
Palabra de todes: El lenguaje inclusivo ya es permitido en universidades argentinas
La RAE no lo tolera: «Nadie habla así», sostuvieron. «Nosotrxs sí», responden a coros diez universidades trasandinas que han permitido y reglamentado el uso del lenguaje inclusivo en trabajos prácticos, monografías, tesis de grado e -incluso- en sus comunicaciones institucionales.
Por Miguel Fauré Polloni
A la par que los movimientos por la diversidad sexual y el feminismo ganaban terreno en la base social argentina, la bandera de un lenguaje no sexista fue siendo alzada en los centros de estudios y los medios alternativos de comunicación.
“El ámbito universitario es, esencialmente, un espacio de debate de ideas. Por lo tanto, el tema lenguaje inclusivo nos ha abierto un abanico de oportunidades para la discusión. Los cambios lingüísticos se advierten cuando ya se han consumado”, le señaló a la periodista Eugenia Muzo, la investigadora Angelita Martínez, profesora de lingüística de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Fue precisamente esta institución la que organizó en 2017 el primer Congreso de Lenguaje Inclusivo.
La utilización de los morfemas “e”, “x” o “@”, tanto en escritura como en la oralidad, para hacer referencia al plural fue uno de los acuerdos de dicho encuentro. El mismo año, la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) propuso modificar el lenguaje sexista en pos de dotar a la institución de una “perspectiva de género y erradicación de violencias directas e indirectas de género».
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) elaboró un manual de recomendaciones, justificado por Thiago Galván, consiliario estudiantil, como una manera de dar un paso que la Universidad Pública debía dar: «El discurso crea realidades constantemente y queremos traer al centro esas que siempre han estado en los márgenes para poder visibilizar este tipo de demandas que no suelen aparecer en la esfera de lo público y político, pero que sí son reclamos ya construidos”.
«El lenguaje con el cual nos comunicamos y relacionamos comporta sentidos que reflejan desigualdades entre los géneros, naturalizando la segregación discriminación o exclusión«, señala la resolución oficial de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), brindando un marco que otras universidades también adoptarían.
«Se entiende por lenguaje inclusivo aquel que nombra a las mujeres y diversidades sexuales, rompiendo con la idea del uso del masculino como universal y neutro», señala el reglamento que al respecto generó la Facultad de Psicología de la Universidad de Rosario. La nueva normativa admite el empleo del lenguaje inclusivo en la redacción de documentos de difusión interna y comunicados institucionales.
El cambio pareciera no frenarse en estas instituciones, ya que en diversas universidades se están formando núcleos de debate en torno a la temática que -impulsados por estos ejemplos- ya buscan gestar una transformación similar. Al fin y al cabo, como señala la investigadora Angelita Martínez, “los usuarios del lenguaje son los verdaderos dueños del instrumento comunicativo”