
«¿Qué es la Alianza del Pacífico, la apuesta regional de Boric? Parte I» por Nicolás Valenzuela
En esta serie de 4 artículos, conoceremos, a través de la mirada de la Doctora Ximena Roncal Vattuone, la Alianza del Pacífico. Alianza que el presidente electo Gabriel Boric, afirmó, sería su prioridad en materia de relaciones exteriores. En esta primera entrega analizamos su formación, objetivos y principales críticas. En la segunda analizaremos su órgano más controvertido: el Consejo Empresarial. En la tercera daremos cuenta del proceso de integración financiera llevada a cabo al día de hoy y las conclusiones de esta apuesta de integración.
PARTE I: LA ALIANZA DEL PACÍFICO
FORMACIÓN
En 2011, los entonces presidentes Alan García Pérez (Perú), Sebastián Piñera (Chile), Juan Manuel Santos (Colombia) y Felipe Calderón (México) deciden conformar un Área de Integración Profunda a través de un proceso de articulación política, económica y de cooperación e integración en América Latina. En la Primera Declaración Presidencial de la Alianza del Pacífico los presidentes deciden:
“Establecer la Alianza del Pacífico para la conformación de un área de integración profunda (sin especificar los niveles de profundidad) en el marco del Arco del Pacífico Latinoamericano, que aliente la integración regional, así como un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de nuestras economías. A tal efecto, expresamos nuestro firme compromiso de avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas”
La AP definió dos tipos de estatus: la de miembro pleno y el de país observador. El requisito para ser miembro pleno o para participar como observador en el organismo, además de que los candidatos tengan vigente un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, los países deben contar con una estructura de democracia sólida y de Estado de Derecho con presidentes elegidos periódicamente. Una democracia que refuerce el despliegue del proyecto norteamericano.
Bajo el estatus de Candidatos a Estado Asociado (CEA) se encuentran: Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Singapur, Corea y Ecuador. Actualmente la AP cuenta con más de 59 países en calidad de observadores.
La Alianza del Pacífico (AP) se concibe como un mecanismo de integración profunda, de articulación política, económica y de cooperación. Desde su creación, la Alianza del Pacifico se proclamaba como un proyecto innovador que tenía entre sus objetivos el convertirse en un referente histórico del Regionalismo en Latinoamérica (Pastrana, 2015:p.53.). “Sus líderes aclaman el “pragmatismo” de la AP como algo novedoso y cuya innovación constituye además una clave para un éxito que no lograron los proyectos que se desarrollaron en las dos etapas previas al regionalismo latinoamericano”.
EL PROTOCOLO ADICIONAL
El 10 de febrero de 2014, los países miembros suscriben un —“Protocolo Adicional”— al Acuerdo Marco con la finalidad de profundizar y establecer la hoja de ruta del organismo. Este señala que los países AP deben armonizar sus disposiciones y definir estándares comunes, específicamente en las áreas comerciales con lo cual debía avanzarse en: “incrementar el comercio y la inversión intra-Alianza del Pacífico; lograr economías de escala y desarrollar cadenas de suministro más integradas respondiendo a las nuevas formas de organización de la producción mundial; e impulsar una mayor integración comercial en la región con miras a alcanzar niveles más elevados de competitividad en los mercados de terceros países, con especial énfasis en los del Asia-Pacífico”
El Protocolo Adicional estableció la redefinición de los requisitos de la norma de origen y desde el 1ro de mayo de 2016, 92% de los productos comerciados entre los cuatro países quedaban libres de aranceles, se otorgó un plazo de 3 a 7 años para que los productos restantes pudiesen eliminar sus aranceles, así como un calendario de desgravación hasta de 17 años de un porcentaje reducido de productos considerados altamente sensibles.
Más allá de los aspectos mencionados, el valor central de la AP ha sido el vínculo del comercio, la producción y los servicios, así como las cadenas globales de valor y la segmentación geográfica de la producción que apuntaba a la inserción de las empresas locales y una mayor participación de las economías locales. Sin embargo, no puede negarse su gran valor geoestratégico, ya que debía opera como: engranaje para constituir en la práctica un área de libre comercio a lo largo de toda la costa del Pacífico del hemisferio americano, desde Alaska hasta la Patagonia (con excepción de Ecuador), porque los cuatro fantásticos de la Alianza tienen TLC con Estados Unidos, Canadá y Centroamérica.
CRÍTICA
El Regionalismo Latinoamericano propuesto por la Alianza del Pacífico dista mucho de ser un proyecto innovador, sus principales características de libre comercio, libre flujo de capitales y de apertura a las inversiones (sobre todo norteamericanas) están en concordancia con los postulados del Regionalismo Abierto de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y, sobre todo, como una versión actualizada a los tiempos contemporáneos del proyecto norteamericano del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con el cual Estados Unidos pretendía establecer un área de libre comercio para América Latina y el Caribe. En todo caso, lo novedoso de la AP es la idea de constituir la primera iniciativa dirigida a articular posiciones comunes frente a los países de Asia y el Pacífico (Roncal, 2018).
Sobre el ALCA en particular el ex secretario de estado norteamericano Collin Powell le señalaba al Wall Street Journal en 2001: “Nuestro objetivo con el ALCA, es garantizar para las empresas norteamericanas, el control del territorio que va desde el polo Ártico, hasta la Antártica y el libre acceso sin ningún obstáculo o dificultad a nuestros productores, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio”
En los hechos, la AP sería la plataforma para articular a América Latina y el Caribe (ALC) con inversores internacionales y de fácil intervención a los intereses norteamericanos. Así, la integración abierta se posicionaría como un gestor de los mercados internacionales hacia esquemas de libre mercado respondiendo, por un lado, a las exigencias que plantea la acumulación del capitalismo mundial y, por el otro, en alianza no solo de cuatro países, sino también con Estados Unidos.
Desde una perspectiva local la Alianza del Pacífico (AP) ha sido postulada por políticos y analistas como una fuerza contraria al Mercado Común del Sur (Mercosur)” (Turzi, 2015), asimismo como “una respuesta a la creación de la UNASUR encabezada por Brasil” (Zibechi, 2013) en el marco de una visión geopolítica fundamentada en el liberalismo económico que pretendía convertirse en el vínculo entre el Norte y el Sur. Este “nuevo agrupamiento sería pragmático en lo político, abierto en lo comercial, liberal en lo financiero y más funcional a los intereses de Estados Unidos en lo geopolítico” (Turzi, 2015), priorizando las articulaciones empresariales en un intento de “paralización” de la integración regional (Karg, 2014). RDF
Este artículo es un resumen comentado de la publicación “La Alianza del Pacífico: el dispositivo empresarial regional” realizada por parte de la Dra.C. Ximena Roncal Vattuone en los Cuadernos De Nuestra América, (02), 22. Recuperado a partir de https://cna.cipi.cu/cna/article/view/53
PARTE II
«¿Qué es la Alianza del Pacífico, la apuesta regional de Boric? Parte II» por Nicolás Valenzuela