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El Poder Popular: La discusión pendiente

Por Pablo Parry

 

En los próximos meses, el FA atravesara por un proceso de importantes definiciones que serán vitales para los años venideros. Sin duda alguna, el futuro congreso de la coalición será un espacio clave para dar las discusiones en ese sentido.

 

Respecto a lo anterior se han hablado muchas cosas. Se ha dicho que el congreso sería fundamentalmente orgánico, con el fin de democratizar la estructura interna del FA y limitar el poder de la actual mesa nacional (Instancia que ha generado numerosas críticas desde las bases), como tambien político, a miras de establecer ciertos acuerdos estratégicos básicos que guíen el trabajo legislativo de la coalición. Sin embargo, ha sido muy escasa la discusión sobre la inserción territorial del FA y como hemos de crear herramientas para generar un elemento que resulta indispensable en la construcción de cualquier proyecto alternativo como el nuestro: Poder popular.

 

¿A que nos referimos cuando hablamos de poder popular? Precisamente, y agarrándonos de autores como Raúl Zibechi o Toni Negri, el poder popular se entiende como una forma de poder autónomo, democrático, independiente del aparato del estado, por el cual el pueblo, mediante las instancias que este libre y soberanamente se da, gestiona de forma directa toda una serie de asuntos sociales que afectan directamente a las comunidades. A través de la historia (Tanto nacional como de nuestra américa), han existido numerosas experiencias de este tipo de poder. Por poner solo unos cuantos ejemplos, lo acontecido con los cordones industriales durante los años de la UP en nuestro país, en donde se gestó una verdadera democracia obrera al interior de las fábricas que lograron hacer frente al paro de los camioneros del 72’, o los consejos mineros durante el gobierno del MNR en Bolivia durante los 50’, dan cuenta de formas de organización popular radicalmente innovadoras, que mostraron ser una opción real frente al socialismo burocrático que las izquierdas locales (Salvo contados casos como el MIR en Chile) no fueron capaces de impulsar en su totalidad. Actualmente, y a la luz de los procesos políticos en américa latina, tambien es posible contar numerosas experiencias de poder popular (Los consejos indigenas en Bolivia, el movimiento de las fabricas recuperadas en argentina, el MST en Brasil, entre muchas otras) que no hacen sino tomarse de las tradiciones políticas clásicas de la izquierda latinoamericana y que han sido capaces de progresar, en mayor o menor medida, con la llegada de los gobiernos nacional-populares en nuestro continente durante los últimos 20 años. Estos procesos deben de ser leídos por las fuerzas del FA en su totalidad, tanto en sus aciertos como en sus desaciertos, para de este modo dar los primeros pasos hacia una vía alternativa a la democracia representativa actual, que empodere a nuestro pueblo, generando espacios de participacion vinculante, y que permita avanzar en la superación progresiva de todas las formas de opresión impuestas por el capitalismo.

 

Es claro que para esta discusión no existen recetas ni manuales de libro. Tampoco es posible hacer una réplica exacta de las experiencias que se han señalado, puesto que responden a un contexto histórico y politico particular. Sin embargo,  sería un buen primer paso en la dirección correcta que el debate sobre el generamiento de espacios de mayor democracia social sean un tema de discusión en el futuro congreso del FA. A juicio de quien escribe, nuestra primera prioridad en este aspecto debiese ser el deliberar sobre cómo hemos de convertirnos en un instrumento que permita aglutinar a los movimientos sociales, impulsando la conformación de organizaciones de masas y otorgándoles herramientas para que puedan surgir y funcionar de forma plenamente democrática y auto gestionada, pero respetando íntegramente su autonomía política interna y no cayendo en una instrumentalización de estos últimos. Por otro lado, es importante ponerse a pensar como hemos de constituir un estado que haga del poder popular un pilar fundamental, y que cuente con mecanismos formales (Tales como plebiscitos, iniciativas populares de ley, presupuestos participativos, revocatoria de mandato, programas de autogestión económica municipal, etc.) que permitan la radicalización de la democracia, pero siempre haciéndonos cargos de los limites propios del estado, en tanto institución de carácter burocrática y vertical que debe ser controlada por el pueblo organizado.

 

Finalmente, considero necesario recordar que nuestros orígenes se enraízan en toda una larga tradición de luchas sociales que han buscado, de una u otra manera, formas más elevadas de participacion democrática y popular. Lo que hagamos (y no hagamos) en el futuro más próximo va a hablar mucho de hasta donde realmente somos expresión de esas voluntades.

 

 

 

Fuente de imagen: http://www.mintur.gob.ve/mintur/blog/propuestas-comunales-afianzaran-impulso-turistico-del-litoral-venezolano/

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