
Por el derecho a vivir con dignidad
Por Jean Flores Quintana
#DeFrente
El mayor deber humano es rebelarse contra la opresión. Así se indica en el preámbulo de la solemne declaración de Los Derechos Humanos: Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.
Mientras las cifras macroeconómicas inflan el pecho de los empresarios y cabildistas que pasan por La Moneda, los pobladores de Quintero y Puchuncaví pagan los precios del “progreso” con sus vidas, muriéndose de a poco. Las cifras de muerte por cáncer, infartos, envenenamientos, traumatismos y enfermedades respiratorias son unas de las más altas del país. En el caso de los hombres es común que mueran por infartos al miocardio y cáncer de próstata, en tanto que las principales causas de muerte de las mujeres es neumonía, insuficiencia cardíaca, y accidente cerebro vascular encefálico agudo. Así están las cosas en la bahía norte de la región de Valparaíso.
Los niveles de arsénico superan 23 veces lo que soporta la norma de la Unión Europea y lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este químico está en el entorno y el agua. Otros elementos tóxicos identificados en el ambiente son el metilcloroformo, una sustancia química mortal para la salud, que además, daña la capa de ozono. El plomo presente en el aire también supera la norma establecida.
Los que se forran con “La Zona de Sacrificio” no viven en ella
La bahía de Quintero tiene más de 14 empresas contaminantes. De ellas, varias no tienen Resolución de Calificación Ambiental (RCA), por lo tanto sus estándares de emisión y calidad del aire están muy por debajo de las recomendaciones internacionales de la OMS.
En agosto del presente -nuevamente- se registraron altas concentraciones tóxicas, una gran nube del gas comenzó a circular por la bahía de Quintero ocasionando desmayos, náuseas y diarreas. El aire era irrespirable para niños y adultos. Desde el cierre de la escuela La Greda que no se caldeaba tanto el ambiente.
“Nunca ha habido alguna empresa sancionada, ni se ha determinado por la autoridad el origen de estas emanaciones de gas. Han sido reiteradas las situaciones de contaminación, lo cual evidencia que el sistema no otorga las condiciones necesarias para garantizar a las comunidades vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, señaló Hernán Ramírez, investigador de la Fundación Terram.
Los que se forran con la “zona de sacrificio” no viven allí. Los gerentes de AES Gener, Puerto Ventanas, Cemento Melón, Codelco Ventanas, Oxiquim, GNL Quintero, ENAP, Copec, Gasmar y de las otras cinco empresas de la bahía, no están dentro de las 358 personas intoxicadas. De seguro sus hijos no estudian en ninguno de los tres liceos de la comuna; Santa Filomena, Politécnico o el Inglés, tampoco tuvieron que llevarlos desesperados al Hospital de Quintero.
Es el pueblo precarizado el que sufre la “vista gorda” o desregulación de los gobiernos de turno.
Marcha por la Vida
Más de 3000 personas se manifestaron el sábado 8 de septiembre. Un carnaval por la vida estalló desde la costanera de Ventanas. Decenas de organizaciones sociales y humanitarias acompañaron en su recorrido a los pobladores de las comunas afectadas. La impotencia se tomó la calles con creatividad. Música, danza y teatro fue el arma utilizada por la comunidad organizada para expresar su dolor. La respuesta de la autoridad fue con violencia y severa represión policial, nueve padres/madres/hijos fueron detenidos.
La rabia colectiva es el motor de los cambios. Son los pueblos oprimidos por el capital financiero y empresarial los que empujen las transformaciones que el país necesita. Los gobiernos cómplices sólo administran la miseria.
El ejemplo lo dieron las niñas, madres y abuelas de Quintero y Puchuncaví que se rebelaron junto a los suyos por el derecho a vivir, y a vivir con dignidad.
Jose Andrés
A seguir manifestandose que es la única forma que tenemos los abusados de ser visibles … A luchar por el respeto a la vida digna y
a que entiendan que la salud del pueblo es más importante que las cifras azules que buscan las empresas .