
Trump: “Benditos” los malditos prepotentes
Miguel Silva
#DeFrente
¿Qué es la palabra que estoy buscando? Palabra para los que piensan que siempre tienen la razón y los que no están de acuerdo son idiotas, o peor, son traidores.
¡Síiii…, la palabra es prepotentes! O huevones prepotentes. O malditos huevones prepotentes.
Ahora bien, ¿cómo se describen aquellos que son prepotentes, pero que tienen la razón, según sus intereses, en lo que dicen? Se llaman bien ubicados. Malditos huevones prepotentes bien ubicados.
En mi opinión, Donald Trump es un maldito huevón prepotente bien ubicado, porque tiene bien claros sus intereses y actúa para ganar a los demás.
¿Ejemplos?
La globalización ha cambiado el centro de la inversión de capital desde los EE.UU. a China. Entonces Trump declaró que no estaba en sus intereses la globalización y lanzó una campaña nacionalista diseñada para devolver el centro de producción de las empresas gringas a los EE.UU. ¡Maldito huevón prepotente bien ubicado!
Parte de la campaña nacionalista es repetir, al cansancio, que un éxito para tu país es un éxito para tu empresa y así es un éxito para ti. Somos una nación y los que no son de nosotros son nuestros enemigos. Como consecuencia, el muro con México. Nuestros enemigos no son americanos. Entonces, fin de acceso al país por refugiados, la etiqueta de “terroristas” para los que no siguen sus reglas, y el anuncio que “el socialismo” está llegando a su fin definitivo. Como consecuencia la campaña contra Venezuela.
¡Maldito huevón prepotente bien ubicado!
Su medio de comunicación FoxNews no es el único medio de comunicaciones en su país, y varios de los otros medios transmiten una versión distinta de sus acciones. Entonces, nombra a los trabajos de esos medios la obra de traidores a la patria y dice que su «Fake News” es un intento de crear mientras cuando FoxNews dice la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
¡Maldito huevón prepotente bien ubicado!
¿Por qué no nos hacernos una pregunta?
¿Por qué no nos preguntamos por qué Barack Obama no actuaba en la misma forma que Trump?
Porque manda el mismo país, con las mismas empresas, la misma población, el mismo pasado.
Y creo que la respuesta nos abre el secreto de la caja de Pandora del Trump. Porque no estaba claro durante la época de Obama cuáles han sido las consecuencias de una década y tanto de globalización, políticas neoliberales y austeridad. Por ende, Obama podría seguir con acciones y políticas de esa época.
Ahora, la película queda mucho más clara. Queda claro que la globalización y el neoliberalismo no ha creado un nuevo mundo exitoso, sino un mundo estancado. Y el estancamiento exige acciones novedosas. ¡Aparece Trump, el rubio billonario maravilloso con todas las respuestas!
¡El nuevo Mesías!
¡Maldito huevón prepotente bien ubicado!
La obra del nuevo Mesías no es conversar, dialogar, hacer acuerdos con el apoyo de todos.
NO. La obra de Trump es dirigir y crear un nuevo futuro del nuevo país Estados Unidos de América 2000.
Lo que exige es la Fe. La fe en un futuro nuevo, donde el sueño americano va a ser verdad, de verdad. Fe en las tradiciones (y por ahí la alianza con las iglesias evangélicas de derecha), y Fe en él.
¿Tiene algo de razón?
Por supuesto. Pregunta a los que votaron por él, los que han sufrido las consecuencias del neoliberalismo y la globalización y los malos sueldos impuestos durante la década a de los 1990.
¡Por supuesto necesitamos un futuro nuevo!
Ahora bien, el nuevo mundo que predica Trump tiene que poner fin a muchas cosas que han dejado su país en la situación tan triste que ÉL tiene que arreglar.
Por ejemplo, un sistema de salud para los pobres. Igualdad para los latinos y los negros. Derecho al aborto para las mujeres. ¡Para crear el nuevo futuro, hay que poner fin al pasado!
En ese sentido, a Trump le gusta Bolsonaro de Brasil y Guaidó de Venezuela, porque también quieren poner fin al socialismo, que en sus ojos son lo mismo que la corrupción.
A Trump le gusta a Netanyahu de Israel, porque también quiere dar la tierra a la gente que la merece y sacarla de los “terroristas”.
A Trump le gusta Mohamed Bin Salmán de Arabia Saudita, porque es un buen socio y quiere ayudar en volver a crear su gran país americano.
Entonces, para crear un futuro nuevo, Trump quiere poner fin al pasado. En ese sentido lleva algo de la política de los fascistas consigo. No es un político “normal”, sino quiere cambiar las reglas del juego. Pero nunca tanto, porque lleva ejecutivos de las empresas del petróleo en su grupo central. Por eso no cree en el recalentamiento global. Y la mayoría de sus asesores son billonarios. Por eso no cree en intervenir en los lujos de los ricos, sino cree que aumentar esos lujos va a traer más ventajas para todos. ¡Cómo va a tratar mal a las gallinas que pones los huevos de oro!
Los fascistas son un movimiento que quiere, dentro del sistema capitalista, revolucionar la vida. Quieren convertir los sindicatos en aparatos del Estado, como si fueran un sector más de las AFP. Quieren eliminar “derechos” y en su lugar imponer “deberes”, como en el lugar del derecho de aborto, imponen un deber de crear una familia fiel a las tradiciones. Comparten esa Fe que lleva y exige Trump, pero lo llevan mucho más allá. A la calle, a la casa, a la pega. A la mezquita y la sinagoga.
¿En qué quedamos con el Trump o su gente entonces?
Son una reacción al fracaso del neoliberalismo y la globalización. También nosotros.
Ellos o nosotros somos el nuevo futuro.