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“Si el movimiento estudiantil se sigue desinflando es porque quienes han sido sus dirigentes han caído en lógicas de la política tradicional”

Rodrigo Rivera lideró la lista frenteamplista que triunfó en las recientes elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad Diego portales, FEDEP. Militante del Movimiento Autonomista, en esta conversación nos relata cuál debe ser el rol del movimiento estudiantil los próximos años y el futuro del Frente Amplio en la lucha contra la educación de mercado.

 

Por Pablo Parry

 

#DeFrente: El FA sacó un 20% de los votos, lo cual significa 20 diputados y un senador. ¿Es este el comienzo de un nuevo ciclo politico? ¿Cuáles son los desafíos que se avecinan para el futuro más próximo de la coalición?

 

Cuando uno habla de la apertura de un nuevo ciclo político habla de un concepto más grande que el resultado de una elección. Los movimientos sociales organizados, surgidos hace 10 o 15 años, han tenido la capacidad de instalar ideas en la población, las cuales se han convertido, de alguna manera, en sentidos comunes. Por eso consideraría el resultado electoral como una etapa más de este ciclo politico que se inicia el 2006, con las primeras grandes movilizaciones estudiantiles, que después pasaron por los temas de medioambiente con HidroAysén y con Freirina, siguieron el 2011 nuevamente con el tema estudiantil, de la diversidad de género, de las AFP, de la salud… todas estas son muestras  de que en el fondo el Chile de los ‘90, de la transición, ya se está agotando. Hay una ciudadanía mucho más empoderada, una ciudadanía que hoy demanda y que de alguna manera le hace una crítica a esta idea neoliberal de que el mercado se haga cargo de todos los aspectos de nuestras vidas.

Diría que más que un nuevo ciclo politico, esto es una etapa más de este nuevo ciclo politico que se viene viviendo de hace ya 10 años y hoy día el gran desafío que va a tener el FA corre por dos caminos: primero, una cuestión más orgánica, tiene que ver con la capacidad de mantenerse unido y de consolidar y hacer crecer el espacio del FA; por otro lado, está la pega política, que tiene que ver con hacerse cargo de entregar una alternativa realista en términos políticos al pueblo chileno. Hoy día nosotros hablamos de que queremos darle una salida al neoliberalismo en Chile, pero parece que no tenemos claro qué es lo que queremos, si queremos un modelo socialdemócrata como el europeo o vamos a apostar por una propuesta de carácter socialista del siglo XXI, como los procesos que se han vivido en los países de Latinoamérica. Ahí está el gran desafío, hoy  nosotros sabemos que hay que hacer retroceder al mercado, pero creo que el FA tiene que ponerse en la perspectiva de ser gobierno en 5 a 10 años más y estar en la primera línea política chilena, sea en la institucionalidad o en los movimientos sociales, por los próximos 50 años.

 

#DeFrente: Tú haces una dicotomía: que existe este proyecto socialdemócrata y uno más asociado a lo que son los procesos nacionales populares en América Latina durante las últimas décadas. En ese sentido, ¿dirías que existen dos “almas” en el FA, las que están de alguna manera vinculadas a esas tendencias?

 

Lo conversaba con algunos compañeros y me da la impresión que en el FA existen tres almas distintas. Existe un alma socialdemócrata, la que mira hacia Europa, a la socialdemocracia escandinava, que habla  sobre derechos sociales, de aumentar el rol del Estado, pero, de alguna manera, sin tocar los pilares fundamentales sobre los cuales se erige el capitalismo. Por otro lado, creo que hay un alma de carácter más socialista, en el MA somos parte de esa alma, la cual recoge la tradición histórica del socialismo chileno.  Por ejemplo, mira con mucha atención los procesos que se han vivido en países como Venezuela y Bolivia. Finalmente, otra alma, minoritaria, que es de carácter populista y aquí veo a Igualdad y a Nueva Democracia, quienes recogen esa vertiente popular y nacional de algunos procesos que se han vivido en América Latina, pero que no están en la misma línea de elaboración de una propuesta socialista del siglo XXI desde una perspectiva chilena. Estas dos últimas almas podrán congeniar un poco y tendrán diferencias con el alma socialdemócrata, pero creo que es bueno señalar estas tres diferencias.  Hay diferencias en lo que dice Igualdad y lo que dice el MA, por ejemplo.

 

#DeFrente: En términos de resultados electorales después de esta elección, ¿cómo quedó la correlación de fuerza entre esas tres posturas?

 

Hay un predominio del sector más socialdemócrata, encarnado por Revolución Democrática, quienes son los que cuentan con más representación en el Congreso. Ahora, cuando hablo de socialdemocracia no lo digo como algo peyorativo. Yo por lo menos no me siento socialdemócrata, pero creo que hoy día tenemos que aprender a convivir con la socialdemocracia, en especial en el contexto chileno.

Por lo pronto, el pueblo más socialdemócrata es quien tiene mayor capacidad de acción al interior del FA. RD es el partido que más ha trabajado y el que hace más tiempo ha trabajado, desde las fuerzas nuevas que componen el FA, para tener los resultados que tienen. Entiendo que existen fuerzas que son más antiguas, como el Partido Igualdad o el Partido Humanista, pero probablemente RD ha sido el partido que, no sé si tiene más claridad, pero que sí le ha puesto más empeño a la representación parlamentaria. La contribución que han hecho como partido, la posibilidad de que ellos se constituyeran para que tuviéramos primarias como FA, habla de que hay una especie de ventaja cualitativa que es distinta a la que tienen las otras fuerzas.

Por lo tanto, hoy día no veo con preocupación que RD tenga más diputados que nosotros, lo que sí me preocupa es cómo nos perspectivismos desde el MA para que el día de mañana logremos tener más presencia y fortalecer el polo socialista que hay dentro del FA. Eso es lo que más me preocupa, no en términos negativos, sino que en el fondo creo que el gran desafío del MA y de otras fuerzas del FA es consolidar una alternativa socialista que tenga capacidad de disputarle al polo socialdemócrata, en bueno términos evidentemente, y también de instalar sentidos comunes en la población y ganar apoyo de la población.

 

#DeFrente: No crees que eso debe un poco al tipo de electorado que tenemos, porque igual nuestro electorado votaba antiguamente por la Concertación…

 

Sí, creo que una parte votaba por la Concertación, pero también creo que una parte importante era un electorado que no iba a votar, gente que no veía una alternativa distinta al consenso neoliberal, ya que en el fondo la Concertación y la derecha representan eso, matices más, matices menos. No creo que sean lo mismo, pero por un lado tenemos la ortodoxia neoliberal y por otra a aquellos que han querido maquillar el modelo neoliberal, con cambios que han significado mejoras, pero que en lo sustancial, no ha significado un cambio de modelo.

La gran tarea que va a tener el FA es, más que apostar a un electorado distinto, el de configurarse como una herramienta capaz de llegar a más personas. Si no tenemos un electorado más masivo es porque no hemos tenido la capacidad para atraer a ese cincuenta y tanto por ciento de personas que hoy no vota. Por ahí va, por cómo somos capaces de seguir incluyendo a actores que hoy no ven en la política una herramienta de transformación de la realidad en la que viven.

 

#DeFrente: Hablemos de los movimientos sociales ahora. En las recientes elecciones de la FECH, Alfonso Mohor ganó por un margen estrecho. Estuvieron a punto de quedarse bajo el quórum. En la Portales, si no me equivoco, Consiguieron más de 1.500 votos como lista. ¿No crees que existe una cierta despolitización, porque de alguna manera el movimiento estudiantil se ha ido quedando abajo del tren?

 

El movimiento estudiantil en los últimos 5 o 6 años ha ido progresivamente desinflándose, y eso evidentemente es responsabilidad de todas y todos los que hemos estado involucrados en él, sin distinción. Sería una irresponsabilidad echarle la culpa a las juventudes políticas de la NM, cuando la conducción del movimiento estudiantil en el último tiempo ha estado en nuestras manos, en nuestro sector. En ese sentido, creo que hoy día tenemos grandes tareas, hay que volver a politizar el espacio universitario, hay que volver a hacer que la gente participe, lograr encontrar la fórmula que permita que más gente se sienta convocada. Porque me da la sensación de que si el movimiento estudiantil se sigue desinflando es porque, en su interior, quienes han sido dirigentes han caído en lógicas de la política tradicional.

 

#DeFrente: ¿Cuáles serían esas lógicas?

 

Las disputas entre piños sin un trasfondo político. La idea de estar en una dirigencia para figurar sin hacer una tarea política concreta. Ese tipo de cosas son las grandes falencias que hemos tenido y que explican por qué la gente no ha seguido participando. Acá en la UDP nosotros tenemos un quórum que derechamente es vergonzoso. En la FECH piden el 40%, aquí pedimos el 10%. Si bien votó más gente de la que votaba en la elección anterior, votaron algo más de 3.000 estudiantes. Es preocupante que nuestros estatutos sólo nos pidan el 10%, ya que criticamos sin mucha vergüenza los procesos de elección que se dan a nivel nacional, en los que mucha gente no participa, pero cuando vamos a los datos duros, vemos que en la Portales vota el 20% y en la Chile cumplen con suerte el 40%. El único caso que escapa a esto es la UC, donde vota el 60%, pero en ese caso -a mi entender- se explica por la composición social de esa universidad. Se ha demostrado que a mayor nivel economico, es más probable que una persona vote. Por lo tanto, si bien la UDP y la Chile son universidades elitizadas, donde hay sectores económicos medios y altos, la Católica está un paso más adelante en ese sentido. Nosotros dijimos esto en la campaña: tiene que ver con volver a politizar el espacio estudiantil y volver a demostrarle a los y las estudiantes de las universidades de todo Chile que podemos ser una herramienta para cambiar la realidad en la que vivimos.

 

 

#DeFrente: Pero la pregunta es cómo somos capaces de ir rearticulando esos espacios, porque la sensación que queda es que a nivel público hemos ido perdiendo el apoyo que alguna vez tuvimos. Algunos casos, como el de la Universidad Alberto Hurtado, el año 2016, con acusaciones de violencia de género, ¿nos deslegitimaron un poco?

 

Aquí hay que hacer varias cosas. Primero, hablar en un lenguaje común. Uno de los problemas del activo politico estudiantil es que habla en un lenguaje muy complejo, desde la academia, desde la ideologización y no creo que la ideología per se sea mala, el problema es cuando convertimos todo nuestro discurso y todos nuestros planteamientos en llamamientos que son prácticamente dirigidos siempre a un mismo sector. En palabras concretas, ¿qué estamos haciendo? Nos hablamos a nosotros mismos, no a la mayoría de la gente.

Necesitamos otro lenguaje, poner en términos sencillos los problemas que tenemos. Nosotros vimos en la campaña de que la gente se va dando cuenta de los problemas que tiene la universidad. Y sabe que hay problemas, pero esos problemas los identifica en la medida en que hablamos desde lo concreto, no desde lo abstracto. Entonces, ¿qué creemos nosotros?, ¿cuáles son los caminos para hacer eso?. Primero, problematizar los problemas de la universidad en palabras sencillas, de manera que la gente entienda que hay problemas y eso le produzca ganas de hacer algo para solucionarlos; y, luego, conectar ese problema local con la problemática nacional, que es una cosa más abstracta.

Nosotros decimos que si tenemos problemas al interior de la Universidad, por ejemplo, con el sistema SAP o cómo es la respuesta de la universidad ante los accidentes, estas cuestiones se pueden hacer porque hay un modelo de mercado que nos ve como clientes y que mientras nosotros paguemos, no tengamos deuda y vayamos a clases, eso es lo único que les interesa. No les interesa el bienestar integral de los estudiantes.

Siempre hablamos del resto de los estamentos a partir de lo que nosotros esperamos que esos estamentos sean. Cuando nosotros hablamos del estamento de los académicos, prácticamente pensamos que ellos se van a querer organizar igual que nosotros. Cuando uno habla con representantes del mundo académico, muchas veces sienten que el discurso estudiantil se entromete demasiado en cómo debiese organizarse el mundo académico. Eso de partida te pone una barrera para relacionarte con ellos y así mismo creo en la relación con las autoridades. Aquí no creo que hay que ser condescendientes, el problema es que ahí hay dos postura demasiado extremas: por un lado, de que nunca hay que tener relaciones con las autoridades, de que no vamos a conseguir nada, de que los espacios institucionales no sirven pa nada; y, por otro lado, ser casi condescendientes y decir sí a todo lo que proponen las autoridades. Hay que entender que las autoridades son parte de la U, parte del país y por tanto tenemos que tener algún tipo de relación con ellos y esa relación tiene que ir pensada en que podemos conseguir algo.

Creo que en la UDP podemos conseguir algo. No sé si armar la universidad más democrática del mundo, pero sí podemos conseguir ciertos avances en materias puntuales. Si vamos con una propuesta clara, si hablamos con las autoridades lo que hay que hablar, se pueden conseguir avances. Pero hay que terminar con estas actitudes de que todo lo que podamos hacer con las autoridades va a ser una derrota para nosotros, porque eso más que depender de las autoridades, va a depender de la forma en la que seamos capaces de articularnos como estamento estudiantil y de presionar con las herramientas que tenemos.

 

#DeFrente: ¿Qué rol piensas que el FA tiene que cumplir en esta apuesta de rearticulación  del movimiento estudiantil?

 

El FA tiene la gran virtud de contar con muchas personas que son parte de proyectos colectivos. En ese sentido, yo reivindico la militancia. Creo que al movimiento estudiantil y a la sociedad en general le hace falta militancia. Comprometerse más con una causa, con una idea. Entender que el aporte que hace no es simplemente individual, sino que es un aporte que uno puede hacer en el marco de algo que es colectivo. En ese sentido el gran aporte que puede hacer el FA es poner a disposición su militancia al servicio de los objetivos que anteriormente mencioné. Nosotros tenemos un capital muy importante y es que a diferencia de esa desconfianza que se tiene con los integrantes de la NM, a nosotros la gente nos cree. Especialmente la gente que hoy día participa. Y eso es algo que tenemos que cuidar, porque de un día para otro se puede perder y no porque la gente cambie de opinión, sino por nuestras mismas acciones.

Hacer que más gente se involucre y el rol que tenemos que cumplir es que a partir de nuestra propia organización poder hacer que más gente se organice y más gente pueda participar. Pero esto tiene que ir de la mano con alejarse de las prácticas neoliberales de la política, como el individualismo, el egocentrismo, que le han hecho un flaco favor a un movimiento social que es probablemente uno de los más grandes que han existido en la historia o desde la vuelta a la democracia, no el más grande claramente, pero sí uno de los más grandes.

 

#DeFrente: ¿Cómo debiese el movimiento estudiantil articularse con otras demandas sociales?

 

Los conflictos en la etapa neoliberal del capitalismo que vivimos hoy en día se han ido transversalizando y han ido surgiendo nuevos enfoques que anteriormente, desde la izquierda, no eran tan mencionados y eso es positivo. En ese sentido, el gran rol que va a tener el movimiento estudiantil  con otros movimientos, en primera instancia, es de apoyo, de convocar, de informar a los públicos objetivos de cada uno de estos movimientos, de estar al tanto de lo que hacen. Y, por otro lado, tenemos que poner a disposición nuestra organización para que lo que hagan los movimientos sociales pueda tener más fuerza.

Aquí lo principal es hacer entender a la gente que si hoy día nos movilizamos por la educación, por la salud, por el medio ambiente, si nos movilizamos por los derechos de las mujeres y por la diversidad sexual, es porque hay un modelo neoliberal que genera todos estos conflictos. Entonces hay que informar para que la gente pueda tener claro que el trasfondo de todos los movimientos sociales es el mismo, que es un modelo que ha profundizado la dominación de un sector determinado de la sociedad por sobre el resto de la sociedad.

 

#DeFrente: Volviendo al movimiento estudiantil, ¿cuáles deberían ser sus principales luchas de aquí a los próximos 4 años? Por ejemplo, en el caso del CAE ¿cuál es la estrategia que debería levantar el movimiento estudiantil para conseguir su fin?

 

Lo que nosotros necesitamos hoy hacer es tener una definición clara de cuánto cuesta estudiar en Chile. Eso como movimiento estudiantil no lo tenemos, sé que es una discusión técnica, pero tendremos que meternos en eso, ya que siempre hemos dicho que queremos gratuidad universal. No se trata de hacer del CAE un mejor crédito, sino de eliminarlo. Tenemos que generar una buena política de gratuidad que no termine desfinanciando las universidades, tenemos que hacer una mejor política de educación superior para que más gente ingrese a ésta, y que haya mayores recursos disponibles en esta área. Hay un tema del CAE que es un tema más a futuro y tiene que ver con la condonación de la deuda.

Una de las grandes demandas del movimiento estudiantil para los próximos 4 años es que el Estado se haga cargo de esa deuda y que dejemos de involucrar a los bancos. Que los estudiantes no tengan el miedo a que les van a cobrar un interés súper grande, porque hoy día es un 2%  de interés, ¡pero si no te atrasas! Porque si te atrasas el interés te sube por las nubes y finalmente terminas pagando mucho más de lo que te prestaron.

En tercera instancia está también poner la problemática de género como una de las cosas centrales. La gente tiene que entender que la violencia de género es intolerable. La educación sexual no puede verse únicamente en términos reproductivos, sino que tambien en términos de las relaciones que se dan. Necesitamos que las universidades sean un espacio libre de violencia, que no se dé violencia entre estudiantes y profesores,. El problema de género va a ser central.

Y la cuarta gran tarea, que se puede dividir en dos aspectos: uno, cómo hacemos que las universidades en Chile se pongan al servicio de las necesidades de la sociedad, ergo, que los proyectos educativos de cada universidad puedan ir en función de colaborar con el país. La segunda es más individual, cómo nosotros instalamos la idea en cada estudiante que lo que viene a hacer en la universidad es a aprender y generar conocimiento y que ese conocimiento tienen que -sí o sí- ponerlo al servicio de la sociedad. Es decir, formar profesionales que se comprometen con el cambio social. Lograr que la gente entienda que si tuvieron la oportunidad de estudiar, el día de mañana tienen que retribuirle a la sociedad.

 

 

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