
Sobre la huelga de camioneros: La fragmentación de la derecha y los tiempos que vienen
Por Pablo Parry
#DeFrente
Como bien diría Marx, la historia se repite dos veces: Primero como tragedia y luego como farsa. En nuestro caso, y mirando el pasado reciente, la tragedia fue el paro de los camioneros de Octubre de 1972 contra el gobierno del Presidente Allende, antesala del peor genocidio cometido contra nuestro pueblo y que dio paso a una de las tiranías más sanguinarias del continente.
Pues bien, a esta desgracia ahora le sigue su tramoya. Ahora, en una versión caricaturesca del paro del 72´, los transportistas vuelven, en un tono que colinda con el fascismo, a amenazar con una huelga general y a dejar (cito) al país sin «un kilo de azúcar ni un kilo de arroz» a partir de este jueves, esto en plena pandemia y en una de las crisis económicas más dramáticas de nuestra historia reciente.
Dejando de lado el hecho que en cualquier país con un gobierno mínimamente interesado por el bienestar de su pueblo requisaría en el acto a las empresas de transporte, me parece de capital importancia resaltar un hecho que marca la diferencia con movilizaciones pasadas por parte de este gremio, y es que, a diferencia del paro contra la Unidad Popular, donde las derechas con el apoyo financiero de la ITT y el gobierno norteamericano, actuaron de forma unida y en bloque, hoy, esta huelga se da en un momento de divisionismo de la derecha de cara al inminente plebiscito de octubre, en donde la posibilidad de una derrota histórica está encima de la mesa hace rato.
Lo anterior se evidencia en los gestos que han dado sectores del oficialismo en torno a este paro. Mientras vemos a la presidenta de la UDI criticando de forma tibia la huelga de los transportistas, vemos al Ministro Bellolio afirmando que esto no sería una huelga contra el gobierno, más allá de las críticas por parte de los gremios de camioneros que apuntan directamente al Ministro del Interior y al gobierno nacional de no haber sido lo suficientemente «duro» en cuanto a la represión de las organizaciones mapuches que operan en la zona (entendiendo por duro el aplicar la luma y el fusil en este caso, que es lo que en el fondo anhelan)
De este modo, el paro general de los camioneros es otra expresión más de las fisuras que enfrenta la derecha en la coyuntura política actual. Fisura que, al mismo tiempo, revela una diferencia táctica al interior de los sectores reaccionarios, entre aquellos que buscan controlar el proceso constituyente y anular su carácter transformador, y entre los que buscan a toda costa no realizar el plebiscito y anular el proceso de cambio constitucional, como ya reiteradamente lo han afirmado quienes encabezan esas posiciones (tales como el ala más dura de la UDI y el propio José Antonio Kast).
Bajo ese marco, es entendible que la derecha más extrema apoye expresiones reaccionarias de este tipo. Si se trata de generar zozobra en la población, la estrategia de un paro del transporte es la excusa perfecta para generar condiciones de escasez y hambre que necesariamente desencadenen en situaciones de desobediencia civil, dando pie a más represión por parte de las fuerzas policiales y militares y (eventualmente) a conseguir un pretexto para detener el plebiscito.
Dadas estas circunstancias, la principal tarea de las fuerzas populares es denunciar los intentos de desestabilización del orden democrático y de someter al hambre a nuestro pueblo. Debe rechazarse cualquier intento de detener u torcer el proceso constituyente en curso por parte de la extrema derecha, a la par de mantener la movilización y la solidaridad de clases frente a la situación económica y sanitaria. La posibilidad de un triunfo arrollador en el plebiscito de Octubre depende de aquello.
Imagen extraída de diarioconcepción.cl
Erika Phillips
El paro de los camioneros cuenta con el apoyo del Presidente comó un obtáculo más para impedir el Plebiscito.