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«Reestructuración de Cancillería: Los límites de la política turquesa de Boric» por Nicolás Valenzuela 

«Cómo el hilo se corta por lo más delgado y, a pesar de que buena parte de los errores no forzados han provenido de La Moneda, los dardos se dirigen a la Cancillería para ir jalonando a la derecha la política exterior de Chile. La ausencia de una línea clara y concordancia entre el presidente y Urrejola ha sido el principal talón de Aquiles, producido en parte por el bonapartismo del mandatario y la falta de carácter de la Canciller para imponerse y ordenar a su gente.»

Por: Nicolás Valenzuela

En el reciente cambio de gabinete el ministerio con más cambios fue el de Relaciones Exteriores. Salió, cómo no ocurría hace treinta años, toda la plana mayor: la ministras Antonia Urrejola y los subsecretarios Ximena Fuentes y José Miguel Ahumada. En contrapartida, ingresan personeros vinculados a la ex Concertación. ¿Es este el fin de la política turquesa del presidente Gabriel Boricpolítica turquesa del presidente Gabriel Boric analizada en artículos anteriores? Aquí lo analizamos.

¿Los errores de Cancillería?

¿Cuáles son los principales errores que se le atribuyen a la cancillería para justificar la reestructuración ministerial? Si uno recorre los diferentes medios -derechistas- puede concentrarse en: el manejo del TPP-11; la negociación de la actualización del TLC con la Unión Europea; los nombramientos de los embajadores; las filtraciones; entre otros.

En general, la crítica de derecha está orientada a arrinconar a la lógica progresista de revisar los tratados de libre comercio para adecuarlos a la política turquesa (centrada en temas ambientales y eventuales cambios en el modelo económico), así como también ponerle piedras al camino de la integración regional. Por lo que, para cumplir con su agenda, los errores se exageran, las diferencias se magnifican, se atribuyen, sea o no cierto, las responsabilidades a la Cancillería o se hacen críticas, supuestamente, desde la diplomacia encubriendo ataques políticos a decisiones que están dentro de las atribuciones políticas del presidente.

Gabriel Boric, desde siempre, ha mostrado tener mucha sensibilidad a los ataques de la derecha y como presidente no ha modificado dicha característica. Cómo el hilo se corta por lo más delgado y, a pesar de que buena parte de los errores no forzados han provenido de La Moneda, los dardos se dirigen a la Cancillería para ir jalonando a la derecha la política exterior de Chile. La ausencia de una línea clara y concordancia entre el presidente y Urrejola ha sido el principal talón de Aquiles, producido en parte por el bonapartismo del mandatario y la falta de carácter de la Canciller para imponerse y ordenar a su gente.

En esa misma línea, el establishment nunca criticó las posiciones de Boric alineadas con EEUU, su rápido respaldo a Dina Boluarte en Perú y sus posiciones sobre la Guerra en Ucrania en la ONU, por nombrar algunas. De ahí que es esperable que, más o menos énfasis, éstas se mantengan.

TPP-11

Todos recordamos las posiciones de Boric y del Frente Amplio sobre el TPP-11 antes de las elecciones. Tras anunciarse como ministra, Urrejola planteó que el recién electo presidente estaba dispuesto a revisar el tratado. Al iniciar su periodo, el mandatario decía que el abordaje respecto de este tratado estaría sujeto al resultado de la nueva constitución. Era evidente que no había consenso al interior del gobierno y la cancillería, y estaban ganando tiempo.

Antes del plebiscito, el presidente recibía en La Moneda a la CPC y la Sofofa quienes le pidieron ratificar el tratado. Las declaraciones del subsecretario Ahumada, respecto de los marginales beneficios que traería el tratado en contraposición al alto riesgo que implicaría la cesión de soberanía a tribunales arbitrales privados, puso en alerta al sector empresarial, que ya lo tenía en el ojo por su propuesta de plebiscitar su ratificación y las side letters.

Luego de la derrota del 4 de septiembre, la presión por aprobar el TPP-11 se acrecentó, en paralelo la estrategia de las side letters se desfondó y el gobierno cedió. Primó el discurso del miedo concertacionista -Chile ya no será atractivo a las inversiones- y la ambición de la oligarquía consular chilena que ve en este convenio la posibilidad de seguir exportando capital e importando ganancias minimizando riesgos.

A la larga, la falta de claridad sobre cómo abordar el tratado fue el principal error, aunque bien vale decir que el actor más errático en este aspecto fue el propio presidente, primero dijo que el tratado no era parte de su programa, dando a entender que en su gobierno no se abordaría, después señaló que defendería los intereses de Chile, luego, actúo con evasivas quedando en un pasivo “que el congreso actúe”, para pasar a decir que él tenía la última palabra, y finalmente ratificar el acuerdo.

TLC con la UE

Las negociaciones con la Unión Europea se retrasaron según dijo la propia subsecretaria Fuentes “No porque fueran anti libre comercio. No, nada que ver” sino porque trataban de llevar a cabo, como en la estrategia fallida del TPP-11, su nueva política exterior, es decir, actualizar los tratados conforme a su política turquesa.

Nombramiento de embajadores

Velasco en España, De Polo en Brasil, Figueroa en Argentina y Sánchez en México son algunos de los más bullados casos de personas sin experiencia nombradas embajadores en países relevantes para la política exterior nacional. Aquí, la prerrogativa es del presidente, y en general responde a los equilibrios de la coalición gobernante, por lo que la Cancillería poco podía hacer.

Filtración

Quizás lo más burdo y un error propio de Cancillería. No solo evidencia la pobreza sobre cómo se conversa en Cancillería, sino el trato existente respecto de los pares argentinos. Aunque del otro lado de la cordillera salieron a poner paños fríos, en la diplomacia se sabe que Chile quedó en deuda y Argentina decidirá cómo y cuándo se cobra.

Otros errores

La no recepción de credenciales el embajador de Israel, el mal manejo en la Cumbre de las Américas o ante el rey de España, las declaraciones de Boric respecto del gobierno de Boluarte difícilmente pueden ser atribuidos directamente a la Cancillería, pero muestra la falta de empoderamiento, control y coordinación en ámbitos de su competencia.

En resumen, nos encontramos con que buena parte de los fallos más que achacables a la cancillería, provienen del presidente, pero esencialmente de los límites de la política exterior progresista: querer compatibilizar la política neoliberal de los tratados de libre comercio con la protección del medio ambiente y modificaciones al sistema económico. A esto se suma la falta de acuerdo entre La Moneda y el ministerio sobre cómo hacer viables esas agendas

Urrejola y Ahumada ya habían bajado las banderas. A gusto de los neoliberales, se subieron al TPP-11 y no dilataron más la actualización del TLC con la Unión Europea. Sin embargo, su política, consideró Boric, ya estaba agotada.

No había cómo cuadrar ese círculo. Si no se deciden a romper huevos, no van a encontrar en equilibrio al que aspira -ingenuamente- la política turquesa, por la sencilla razón de que un país pequeño como el nuestro no va a obtener de las potencias y los grandes capitalistas una reconsideración del modelo que les beneficia.

La apuesta, en último término, quedaría en la captación de la inversión extranjera, sin embargo, Chile, fuera del extractivismo, carece de condiciones favorables para que ésta venga de manera significativa. Los alemanes, por ejemplo, se centran en el hidrógeno verde.

En los hechos, los únicos que están dispuestos a poner grandes sumas de dinero que vengan a modificar los términos puramente extractivos de nuestra economía son los chinos, sin embargo, la alta dependencia comercial, sumada a una dependencia de la inversión seguiría debilitando la ya frágil autonomía estratégica de Chile, cuestión que nos complicaría aún más en el camino de conflicto que tienen las grandes potencias. Hay un límite objetivo a la política exterior progresista que, sin un entendimiento mayor de las condiciones actuales, termina entregándole decidiendo a la derecha, para ponerle la alfombra roja a la concertación.

Raya para la suma e interrogantes: La integración regional, el litio y Nicaragua

En el breve periodo que estuvieron en Cancillería Urrejola, Fuentes y Ahumada dejaron: la ratificación de Escazú y del TPP-11, una posición muy alineada con EEUU respecto de la guerra en Ucrania, una política agresiva contra Nicaragua, la actualización del TLC con la Unión Europea y una gran interrogante respecto de la integración latinoamericana.

Hasta ahora, más allá de los discursos de no exclusión, el presidente y la canciller habían tenido una posición sumamente pasiva respecto de la integración regional, como esperando que Lula tome la batuta. Si en un momento se habló de priorizar la Alianza del Pacífico, en los hechos, no se han visto resultados. Será uno de los principales temas a abordar en los próximos años.

Se llegó a hablar de una coordinación con Bolivia y Argentina respecto de la producción y comercialización del litio. ¿Qué será de esto en la nueva administración?

Por otra parte, la salida de Urrejola, que compartía con Boric la obsesión con Nicaragua, deja varias preguntas en este sentido ¿Será Nicaragua el foco de su política pro DDHH? ¿Seguirá la línea injerencista que tuvo Urrejola? ¿Se mantendrá la política de darle la nacionalidad a los expulsados a pesar de su historial criminal? ¿Cómo se relacionará el gobierno con aquellos que decidan venirse a Chile?

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