
Syriza, Grecia y la Troika (II Parte)
Por Felipe Oscar Lagos Díaz
PARTE II: EL LABERINTO DE CRETA: DÉDALO, ÍCARO Y EL MINOTAURO
4. CRISIS Y AUSTERIDAD, PROTECTORADO E INSEGURIDAD.
De los países de la Eurozona, Grecia ha sido la víctima más afectada tras la crisis de 2008. Su producción nacional se redujo, la tasa de desempleo aumentó y los servicios sociales se comprimieron. Los intentos de “rescate económico”, implementado a través de los Tres Memorándum de La Troika, se desplegaron entre 2009 y 2018, los dos primeros sin lograr resultados beneficiosos y el tercero permaneciendo como un proyecto inacabable.
¿Cuáles fueron las causas que profundizaron la crisis? ¿Existieron factores internos o externos? ¿Por qué tras la aplicación de dos programas de ajuste macroeconómico se necesitó aún un Tercer Memorándum? ¿Y por qué lo que sucede en Grecia ha sucedido también en otros países, como España y Portugal, aunque con menor dramatismo?
Desde la entrada del país a la Unión Europea (UE), los gobiernos griegos no tuvieron un papel protagónico en la conformación de las reglas de la comunidad. Hubo más bien una comprensión del proceso como un medio para negociaciones que permitieran introducir capital al país y financiarlo por medio de “fondos” y “paquetes”[1]. A esta idea de prosperidad financiera, se suma el imaginario de acceso a “la modernidad política y económica”, aunque, teniendo la misma moneda que franceses o alemanes, la calidad de vida y los derechos sociales de los griegos son sustantivamente menores.
La actitud pasiva en la comunidad internacional se conjugó con un fuerte clientelismo interno, entre los gobiernos y la sociedad, ya sea a nivel empresarial como a nivel de sindicatos. Esto hizo que el país no estuviera preparado para enfrentar un periodo de recesión y austeridad en su política pública.
Esto derivo en que el plan de rescate a Grecia fuese al mismo tiempo el mayor de la historia de la UE y con el menor éxito, lo que, a su vez, ha dado pie para que se generaran nuevas reflexiones, propuestas y acciones en torno a un cambio institucional en el sistema de la comunidad internacional, expresando así que las causas de la crisis son tanto internas como externas, responden a la responsabilidad de Grecia como de la misma Eurozona.
Asimismo, la dependencia económica y su baja producción nacional, el imaginario modernizador generado por su pertenencia a la Eurozona y la cultura clientelar entre gobiernos y sociedad, hace que el abandono del euro sea casi imposible sin una crisis general de Estado griego, a diferencia, por ejemplo, de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado Brexit.
En el manejo de la crisis y la instauración de la austeridad, La Troika ha actuado como si se tratara de problemas esencialmente técnicos y sin considerar a la sociedad, y esto lo ha hecho en cada país donde ha intervenido. El gran ejemplo de esto fue haber actuado con revanchismo tras un acto profundamente democrático como el Referéndum de 2015. Lo mismo se puede reflexionar en el caso de los recortes en salud y pensiones, donde están involucradas millones de personas enfermas y adultos mayores. Esta es una de las principales razones por la que las políticas neoliberales afectan la seguridad de una nación. En este sentido, el concepto de “seguridad” no sólo debe hacer referencia a las fuerzas de orden público, sino a la calidad de vida y los proyectos de futuro.
Bajo estas condiciones, los movimientos sociales anti-austeridad, euro-escépticos y hasta fascistas como el movimiento y partido político Amanecer Dorado, encuentran un espacio factible de crecimiento y legitimidad.
Pero eso no le importó a La Troika y en el momento mismo de la llegada al gobierno por parte de Syriza, el Banco Central Europeo (BCE) endureció las condiciones de préstamos bancarios, en paralelo a la huida de capitales del país debido a la campaña comunicacional hostil contra la candidatura de Alexis Tsipras en 2014.
Una vez en el gobierno y durante las negociaciones entre los meses de enero y junio de 2015, La Troika no generó ningún aporte económico a Grecia, lo que llevó a Tsipras a tomar la decisión de recaudar casi todos los fondos de las instituciones públicas como hospitales, escuelas, municipios y universidades, para entregarlos al BCE y al FMI como muestra de su voluntad de pago y solicitud de llegar a un acuerdo. “Grecia ha sido el único país en el mundo que ha pagado su deuda pública de esa manera. Ningún líder griego había hecho eso antes, aunque, por supuesto, ni a Papandreou [PASOK] ni a Samaras [ND] se le habían negado los fondos de rescate. Pero es instructivo que Tsipras prefiriera entregar ese dinero antes de considerar la posibilidad de una ruptura”[2].
Después de la claudicación de Tsipras tras el Referéndum y la aceptación del Tercer Memorándum, Grecia se convirtió en una especie de protectorado de La Troika, que comienza desde ese momento a ejercer una soberanía sobre el país: impone su paquete de austeridad; restringe el poder legislativo en cuanto a leyes que pudieran afectar las decisiones económicas; y genera órganos independientes del gobierno en términos de recaudación de impuestos, dirigidos por personas elegidas por decisiones extranjeras[3].
De este modo, las condiciones de la calidad de vida y la planificación de los proyectos futuros, no sólo son enajenadas de personas y familias, sino del propio Estado y la Nación griega, profundizando la enorme inseguridad colectiva surgida tras la crisis, ascendiente con la austeridad y consolidada con la instauración del protectorado y la pérdida de soberanía política.
5. FASCISMO Y REFUGIADOS, EUROPA Y LA IZQUIERDA
Amanecer Dorado es un partido político de extrema derecha, euroescéptico, antisemita, anti-emigrantes, homofóbico y anti-sindical. En las elecciones de 2015 obtuvo 6,28% en enero y 6,99% de los votos en julio, es decir, alrededor de 500.000 griegos le dieron su apoyo, obteniendo 18 parlamentarios (de 300) y quedando como el tercer partido más votado, aunque bastante atrás de partido derechista Nueva Democracia (ND) y de Syriza. En el análisis de mapas por distritos electorales duplicó la votación especialmente en las islas del mar Egeo, Lesbos y Kos, abrumadas por miles de refugiados y migrantes que huyen de los conflictos y la pobreza. Sólo a Lesbos llegaron 550.000 migrantes en 2015, de los 851.319 que entraron en el país[4].
Tras el resultado electoral, uno de sus líderes, el ex marino Ilias Kasidiaris, señaló: “Amanecer Dorado no es ya un movimiento de protesta, sino un movimiento de poder”[5].
El resultado generó sorpresa y consternación en muchos analistas, políticos y dirigentes sociales, sobre todo porque en los años 2013 y 2014 varios de sus líderes habían sido llevados a juicio, imputados por dirigir una organización criminal acusada de asesinato, ataques armados, lavado de dinero y tráfico. Entre ellos estaban su fundador y Presidente Nikos Michaloliakos y su delfín y portavoz parlamentario Ilias Kasidiaris, quienes estuvieron en prisión preventiva tras admitir su responsabilidad política en el brutal asesinato de un cantante de rap antifascista, Pavlos Fyssas, en septiembre de 2013[6].
Antes de la crisis, Amanecer Dorado era un partido marginal que obtenía 0,5% de los votos[7]. Pero tras la crisis, el estallido de la corrupción política, las medidas de austeridad y el intervencionismo en la soberanía nacional, los ultranacionalistas o fascistas generaron un enorme crecimiento orgánico y lograron legitimarse ante un sector de la sociedad.
De este modo, aprovechando la situación política nacional, los miembros del partido “desarrollaron una fuerte presencia social en las principales ciudades de Grecia y, aún más importante, en las calles de sus barrios más pobres”, logrando abrir sedes por todo el país, con al menos una en la mayoría de las principales ciudades[8].
Otro de los elementos que ha permitido el crecimiento de Amanecer Dorado y las ideologías reaccionarias y protofascistas en Grecia ha sido la llamada crisis de refugiados y migrantes.
En agosto de 2015 estalló la denominada crisis de los refugiados. El fenómeno quedó en evidencia al entrar por Grecia el 85% de toda Europa, es decir, más de medio millón de personas, dirección a distintos países. Y sólo en enero de 2016 “entraron seis veces más que la suma de llegadas en ese periodo en 2014 y 2015”[9].
En condiciones económicas tan estrechas producto de la austeridad impuesta por La Troika y con poca capacidad de tomar decisiones desde el Parlamento debido al protectorado, resultó sorprendente que el pueblo griego, la sociedad civil, haya actuado de manera tan organizada y solidaria, intentando a su vez limitar el crecimiento de la xenofobia y el racismo. Esto se ha impulsado en parte desde el gobierno de Syriza, pero es innegable también que grupos de izquierda como Antarsya, organizaciones anarquistas y centros culturales antifascistas han sido protagonistas en las acciones de solidaridad.
La importancia de este movimiento solidario y popular es enorme: “Es gracias a la acción directa militante y el trabajo de solidaridad del movimiento antifa[scista] que la legitimidad social de Amanecer Dorado ha sido seriamente minada, mientras que su capacidad organizativa también ha disminuido seriamente en el proceso. La experiencia griega muestra por lo tanto la importancia de no perder terreno político ante la extrema derecha, de establecer una firme hegemonía cultural antifascista y, más que nada, de recuperar el control de los movimientos sociales sobre las calles y barrios”[10].
También las ONGs han cumplido un rol relevante. En parte, este movimiento de solidaridad desde la sociedad civil expresa y llena un vacío dejado tanto por el Estado griego como la UE: “Hay una traslación de responsabilidades; tareas que debería asumir el Estado, por muy profunda que sea la crisis, son transferidas a las ONG”[11].
Asimismo, en esto se pone de manifiesto la responsabilidad de Europa sobre la crisis Griega, puesto que sus países apoyaron a la rebelión en Siria, participaron de la Guerra de Irak y contribuyeron a destruir Libia, países de los que principalmente provienen los refugiados.
Por esta razón decir que la crisis en Grecia es parte de la crisis, o al menos, de la descomposición del proyecto de la comunidad europea, no es una equivocación. Tampoco lo es decir que entre libre mercado y democracia, entre neoliberalismo y ciudadanía, no puede haber equilibrio sostenible en el tiempo. Incluso un plan moderado, con objetivos de rescate ciudadano como el Programa de Salónica fue rechazado por La Troika. La experiencia griega también pone en evidencia que la socialdemocracia no puede ser una alternativa al neoliberalismo, es más, los derechistas nacionalistas Griegos Independiente (ANEL), compañeros de gobierno de Syriza, han votado en el Parlamento más a la izquierda que los “socialistas” de PASOK. Todo esto, por lo demás, es causa del resurgimiento de los monstruos del fascismo en toda Europa.
Conjuntamente, los posibles aliados de Grecia en Europa, ya sea en España, Portugal o Francia, fueron sumamente débiles. Y en sus propios procesos políticos y electorales encontraron enormes limitaciones. Esto es tanto o más grave cuando un sólo pueblo, una sola nación, no puede hacer frente al poder de la UE expresado en La Troika. La estrategia de un proceso de cambio en Europa debe ser supranacional.
El fallido proceso de cambio impulsado por Syriza hasta 2015 en Grecia, ha generado enormes debates en toda la izquierda europea. Del “temor al contagio” expresado por los partidos del orden neoliberal, se ha pasado al peligro de que la izquierda, frustrada y desilusionada, renuncie a procesos de ruptura y cambio radical. Por esa razón, uno de los líderes de la izquierda europea, el francés Jean-Luc Mélenchon, ha impulsado debates en torno a un plan alternativo, incluso de salida de la Eurozona y “preparación para confrontación a gran escala”. También en España se han impulsado estos debates, especialmente por el sector de los Anticapitalistas en Podemos[12].
En 2018, sin embargo, el propio Melénchon y su Partido de Izquierda (Parti de Gauche, PG) solicitó la expulsión de Syriza de la alianza “Partido de la Izquierda Europea”, haciendo referencia a la implementación de la austeridad por parte del gobierno liderado de Alexis Tsipras[13]. Esto nos parece, sin embargo, no sólo desconocer la responsabilidad de Europa en la crisis griega, sino de la misma izquierda europea y, particularmente de Francia (que no puede escapar de los tecnócratas como Macron o los socialistas neoliberales del PS, la derecha de “Los republicanos” y de los populistas de derecha de Le Pen), puesto que a diferencia de Grecia que representa apenas el 2% del PIB de la Eurozona, Francia es el segundo país más grande con el 21%, por lo que sería, junto a España con el 11%, quienes podrían hacer verdaderamente un cambio en la correlación de fuerza europea.
6. ALAS DE CERA
En octubre de 2016, con el 92% de los votos del congreso interno, correspondiente a 1.800 delegados del partido, Alexis Tsipras fue reelegido, por unanimidad, nuevamente presidente de Syriza[14].
A diferencia de lo considerado por Unidad Popular ˗la fracción de izquierda que rompió con Syriza en julio de 2015˗, para el círculo más próximo a Tsipras, la claudicación ante La Troika y el Tercer Memorándum se trató “sólo de una retirada táctica y no de una dejación de principios”[15].
Aproximados ya a un nuevo año electoral en 2019, las encuestas muestran un 77% de descontento con la gestión del gobierno y un 83% de gente convencida de que Syriza ha abandonado su proyecto original. Sin embargo, un 33% considera en dar el voto en las elecciones a Alexis Tsipras, mostrándose con una ventaja contra su seguidor más cercano, Nueva Democracia (ND), quienes obtendrían el 18%. Esta diferencia proyectada es incluso mayor a las elecciones de 2015[16].
Otras visiones plantean lo contrario: “las encuestas parecen dar mayores intenciones a ND y se prevé una ligera caída de Syriza. En esta misma línea, la batalla estaría reforzando las opciones liberales y de centro-derecha relegando, tal vez, a Syriza a una situación que podría dejar al partido fuera del gobierno en ulteriores elecciones”[17].
Aunque ambas versiones sean contradictorias, parecen coincidir en que “la cuestión no radica tanto en si Grecia logrará o no una mejora de los acuerdos actuales (algo poco probable) como la sempiterna cuestión de qué discurso logrará calar en la opinión pública”[18]. Y en ambos casos, también parece que una alternativa a la izquierda de Syriza es descartada tanto por las encuestas como por los anhelos de la sociedad.
Esto nos lleva a la conclusión de que en Grecia sólo podrá haber un proceso de cambio desde una Europa ya transformada, con relaciones de fuerzas diferentes, y no como ahora, dominada por La Troika y el Estado alemán; y para que aquello sea posible se necesita tiempo y aliados internacionales[19]. Tras la firma del Tercer Memorándum, todas las acciones, tanto del poder ejecutivo como legislativo, han sido supervisadas por La Troika. Incluso fue retirado un programa paralelo impulsado por el gobierno para menguar los efectos sobre las personas que conllevan las medidas de austeridad: “cobertura médica para los excluidos, células de apoyo a la población vulnerable en ayuntamientos; sopas populares sufragadas por el Estado, prorrogadas durante un año; una factura social de electricidad. Es decir, una especie de política del mal menor. La comisión técnica del Eurogrupo logró que el Gobierno retirara esta propuesta sólo tres días después de presentarla en el Parlamento”[20].
Debido a la situación de protectorado que rige sobre Grecia, el poder ejecutivo liderado por Tsipras sólo ha podido impulsar leyes que no signifiquen costos fiscales: “reforma del sistema penitenciario; cierre de los centros de detención de extranjeros; concesión de la nacionalidad a la segunda generación de inmigrantes o la homologación de las uniones de hecho homosexuales”[21].
A mediados de 2017 se vencieron nuevos plazos de pago de la deuda, y La Troika, específicamente el FMI, comprometía una nueva cantidad de dinero a cambio de que el gobierno griego impulsase más políticas de austeridad y nuevas privatizaciones. Evidentemente, a dos años de la firma del Tercer Memorándum, esto pone de manifiesto que la deuda griega es impagable y que más bien busca definir y concretar políticas neoliberales en los países de la Eurozona. Por esta razón, desde ese año, nuevamente, han surgido voces que plantean la necesidad de reconsiderar la salida de Grecia de la Unión Europea, entre ellos se encuentra Nikos Xydakis, Secretario de Estado de Grecia para asuntos europeos[22].
En junio de 2018, La Troika ha permitido a Grecia ampliar el plazo de la deuda en diez años más, incluido el pago de intereses, además de que le proporciona un “colchón” de efectico de 24.000 millones de euros para afrontar problemas urgentes[23]. No sólo esta solución se podría haber ofrecido en 2015 y haber evitado el enorme deterioro de la calidad de vida de la población griega, pero se actuó con revanchismo y se intentó hacer de Grecia un ejemplo negativo, tanto por haber gestionado sus cuentas públicas tan mal antes de Syriza, como, con Syriza en el gobierno, haber desafiado el poder neoliberal. Además, no cabe duda que con esto se busca proyectar el control de La Troika en la soberanía de Grecia.
Respecto a las cuentas públicas, en 2018 las estimaciones internacionales apuntan a que su economía crecerá entre un 2% y 2,5%, lo que es un avance significativo. Pero se considera que el país “sigue afrontando riesgos respecto a su estabilidad financiera. Grecia está ahora en vigilancia reforzada”[24].
La extensión del plazo de la deuda fue aprobada a partir de un nuevo paquete de reformas, privatizaciones y medidas de austeridad, recortes de jubilaciones y sueldos, el que fue admitido por Syriza y Griegos Independientes (ANEL), desde el Parlamento. Al respecto, Tsipras señaló: “Es la última vez que votamos una ley que no es voluntad de nuestro Gobierno sino resultado de la negociación con las instituciones acreedoras”[25].
A lo largo del proceso de las promulgaciones de las leyes y la extensión de la deuda, se realizaron multitudinarias manifestaciones en contra del gobierno. Sindicatos, estudiantes, el Partido Comunista (KKE), los anticapitalistas de Antarsya, grupos anarquistas y otras organizaciones estuvieron presentes.
A pesar de una extensión de la deuda por diez años, Grecia, su gobierno y parlamento, vuelve a retomar la capacidad relativa de decisiones políticas y económicas soberanas, que probablemente se orientaran a mejorar la calidad de vida de las y los ciudadanos y seguir combatiendo la corrupción. Pero esa soberanía queda limitada por la Unión Europea misma y sus reglas[26]. Por lo que las capacidades de Syriza para afrontar con una política alternativa el nuevo periodo político ˗como las alas creadas por Dédalo para sí y su hijo Ícaro para escapar del Laberinto y del Minotauro˗ son de cera.
Indiscutiblemente, los efectos sociales negativos en Grecia son enormes y la misma izquierda no se libera de ellos, ya que, por ejemplo, los jóvenes han migrado a otros países, es decir, la juventud necesaria para recomponer un proyecto de izquierda tan frustrado como el de Grecia está ausente.
Y desde 2016 a la fecha, el gobierno de Syriza ha gastado más energía en recuperar la confianza de los mercados para atraer inversores extranjeros que en recomponer una alternativa de izquierda antineoliberal
(Ver parte I aquí)
Fuentes
[1] Lyberaki, Antigone y Tinios, Platon. La crisis griega 2010-18: una visión desde dentro. En: http://www.lse.ac.uk/Hellenic-Observatory/Assets/Documents/Publications/Books/2014-15/La-Crisis-Griega-2010-18-Una-Vision-Desde-Dentro.pdf
[2] Ibíd.
[3] Ibíd
[4] Sánchez-Vallejo, María Antonia. La Crisis de los Refugiados enfrenta de nuevo a Grecia con Europa. En: https://elpais.com/internacional/2016/01/29/actualidad/1454099450_600648.html
[5] Smith, Helena. Neo-fascist Greek party takes third place in wave of voter fury. En: https://www.theguardian.com/world/2015/sep/21/neo-fascist-greek-party-election-golden-dawn-third-place
[6] Oikonomakis, Leonidas. Amanecer Dorados: la noche que lo cambió todo. En: https://www.elsaltodiario.com/grecia/neonazis-amanecer-dorado-noche-cambio-todo
[7] Smith, Helena.
[8] Oikonomakis, Leonidas.
[9] Sánchez-Vallejo, María Antonia. La Crisis de los Refugiados enfrenta de nuevo a Grecia con Europa.
[10] Oikonomakis, Leonidas.
[11] Sánchez-Vallejo, María Antonia. La Crisis de los Refugiados enfrenta de nuevo a Grecia con Europa.
[12] Kouvelakis, Stathis.
[13] Lantier, Alex. ¿Por qué Mélenchon quiere expulsar a Syriza del Partido de la Izquierda Europea?
[14] Sánchez-Vallejo, María Antonia. Tsipras es hoy más fuerte y ya no está solo. En: https://elpais.com/internacional/2016/10/17/actualidad/1476701372_078996.html
[15] Sánchez-Vallejo, María Antonia. La ‘retirada táctica’ de Tsipras. En: https://elpais.com/internacional/2016/02/06/actualidad/1454764947_306849.html
[16] Alba Rico, Santiago. Syriza, Grecia y el reformismo en un solo país. En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202518
[17] Pamies, Joan Carles y Muñoz González, Pablo.
[18] Ibíd.
[19] Alba Rico, Santiago.
[20] Sánchez-Vallejo, María Antonia. La ‘retirada táctica’ de Tsipras.
[21] Ibíd.
[22] Pamies, Joan Carles y Muñoz González, Pablo.
[23] Blazquez, Pilar. Grecia dice adiós al rescate: ¿solución correcta o patada adelante? En: https://www.lavanguardia.com/economia/20180820/451386118412/grecia-rescate-mercado-tsipras-economia.html
[24] Ibíd.
[25] Efe Agencia. El Parlamento griego da luz verde a las últimas reformas previas a la salida del rescate. En: https://www.efe.com/efe/america/economia/el-parlamento-griego-da-luz-verde-a-las-ultimas-reformas-previas-la-salida-del-rescate/20000011-3648798
[26] Haack, Ingris. Grecia sale de la era de los rescates y toma las riendas de su futuro. En: https://es-us.noticias.yahoo.com/grecia-sale-rescates-toma-riendas-futuro-090100241–business.html