto es absolutamente erróneo. La desintegración de nuestro país unido fue provocada por los errores históricos y estratégicos de los dirigentes bolcheviques y de la dirección del PCUS, errores cometidos en diferentes momentos en la construcción del Estado y en la política económica y étnica.
El colapso de la Rusia histórica conocida como la U.R.S.S. está en su conciencia. Esencialmente, la llamada opción civilizatoria pro-occidental hecha por las autoridades oligárquicas ucranianas no estaba ni está dirigida a crear mejores condiciones en interés del bienestar de la gente, sino a mantener los miles de millones de dólares que los oligarcas han robado a los ucranianos y que tienen en sus cuentas en bancos occidentales, mientras acomodan reverencialmente a los rivales geopolíticos de Rusia.
El ejército ucraniano está esperando entrar en la OTAN. … el Occidente ha explorado el territorio de Ucrania como un futuro teatro, un futuro campo de batalla, que está dirigido contra Rusia.»
En otras palabras, la estrategia de Putín es reconstruir «lo que es históricamente tierra rusa» y oponerse al derecho a la independencia nacional que formaba parte del proceso de la revolución rusa bajo los bolcheviques, y después, durante el colapso de la U.R.S.S. en 1991.
Ahora bien, este proyecto asume formas distintas según lo que piensa de Rusia hoy día.
La pregunta central, creo, es …¿Rusia hoy tiene algo que ver con su pasado «progresista»?
Y la respuesta creo es que Rusia es un país gobernado por ricos y poderosos que creen en la economía neoliberal y son nacionalistas «gran rusos». Es decir que Rusia está gobernada por su derecha oligárquica y militar.
Tomando eso en cuenta, el proyecto de resurgimiento nacional ruso es un proyecto reaccionario y los que pagan el precio son los países que van a perder su derecho a la independencia nacional y los y las trabajadores que van a pagar los costos de la austeridad neoliberal.
La Hegemonía y la Guerra.
Algunos opinan que, frente a la situación en Ucrania, habría que dar apoyo a las fuerzas rusas porque en esa forma se opone a la hegemonía de OTAN y los EE.UU.
Sin embargo, en la realidad, y tomando en cuenta que se ha mostrado la debilidad de las fuerzas convencionales rusas y por ende se ha dejado en claro que la única forma en que las fuerzas rusas podrían mostrar en verdad, su hegemonía, sería a través del uso de su poder nuclear táctico.
Apoyar a las fuerzas rusas contra la OTAN ,o apoyar a las fuerzas de la OTAN contra Rusia trae la posibilidad de un enfrentamiento nuclear.
La alternativa es estar en contra de la OTAN, estar en contra de las fuerzas rusas y apoyar al derecho de independencia nacional ucraciano, independiente de OTAN y también independiente de Putín.