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Papi: «Quiero un AK 47»

Por: Andrés Sáenz

Un fusil de asalto, que es el arma estándar que usan las tropas de infantería a lo largo del mundo, puede en sus distintas versiones, tipos, orígenes y modelos hacer más o menos lo mismo; alcanzar un objetivo a distancias de 400 metros, más incluso en manos de entrenados tiradores, descargar su magazine en muy pocos segundos (algunos de estos de hasta 30 proyectiles) y por sobre todo, posiblemente su principal objetivo, ser mortalmente precisos. Uno solo de estos tiros que por su composición de plomo encamisado de bronce puede al momento del impacto por efecto mecánico generar una onda expansiva que de hacer blanco en tejidos humanos transmitiría la energía que posee a la zona circundante generando un daño que no se limitaría solo al orificio de entrada sino que a una área varias veces superior a este, incapacitando de forma permanente a la víctima.

Ahora bien, el tráfico de armas no es algo nuevo ni con perspectiva de un pronto final, existe desde que existen las armas, tal vez desde que comenzaron a usarse las piedras y los palos para matar, pero el comercio clandestino de fusiles de asalto como el AK 47 es algo distinto, a pesar de que toda arma de fuego posee de manera implícita la capacidad de matar, la eficiencia para hacer esto de una maquina usada por tropas en combate ya es otra cosa.

Siempre preocupa la existencia de un mercado de armas, y no solo el clandestino sino también uno legal, así que su sola presencia al interior de una sociedad es una alarma que debe sonar fuerte, pero de confirmarse los primeros antecedes que vinculan a grupos de extrema derecha, pinochetistas y otras estrellas del cosmos de fanáticos de genocidas define una nueva categoría de emergencia.

Para muchos no es sorpresa el vínculos que grupos de estratos económicos altos posean con el narco trafico organizado  pero si además incluimos el componente político de derecha a la ecuación esto se torna de color pardo fascista. 

La alarma no está dada por que grupúsculos tengan poder de fuego, es conocida la afición de este tipo de juguetes entre ex militares y empresarios, sino que por el nuevo tipo de armas que comienzan a circular, si tan solo nos pusiéramos en el pesimista escenario que esta máquina de origen soviética fuera percutada en el contexto de una gran aglomeración de gente, una marcha, un miting o una concentración como las de plaza de la Dignidad el resultado sería sombrío. Es verdad que ya se han realizado criminales actos de este tipo como en Valparaíso el 2015 o Reñaca hace solo unos meses, pero en estas anteriores se usaron armas cortas, letales en todos los casos pero de baja potencia puesto que en comparación un proyectil de un AK 47 a 100 mts de distancia tendría la energía suficiente para fácilmente atravesar varios cuerpos humanos y si en el mismo hipotético caso un magazine de 30 tiros fuera descargado contra una multitud no sería descabellado contar los muertos por decenas.

La mesura frente a hechos hasta el momento aislados nos llaman también a la responsabilidad, no tenemos antecedentes para suponer que se esté armando algún grupo paramilitar de derecha, pero al igual que en muchos otros lugares del mundo solo basta de un atacante solitario que acompañado de un fusil y sus psiquiátricos desequilibrios supremacistas para transformar alguna de nuestras calles en un matadero y la consiente alerta de esto en momentos de crisis como los que Chile atraviesa tristemente comienzan a hacerse necesario.

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