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Para que una nueva constitución nos sane

Por Guillermo Rivera

 

Para que una Nueva Constitución nos sane, debemos poner el alimento a la altura del agua y  defender nuestro cuerpo desde adentro hacia afuera.

 

Es conocido por todos y todas que la industria del alimento ha permitido que el mundo gire de la Desnutrición, principal lucha social a inicios del siglo XX, a la Malnutrición, principal causa de muerte a inicios del Siglo XXI.

 

También, hoy sabemos que ha creado formas de traslado y conservación que van más allá del noble sabor. Los procesos alimenticios están directamente apuntados a la durabilidad y estabilidad de estos. Algo bastante poco conveniente para el cuerpo humano. Los índices de obesidad infantil, hipertensión y suicidio son de los más altos del mundo. Es como si tratáramos nuestro cuerpo como una zona de sacrificio soterrada. A esto, en la Investigación alimentaria le llamamos Malnutrición.

 

Construir un documento que nos reúna significa, por sobre todas las cosas, nos reconozcamos tal cual nos dejó en siglo XX: Enfermos física y mentalmente. Sentir ese dolor para después poder sanarnos es parte de la recepción al Siglo XXI.

 

Somos uno de los países con más baja densidad poblacional. Los cuerpos agrupados para que puedan ser bien alimentados, deben sí y sólo sí, comer de su entorno. Bajas densidades permiten este ejercicio. Si esto fuera China o Brasil, otro gallo cantaría.

 

Hemos demostrado una resiliencia alimentaria y psíquica en reiteradas ocasiones y debemos recordar nuestra historia para poder avanzar. Mientras todos y todas rememoran la Revolución de la Chaucha, no me cabe duda que varios cocineros y cocineras recordamos Las Marchas Del Hambre. Histórico levantamiento social que permitió un retroceso en la desnutrición chilena a inicios del siglo pasado (1918 y 1919), algo que inevitablemente me hace conectar el 2018 Feminista y la hermosa posibilidad de hablar de Equidad como Nación.

 

La Equidad Alimentaria permite que nos protejamos juntos el cuerpo, y por ende, el entorno que nos rodea. Este 2019 tiene muchas respuestas: agricultura regenerativa, animales de pastoreo libre, plataformas de transporte digitales que no precarizan a sus trabajadores, la IoT alimentaria (utilización de tecnologías para una correcta  nutrición del cuerpo), etc.

 

Sabemos que seguiremos siendo consumidores de productos y/o servicios. Muchos de estos seguirán siendo prestados de humano a humano. Ahora, también entendemos que otras necesidades estarán tan automatizadas, que no nos necesitaremos para nada.

 

Tenemos la posibilidad de pensar en que este 2019, más precisamente el  18 de Octubre, comenzó la conexión de Chile a la Economía Circular. Comenzó la posibilidad de entendernos parte de un entorno en constante transformación y que ese entorno también nos va construyendo y desarrollando de vuelta. Conectemos como un eslabón pensante y crítico, esa es nuestra fuerza de empuje para que la rueda esté completa.

 

Demostremos que tenemos la capacidad de enfrentar el Siglo XXI como la Tierra y nuestros cuerpos lo merecen. Por un Nueva Constitución para la Cuarta Revolución.

 

 

Imagen extraída de radiopeaobrasil.com

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