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«Segundo ciclo progresista en América Latina» Por Manuel Retamal

Por Manuel Retamal

La llegada de Alberto Fernández en Argentina, el triunfo de Luis Arce Catacora en Bolivia y el arribo de Andrés Manuel López Obrador en América del Norte, resultan ser el surgimiento de un futuro esperanzador para nuestra América, pero también es un escenario muy propicio para la injerencia de los EE.UU, a través de la política de Monroy.

La derecha ha impulsado con tenacidad en los últimos años la tesis del fin del ciclo de gobiernos progresistas y de Izquierda en la región, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los EE.UU se impulsó una agenda del LAWFARE (Guerra Jurídica) contra Dilma Rousseff, Luis Ignacio Lula Da Silva, Rafael Correa, Cristina Fernández y Evo Morales. Este intento por judicializar la política con delitos nunca probados, tiene la complicidad de los medios de comunicación y jueces corruptos con el propósito de reinstalar un nuevo plan cóndor (Rafael Correa) en la región.

Cristina Fernández con una muy buena maniobra política al levantar la candidatura presidencial de Alberto Fernández, logró evitar repetir lo que sucedió en Brasil con Lula Da Silva, cuando todas las encuestas lo daban por favorito en las elecciones presidenciales del 2018. En Bolivia y Ecuador las fuerzas revolucionarias y progresistas, han renovado sus liderazgos dando continuidad al proceso transformador iniciado en América Latina con la llegada de Hugo Chávez al ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela.

Los sectores conservadores de la región, en articulación con las transnacionales y el imperialismo de los EE.UU, aprovecharon los bajos ingresos fiscales en todos nuestros países producto de la crisis subprime y la baja en los precios de los principales commodities, lo que llevó a todos los gobiernos a efectuar recortes en inversiones sociales. Después de 10 años  de expansivas victorias, este es un punto necesario como reflexión política, necesitamos abandonar el estado rentista y diversificar nuestra matriz productiva, con el propósito de no depender de nuestras materias primas en lo económico, nuestros gobiernos no pueden pagar una crisis económica de la cual somos víctimas, pero sin embargo tienen un perjuicio político para los procesos de cambio.

El retorno de gobiernos progresistas y de izquierda en la región, es producto de la ausencia de un proyecto futuro en la derecha, la única oferta política de estos sectores es el retorno restaurador del fallido y decadente  plan Neoliberal, lo que ha sido rechazado en forma contundente en Argentina y Bolivia bajo la conducción de Mauricio Macri y Jeanine Añez.

Los procesos revolucionarios nunca son lineales tienen avances y retrocesos como las oleadas en el mar, con flujos y reflujos, con pasos adelante y pasos atrás, hablar de fin de un ciclo es negar la dialéctica, América Latina y el mundo están en movimiento y en disputa.

En Brasil, Colombia y Chile los gobiernos de derecha no tienen estabilidad política incluso sus gobiernos cuentan con altas cifras de impopularidad, la lucha por la independencia de estos países sigue siendo ascendente, en Colombia se ha consolidado el liderazgo de Gustavo Petro, en Brasil el Partido de Los Trabajadores, sigue siendo la principal fuerza política y en Chile surgen liderazgos como los del Alcalde de Recoleta Daniel Jadue y la Diputada Pamela Jiles.

Se fortalece un segundo ciclo Post Neoliberal en América Latina con el Triunfo de Luis Arce Catacora en Bolivia el pasado domingo 18 de Octubre, caracterizado por la recuperación del Estado, la Industrialización de la economía y  distribución de las riquezas con inclusión social. Debemos construir una alternativa concreta al neoliberalismo colonial y salvaje, esa sigue siendo la principal deuda de los gobiernos progresistas y de Izquierda, necesitamos privilegiar el valor de Uso por sobre el valor de Cambio, este proceso político es necesario y largo donde la lucha de clases juega un rol fundamental.

Chile debe conectarse con el proceso latinoamericano para volver a fortalecer procesos de integración, como lo fueron Unasur y la Celac, en nuestro país hay distintas tesis sobre las fuerzas opositoras, aún hay quienes reafirman una articulación entre todos contra la derecha, por otro lado están los caminos propios que es parte del puzle opositor. Pero también es cierto y muy válido levantar un polo de Izquierda que sea oposición al modelo económico con una clara agenda anti neoliberal que le entregue a Chile un modelo distinto al de los últimos 30 años con la intención de articular 3/3 políticos.

Equipo editorial Revista De Frente

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