
«Rusofobia en las redes»: Persecución y censura a los medios de comunicación en tiempos de guerra» por Nicolás Romero
Por: Nicolás Romero
La guerra en Ucrania ha desatado una feroz campaña de persecuciones y censura en contra de quienes producen otras miradas al conflicto. Los medios occidentales hegemónicos han impulsado una campaña masiva y coordinada de desinformación, la cual ha venido acompañada a un creciente proceso de «censura tecnológica» en las principales redes occidentales en contra de medios y comunicadores. Hoy no necesitan el censor de libros ni la «quema», supuestas «agencias independientes» cuestionan la validez de las publicaciones que no caminan en su relato. O marcan perfiles de medios y de periodistas con el rótulo de recibir financiamiento del Estado Ruso. ¿Existe el mismo trato en relación a medios occidentales financiados por sus respectivos Estados?
Cacería de brujas en las redes occidentales
La red social Facebook prohibió a medios estatales rusos monetizar su contenido. La red social You Tube prohibió primero en Europa y luego en Latinoamérica y el resto del mundo, el acceso a las redes sociales acusadas de ser financiadas por el gobierno ruso, entre ellas Sputnik y RT.
Una reciente investigación «muestra cómo las empresas de relaciones públicas han usado publicidad dirigida con mensajes que llamaron aislar económicamente a Moscú y ‘detener la guerra’». La investigación señala que la campaña fue recomendada y financiada por instituciones como la Fundación Nacional para la Democracia (EE.UU.), los Ministerios de Exteriores de la República Checa y del Reino Unido, así como la Fundación Internacional Renaissance (financiada por el multimillonario George Soros).
A inicios de mes de Noviembre del año 2021 denunciamos un «ensayo» de censura selectiva efectuada por Facebook a el sandinismo de Nicaragua, a escasos días de la elección presidencial, un ensayo inicial de lo que hoy es una oleada global de censura:
«Nicaragua: eliminamos 937 cuentas de Facebook, 140 páginas, 24 grupos y 363 cuentas de Instagram en Nicaragua. Esta operación tenía como objetivo audiencias domésticas y estaba vinculada al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional [FSLN]», fue el escueto comunicado emitido por Facebook hoy, informando una ola de eliminación de cuentas de militantes, grupos, y espacios del Sandinismo…Las empresas privadas de prensa y comunicación, entre tanto, han divulgado al unísono la versión oficial de la megaempresa de Mark Zuckerberg, que por estos días comienza a implementar su cambio de nombre a «Meta».
En la misma senda, YouTube eliminó el archivo completo de “On Contact”, programa de televisión nominado a un premio Emmy, dirigido por el periodista ganador del Premio Pulitzer Chris Hedges. El programa se emitía por el canal de noticias RT América. Twitter para no quedarse atrás comenzó a «marcar» perfiles de medios y de personas acusadas de recibir financiamiento del Estado Ruso.
La oleada de censura de la que aquí sólo mostramos un botón, ocurre en un contexto donde se esta redefiniendo a paso acelerado los coordenadas de un nuevo orden global. Esta renuncia a bases fundamentales del proyecto de la modernidad eurocéntrica como son la libertad de expresión y la libertad de prensa, son más bien una muestra de debilidad que una de fortaleza. Es la impotencia de un occidente atado de manos frente al avance de un nuevo orden global, la que los lleva a recurrir a la renuncia de todo atisbo de democracia.
La cacería llegó a Chile
La condena cortesana y políticamente correcta a la invasión de Rusia a Ucrania, ha venido de la mano de un absoluto y total silencio de la clase política frente a los efectos de la censura en curso y la persecución a medios por su rol informativo en relación al conflicto. A las crecientes denuncias en redes sociales, limitación de nuestro contenido y acciones de bloqueo en contra de los contenidos generados desde Revista De Frente, se han sumado amenazas de muerte en contra de nuestro equipo depositadas con fecha 2 de abril del 2022 en nuestra página web. El ambiente pro «Rusófobo» alimentado por los medios tradicionales, comienza a delinear la retórica en contra de un nuevo «enemigo interno» al cual hay que marcar, aislar y combatir. ¿No le preocupa a gobierno entrante la restricción en el acceso a fuentes de información sobre el conflicto hoy limitados en nuestro país de manera unilateral por empresas trasnacionales? ¿No es propio de dictaduras censurar o tolerar la censura en el territorio nacional?
Urge re pensar un nuevo marco para las comunicaciones en nuestro país, uno que tenga como eje el derecho a la comunicación y a la información. Uno que respete y proteja el trabajo de los medios independientes y comunitarios.
Un nuevo marco para las comunicaciones. Resguardo a las y los comunicadores como garantía material del derecho a la comunicación
Cómo señala la declaración en solidaridad con el equipo de Revista De Frente de medios alternativos y comunitarios agrupados en torno a la iniciativa de norma «Luis Polo Lillo por el derecho a la comunicación»:
«Debido a la precariedad y desprotección con que desempeñamos la labor de prensa los medios comunitarios e independientes en los articulados propuestos en la iniciativa de Luis Polo Lillo, planteamos que la vida y salud de quienes trabajan en estos medios de comunicación esté garantizada y asegurada por el Estado. Gran parte del articulado fue rechazado por la comisión 7 de la Convención Constitucional (Sistemas de conocimiento, cultura, ciencia, tecnología, artes y patrimonio); hecho que lamentamos.»
En la misma línea el Colegio de Periodistas señaló: “La nueva Constitución requiere reconocer a la sociedad completa como protagonista de la comunicación, garantizando derechos colectivos que permitan acceder a información, generar opiniones y todo tipo de expresiones de manera oportuna, veraz, diversa y plural, y a través de todo tipo de medios”.
La confrontación global es inevitable, la crisis del poder norteamericano//occidental es algo irremontable y en su declive, tenderá a agravar sus formas directamente dictatoriales especialmente en áreas sensibles para sus intereses. La libertad de prensa y el derecho a la comunicación y la información hoy están en riesgo. Un nuevo marco constitucional podría contribuir a enfrentar la situación, también un cambio de actitud del Estado frente a medios y personas que realizamos estas tareas.