El pequeño Arthur, de sólo 7 años, falleció a causa de una meningitis. Su abuelo, el ex mandatario Luis Ignacio Lula Da Silva pidió la autorización para asistir al funeral, lo cual le fue concedido, pero sólo por dos horas y bajo fuerte resguardo policial.

Uno de los hechos que más impactó fue que cientos de seguidores de Jair Bolsonaro celebraran la muerte del pequeño. Para algunos es el resultado del «karma», para otros (evangélicos en su mayoría) fue «castigo de Dios». Otros fueron más allá. como la famosa bloguera provida Alessandra Strutzel, quien escribió en sus redes: “Por lo menos una buena noticia”. Lo cual acompañó con el comentario «Un hijo de puta menos». Esto provocó rechazo incluso dentro de algunos bolsonaristas, por lo cual se vio obligada a retractarse. “Lo hice para ver si la gente era insensible o no” fue su excusa poco creíble y posteriormente cerró todas sus redes sociales.

Eduardo Bolsonaro, hijo del líder fascista, criticó el permiso para asistir al funeral: «Lula es un preso común y debería estar en un presidio común. ¿Cuándo el pariente de otro preso muera, también será escoltado por la PF [Policía Federal] para el entierro? Absurdo imaginar eso, [que] deja al ladrón en evidencia haciéndose pasar por pobrecillo», escribió en su twitter. También fue cuestionado, por lo que debió matizar sus dichos apelando sólo a la igualdad entre los presos. Fascismo en modo puro.