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Nataly Campusano (MA): “Si llegamos a la institucionalidad es para hacer cambios estructurales”

Nataly Campusano apareció hace pocos días como el rostro visible de un valioso triunfo de las mujeres en la V región: la creación de la Comisión de Género, desde su rol de CORE. Algo que es coherente con su comprometida militancia feminista.  Fue dirigenta estudiantil  y hoy, en tanto militante del Movimiento Autonomista y frenteamplista, nos habla de su visión de un Socialismo para el siglo XXI y de los desafíos de su conglomerado para ser un actor político transformador.

 

Por Nicolás Valenzuela Paterakis

#DeFrente

 

 

-¿Qué es ser socialista hoy en el Chile del siglo XXI?

 

Es entender cómo hacemos los cambios estructurales. Entender que el socialismo va más allá del Estado como lo hemos conocido tradicionalmente. Tenemos que darle un dinamismo. Para ser una izquierda socialista del siglo XXI, debemos tener un vínculo más fuerte con las comunidades y con los territorios. La vía institucional tiene que ir de la mano con los esfuerzos comunitarios. Tenemos que aprender de los errores de los procesos de los socialismos reales, y no solo mirar aquello que nos hizo avanzar.

 

Pareciera ser que hablamos de materia internacional solo cuando CNN, El Mercurio y las derechas nos ponen los micrófonos. Se dijo Maduro no podía venir a Chile, no se habla mucho del intervencionismo norteamericano, del bloqueo, de la guerra económica. Nunca solidarizamos con Cuba o con Venezuela. ¿Como crees que el Frente Amplio debería posicionarse a nivel regional y cómo debería tratar el tema cuando es interpelado en Chile por las derechas y sus medios?

 

A nivel del Frente Amplio hemos hecho muy pocos análisis de los procesos latinoamericanos y tenemos que tener mucha más disposición para ello, por las similitudes que tenemos. Lo que pasa hoy está marcado por la fuerte entrada de la derecha, sobre todo en el cono sur. Es una ofensiva neoliberal tanto en Argentina como en Brasil, donde fueron desplazadas las posiciones progresistas. Tenemos que llegar a un consenso, en la izquierda y en el FA, sobre cuál es el rol estratégico que debe tener Chile a nivel latinoamericano.

 

Yo adhiero a las transformaciones del proceso venezolano encabezadas por Chávez, pero también reconozco los problemas y el sufrimiento de muchas y muchos latinoamericanos. Creo que lo que nos pasa es que no hemos creído en nosotros mismos como una fuerza continental. Eso hace que irrumpan otras fuerzas y nos dividamos. Faltan conversaciones a nivel de la izquierda y a nivel de Frente Amplio. Es un campo estratégico para combatir a la derecha, quienes han instalado la idea del fracaso de la izquierda y nosotros hemos seguido aquellas pautas. Lo hacen también a nivel local, instalan el anti comunismo y tanto a la externa como al interior del FA. Entonces, hay que preguntarse ¿quién marca la pauta?

 

 

En esa misma línea, ¿que opinión te merece la victimización de Kast? ¿Cómo se enfrenta a esta derecha fascista promotora del odio y de los peores valores de la sociedad? ¿Es la violencia legítima en estos casos?

 

Si decimos ser de izquierda y levantamos banderas de no discriminación, y enfrentamos situaciones y actitudes que vulneran la dignidad humana, debemos ser firmes. No podemos defender a una persona que incita el odio. Pero eso no quiere decir que se le vulneren sus derechos humanos. Kast es un actor importante para evadir varios temas y sirve para poner a Piñera al centro y no tan a la derecha. De hecho, sale a cada rato en las noticias. No me parece una persona relevante, pero marca pauta al poner el FA en una posición extrema de “si defendemos a todos, por qué no defendemos a Kast”. Esos discursos hay que abordarlos de frente. No podemos tolerar discursos que inciten al odio, debemos ser tajantes y no darle más vuelta, incluso más allá de meternos en la discusión de la violencia.

 

 

-¿Qué es el Frente Amplio ahora y que debería apuntar a ser? ¿Un acuerdo electoral, un acuerdo programático, una coalición política?

 

El FA ha intentado ser más que una alianza electoral. Es una alianza programática y creo que eso ha resultado. Dentro del poco tiempo que hemos vivido, hemos podido superar bastantes problemas y nos hemos mantenido unidos.

 

Para que esto funcione se tiene que dar un debate sincero al interior del FA: saber qué queremos, a pesar de las diferencias. Yo creo que la diferencia que hay entre los actores puede ser útil. Por ejemplo, RD es muy útil a corto plazo, sobre todo cuando habla de derechos sociales. Es interesante para irrumpir y para tener una hegemonía para el escenario que se viene (lo electoral a nivel municipal y las presidenciales) pero también deben haber otras fuerzas de la izquierda que discutan esto a largo plazo, y no solo sobre derechos, sino que de cambios estructurales. Eso puede convivir, pero para eso tenemos que ser sinceros a la hora de discutirlo. Estamos en ese proceso.

 

Tenemos que generar un debate al interior del FA para definir cuáles son sus prioridades. Nosotros no elegimos una vía insurreccional, estamos en una vía institucional, electoral, en la que también debemos ver otras formas de disputar política, en los espacios territoriales, en las comunidades. Ahí, como FA, tenemos que continuar el legado de Allende, de Recabarren y de la UP. Lo que no hizo la Concertación-NM.

 

Espero que el debate lo demos ahora y no cuando estemos inmersos en medio de lo institucional, para no dar jugo. Por lo mismo es importante el rol de las orgánicas, del convencimiento de los comunales de los movimientos que forman parte del FA. Tiene que haber una interiorización de esta tarea.

 

Hay que tener perspectiva militante, es una de las críticas que siempre hago al interior del FA. Las orgánicas de los movimientos tienen responsabilidad y pareciera ser que los militantes no lo tienen. Una de las cosas que me parecen fundamentales para hacer política distinta es tener sujetos militantes: que se interioricen en lo que estamos, que no se avergüencen de ser militantes. Claro, es un proceso nacional y tenemos que trabajarlo, pero si no lo hacemos vamos a disputar poder, pero no soberanía popular.

 

 

-Partió el gobierno de Piñera y en apenas un mes, restringieron el aborto a través de un nuevo reglamento y anularon la prohibición al lucro en el TC. El supuesto legado progresista se ha caído rápidamente. ¿Qué desafío nos impone como fuerzas transformadoras ver que con leyes en el parlamento no basta, y que hay toda una institucionalidad diseñada para la protección del neoliberalismo? ¿Se puede pensar ser gobierno en cuatro años más en este contexto y con esta institucionalidad?

 

Puede pasar, Beatriz Sánchez sacó un buen porcentaje. La cuestión es cómo llegamos a ser gobierno de una forma robusta. Creo que el capitalismo ya resolvió el cómo se puede convivir con el mundo progresista, ya leyó que hay un debate sobre identidad de género y lo pone como urgencia, lo pone en su agenda. Era un avance que no nos esperábamos desde la derecha, hubiésemos pensado que eso hubiera levantando más controversia en ellos, especialmente con la UDI, pero lo levantó Piñera de todas formas.

 

La derecha tiene un discurso para su mundo votante conservador, evangélico. Sin embargo, está dispuesto a abrirse a ciertos temas, a hacerlos convivir. Por otra parte asegura siempre la ganancia, ahí se profundiza. Hoy Ripley hace comerciales aplaudiendo el feminismo, pero sin una crítica profunda. Lo que hace Piñera en este gobierno es exactamente eso: pone el tema de la identidad de género y al mismo tiempo levanta el lucro de las universidades.

 

La izquierda y el FA tienen que ser lo suficientemente inteligentes para saber bien cuáles van a ser nuestras demandas y nuestras movilizaciones. Necesitamos fuerza social. Yo entiendo que cuando llegamos a la institucionalidad es para llegar a hacer los cambios estructurales, no para administrar. Si es para administrar, me avisan y me voy del FA. Desde esa perspectiva entiendo que pensamos ser gobierno, no solo para levantar derechos sociales. Para esto, tenemos que hacernos una pregunta ¿Todo va a ser un derecho social? ¿O vamos a cambiar la forma en que organizamos la vida, el Estado y la comunidad?

 

Por eso hablo de que tenemos que sincerarnos, para poder ser una alianza estratégica y a la vez política, en la que todos nos apoyemos. Por ejemplo, RD llega a muchas más personas con un discurso más radical, a las que antes no llegábamos. Cuando se abre esa puerta, podemos hablar desde esa radicalidad, para pensar y trabajar un nuevo tipo de Estado. Tenemos que cuestionar el pacto social. Si nos conformamos con lo que tenemos solo vamos a administrar para ser una Bachelet 2.0.

 

 

-¿Cuál será el criterio de evaluación de la CORE Nataly Campusano para evaluar el trabajo que se viene por delante? Mas allá de los proyectos y de repartir el 6% del FDRN, ¿qué es lo que se busca siendo CORE?

 

Dos cosas. El espacio del Consejo Regional está invisibilizado. Sobre todo por la corrupción, el nepotismo y los favores políticos, con una fuerte función corporativista. Todos los consejeros se cuidan entre sí. Hay que generar un ambiente más politizado, de más discusión. En el fondo, el CORE debiese ser un parlamento regional, debería tener un ritmo más político, más allá de los fondos, del 2 o del 6%, que, si bien es parte de la pega, tiene que hablar de la descentralización, de la planificación, de la metropolitanización de la zona, de entender la ciudad y la región con una visión política. Tenemos que posicionar nuestra visión de ciudad y región que tenemos.

 

Lo otro es abrir el Consejo Regional a la gente. Abrir la institucionalidad a sus diferentes necesidades y causas. Creemos que se puede construir con ellos. Hoy es un espacio desconocido, que como FA no hemos hecho la lectura necesaria para entender lo relevante que son en torno a sus facultades, incluso pensando a nivel de maniobras. Hoy no se habla derechos, del tema del agua, de vivienda, de feminismo, ya que todos se ven como temas de plata o ejecución.

 

 

-¿Cuáles crees que son las principales preocupaciones de las mujeres que son parte de tu circunscripción? ¿Cómo se puede apoyar desde tu trabajo como CORE?

 

Nosotras hemos levantado la iniciativa de tener una Comisión de Género en el CORE y desde ahí abrir un espacio para que las diferentes mujeres, organizadas y no organizadas, se puedan encontrar para hablar de diferentes temas, desde la violencia -física o psicológica- hasta los temas de economía local de las mujeres.

 

Es algo que queremos levantar. En razón a eso, vemos que el tema organizacional es fundamental, no solo a nivel de Valparaíso, sino también a nivel regional. La región es diversa, y tiene muchos lugares donde se puede sacar provecho. Por ejemplo, generar cooperativas de mujeres con sus propias lógicas con la idea de abrir el espacio y concluir que la ciudad, la economía y la riqueza también es de ellas. Te doy un ejemplo: en Valparaíso, zona puerto, las mujeres no participan de la actividad portuaria, y si lo hay, son secretarias. Las encuentras trabajando en el retail, ganando el sueldo mínimo, dejando de manifiesto que la pobreza está feminizada.

 

Hay una serie de situaciones importantes de analizar. El rol que cumplen las mujeres en la región o, por ejemplo, en su participación en las elecciones. Visualizar aquel compromiso cívico desde lo numérico es no entender quien vive en la ciudad. Es cosa de ver las votaciones en las diferentes mesas o cerros de los sectores populares. En ellos, que son los que “menos votan”, las mujeres fueron quienes más votaron. Se tomaron el tiempo para hacerlo. Están más insertas en la política de lo que se cree.

 

Hoy tienen un rol histórico en el cuidado. Se organizan en los SAPUS o en los consultorios. En Placilla, por ejemplo, se están organizado por el tema del transporte. Son las mujeres quienes se están organizando por cambiar la vida que viven, son quienes están haciendo política en los diferentes espacios. Por eso,  no integrarlas al plan estratégico regional es un grave error. Hoy es una actriz que demostró su fuerza en lo electoral. No solo en el FA, sino también en la derecha. Por eso hay que conversar con ellas, entre nosotras y conmigo (risas).

Comentarios (2)

  • Rodrigo Bustamante Retamal

    Respecto a Merli; Voy en la segunda temporada. Y he podido encantarme mas. Veo y valoro el esfuerzo adicional que impone el guion para tratar los temas. Excelentes actores entretenida serie que pone de fondo diferentes problemas trasversales de nuestra sociedad «moderna».

    Reflexionar… reflexionar…. reflexionar. Creo que acá en Chile también funcionará….Suerte Merli.

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