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«Procesos Constituyentes, el gobierno y la Revuelta» por Miguel Silva

A modo de introducción

Hace algunos años, Gabriel Boric defendía la orientación ambientalista de su programa antes de asumir la presidencia: «compromiso profundo con enfrentar la crisis climática, por asegurar el derecho al agua, por jugárnosla para que no haya más zonas de sacrificio» señaló en su momento.

Y estaba muy de acuerdo con bajar el horario del trabajo de 45 a 40 horas semanales. 

Pero poco antes de las elecciones del 7 mayo, su gobierno apoyó la expansión de la mina de AngloAmerican cerca  de Santiago, muy en contra de la que querían los ambientalistas. Y apoyó una Ley que deja las puertas abiertas de una semana laboral de 52 horas.

 

La revuelta de octubre 2019 

Es cierto que el estallido fue una explosión de ira, pero que es seguido de años de movilizaciones de distintos movimientos sociales diversos y activos, que también consideraban que se vivía una vida intolerable.  

Por supuesto, este tipo de explosión social es “político” en el sentido que millones de personas entraron en un accionar de marchas, discusiones en familia, con vecinos y compañeros de trabajo, colegio o universidad. Surgió un mar con múltiples visiones sobre los acontecimientos, la violencia, la salud, las pensiones, el costo de la educación y otros tantos temas.  

En fin, el octubre fue, como muchos “movimientos de masas”, una mezcolanza de ideas, de acciones y opiniones distintas, que buscaron en aquellas asambleas, cabildos e improvisados mítines en plazas de barrio, situarse políticamente en espacios que para muchos eran espacios de organización desconocidos, para contarse el que pasaba, el cansancio y la desesperanza, en donde crecieron afectos y también surgieron risas. 

El estallido integró todas las generaciones, incluso una generación que, a diferencia de nuestros padres y madres, difícilmente vamos a poder tener una casa propia, un ahorro previsional o una pega con contrato estable.   

Es decir, el estallido tenía varios “programas políticos”, si por esa frase entendemos que la gente sale a la calle por una razón y no “porque sí no más”. En otras palabras, hay muchos tipos de programas. “Quiero la salud gratis, Fonasa sin colas y con todos los medicamentos” … es un “programa político”, por ejemplo. “¡Qué se vayan los políticos!” es otro programa, y es distinto.  

Pero luego de unos pocos meses de movilizaciones, comenzó la pandemia, el toque de queda y las restricciones a la organización social mancomunada. Luego, una crisis económica y la distancia que ahondó en la desorganización de asambleas e incipientes movimientos sociales.  

¿Quiénes iban a llenar el vacío que la pandemia y la desmovilización dejó en la vida social y la conciencia de millones?   

El primer Plebiscito 

Luego de meses de marchas, reuniones locales y nacionales, barricadas y saqueos de supermercados, se votó en el plebiscito de octubre 2020, que necesitamos una nueva Constitución. En ese plebiscito votaron casi 6 millones en favor de tener una nueva Constitución y poco más que un millón y medio en contra (de un padrón total de 14 millones). Es decir 50% de las personas fueron a votar.  

Luego, comenzó un proceso de elección de los y las que iban a hacer el trabajo de escribir la Constitución. Gran cantidad de estos «Constituyentes» (todos elegidos en mayo de 2021) no eran políticos convencidos ni eran militantes establecidos de partidos, pero sí tenía un tipo u otra de relaciones con los movimientos sociales. 

La campaña de la elección de los y las constituyentes tomó lugar durante la crisis sanitaria y económica del COVID. De los 155 escaños, candidatos de los partidos de la derecha ganaron solamente 37 puestos, y los de la ex-concertación, unos 25 (de un total de 155 y una votación de 6 millones de votos). 

Los y las convencionales comenzaron su tarea, intentaron transmitir el proceso largo, técnico y complicado al público, pero sin mucho éxito, porque las organizaciones sociales ya habían sido debilitadas por las razones que discutimos arriba., entonces las convencionales no tenían a quién y cómo transmitir su obra. 

Mientras trabajaban, se organizaron las elecciones de los diputados y los senadores a fines de noviembre, y en diciembre la segunda ronda de las elecciones presidenciales  cuando Gabriel Boric ganó la presidencia con poco más que cuatro millones y medio de votos. 

Sin embargo, en las votaciones de diputados, los viejos partidos políticos de la derecha (76 puestos) y la ex-concertación (37 puestos) ganaron la mayoría, frente a los cuarenta y tantos puestos de los partidos que apoyaban a Boric.  En el senado, los resultados fueron 3 pro-Boric, 18 ex-concertación y 27 derecha. 

Gabriel Boric, por lo tanto, asumió su presidencia en marzo de 2022, con una minoría de diputados y senadores, pero como «vocero» de lo que quedaba de la revuelta de octubre de 2019. 

El gobierno de Gabriel Boric 

Tanto el programa del gobierno como el borrador de la nueva Constitución exigían cambios en el sistema de Salud, en la Previsión, la Educación y la desigualdad. Sin embargo, durante el primer año del gobierno, no se realizaron los cambios, sino plateaban que sería mejor esperar la nueva Constitución. Sin embargo, durante ese año de 2022, bajo el impacto de la inflación y al terminar las transferencias de emergencia diseñadas para evitar un colapso económico durante la crisis del COVID, los sueldos reales bajaron. 

¿Qué explica el triunfo abrumador del rechazo? 

El estallido social de octubre 2019 fue un reventón social producto de un modo de vida que se consideraba intolerable. Sin embargo, fueron los nuevos “políticos” y su gobierno que llenaron el vacío que dejó la desmovilización social durante la crisis del COVID, pero no con un nuevo activismo de base (que era, de verdad, una obra necesaria y difícil), sino con la política parlamentaria basada en negociaciones y “realismo”. Es decir, acción parlamentaria y social “dentro de lo posible”. 

Puedes opinar que ese camino fue la única abierta para el gobierno porque tenía una minoría parlamentaria. Pero igual es un hecho que impactó en la vida de millones.

Esa política dejó sin mayores cambio a las condiciones de vida de millones de familias que no habían sido tocadas ni por la revuelta ni por mejoras en sus estándares implementadas por el nuevo gobierno (fuera de los 10% y bonos de emergencia).

Fue la derecha que «organizó» esos millones y la votación en el plebiscito de «salida» sobre el borrador de la nueva Constitución, en septiembre 2022, fue un rechazo masivo.  

Hay dos «pueblos populares» entonces

Los cuatro millones (más o menos) que votaron por Gabriel Boric en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, también votaron en favor de la nueva Constitución. Estaban y están convencidos que los cambios venían. 

Pero casi 8 millones de los 13 millones de votantes (de un padrón total 15 en votación OBLIGATORIA) votaron Rechazar. Los cuatro millones de jóvenes que votaron por primera vez y por el Rechazo, no habían sido tocados por los días y semanas de un extendido octubre, o quizás, por decirlo de otra manera, la ira y de frustración que era parte importante de la revuelta, también para ellos fue una razón para seguir votando contra los “políticos”, incluso contra los cambios transmitidos por los y las convencionales, quienes también a sus ojos eran “políticos” inútiles.

Para ellos y ellas, esa avalancha de demandas fragmentadas que se proyectó desde la Convención era más palabrería de los políticos. En otras palabras, para ellos ese “modo de vida que se consideraba intolerable” y que explotó durante el estallido, todavía era su vida.   

Después del Rechazo 

El rechazo fue una tremenda sorpresa para casi todos, y ha impuesto limites muy estrechos a los cambios que el gobierno ha intentado implementar, Es decir, el Rechazo de la nueva Constitución ha sido interpretado por el gobierno, y por la oposición, como un Rechazo también al gobierno, porque Boric y su gobierno apoyaban al proceso constitucional. 

Desde el Rechazo, el gobierno ha intentado realizar un acercamiento a los partidos de la ex-concertación y negociar el tipo de política que es factible hoy, «dentro de lo posible», frente a una nueva derecha radicalizada y activa. 

El acuerdo de negociar los términos de la nueva constitución, a asignar los expertos que tendrían el derecho y deber de escribir sus clausulas (dentro de los límites ya negociados e impuestos por otro de grupo de expertos asignados), fue producto de un gobierno debilitado y una derecha recuperada.

Puedes opinar, otra vez, que ese camino fue la única abierta para el gobierno porque estaba en una situación muy débil Pero igual es un hecho que impactó en la consciencia de millones. 

El segundo Proceso Constitucional. 

Ya conocemos los resultados de la votación (en millones, aprox.) de Domingo 7 Mayo… 

Los resultados están en la ultima columna de las cifras abajo.

Las otras columnas muestran cifras aproximadas de los resultados en (millones y en paréntesis) y escaños si corresponda, para las votaciones del Plebiscito de octubre 2020; votaciones y escaños de Constituyentes elegidos en mayo 2021; votación y escaños de diputados en noviembre 2021; votación en la segunda vuelta Presidencial en diciembre 2021;  y votación en el Plebiscito de 4 septiembre 2022. 

Divido los votantes entre la “Derecha” (Republicanos, UDI/RN/EVOP, PDG) y el “Gobierno”. (FA/PC, ex-Concertación)

(usa el zoom para ver las cifras)

       

Bueno, mirando a estas cifras, lo que más llama la atención es la cantidad de nulos/blancos, la cantidad da abstenciones, y el comportamiento de los votantes de Rechazo.

Algunos de «nuestro lado» han dicho que todos los que votaron Rechazo son de derecha. Sin embargo, en ese plebiscito, 7.9 millones votaron rechazo, pero este domingo, solamente 6.1 millones votaron derecha. Entonces, «parece» que 1.8 millones de personas que votaron Rechazo NO son derechistas convencidos. ¡Buenas noticias!

Quizás que votaron nulo o ni votaron.

En el mismo sentido, en ese plebiscito, 4.9 millones votaron «apruebo/gobierno» el 4 septiembre, pero este domingo, solamente 3.7 millones votaron en ese mismo sentido. Es decir, 1.2 millones de personas dejaron de votar «pro-gobierno». Quizás ellos y ellas forman parte de los 2.1 millones que nulos/blancos, junto a los que votaron por los constituyentes sin partido.

Y de los casi 3 millones que no votaron…¿Quién sabe lo que pasó?¿Son los que votaron por los independientes antes?

El futuro y el pasado.

Al acumulación  de los años de movimientos de base débiles, sueldos reales que caen y un año de gobierno débil y debilitado, han abierto las puertas para una derecha «renacida». Sin embargo, los 17 escaños y los 3.7 millones de votos pro-gobierno del domingo, indican que el gobierno tiene vida todavía. Es decir, que va a seguir con la misma política que tan poco ha impresionado a millones de personas.

Es nuestro deber de trabajar con los millones que votaron nulo o no votaron. O mejor dicho, trabajar con ese sector que se quedaron con las ganas de organizarse. Esperar a rechazar en el plebiscito de salida no sirve para mucho, creo yo.

Hay que moverse mañana y no en 6 meses más. ¿SÍ o NO?
La primera cosa que hay que hacer creo, es conversar en la pega, en el sindicato, con tus vecinos, para ver quienes son los y las que tienen ganas de actuar, y ponerse a formar un circulo de esa gente.
Claro, tenemos que discutir las demandas y cómo lograrlas. Pero sin comenzar a hacer los círculos de discusión, formular grandes planes «primero» no sirve.
Es decir, hacer los contactos no viene «después» de armar un programa … tenemos que hacer las dos cosas al mismo tiempo. Pero lo que digo es armar planes sin hacer los contactos no nos sirve.
¡Buena suerte con la obra!

 

  

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