
Montreal 1976: Cuando el mundo le dijo NO al Apartheid
Por Pablo Parry
Junio.
1976.
La Guerra Fría se encuentra en su apogeo y la amenaza de una confrontación entre los EEUU y la Unión Soviética todavía esta vigente.
En Sudáfrica, el régimen del Apartheid todavía está muy lejos de terminar. Con los principales líderes de la oposición encarcelados, incluyendo a un joven estudiante de Derecho llamado Nelson Mandela, la dictadura de John Vorster ejerce una brutal opresión contra las mayorías negras del país.
Las periferias de Johannesburgo, capital del país africano, son objeto de permanentes barriadas por parte de las fuerzas policiales contra las comunidades negras de la ciudad. Por si no fuera suficiente, un decreto por parte del régimen obliga a las escuelas a solo enseñar y hablar usando el idioma inglés y el afrikaans, en desmedro de la mayoría de las lenguas nativas del país.
En respuesta a las acciones del gobierno del Partido Nacional Surafricano, los estudiantes organizados en el Consejo Representativo de Estudiantes de Soweto (Localidad de la ciudad de Johannesburgo) llamaron a una movilización general contra el régimen en rechazo a su politica racial en las escuelas. El 16 de Junio, una amplia protesta de casi 20.000 estudiantes en las calles de la capital se dirigieron hacia el Estadio Orlando, siendo respondidos por un contingente policial y militar que impidió su paso hacia el centro deportivo.
Al encontrarse con las fuerzas de seguridad, los estudiantes hicieron una sentada en medio de las calles mientras cantaban gritos de protesta contra el régimen. Justo cuando se disponían a seguir avanzando, un oficial de policía disparo contra el estudiante Zolila Héctor Pietersen (13 Años), quien moriría en los brazos de uno de sus compañeros de clases. Comenzaba una de las peores masacres en la historia de Sudafrica, dejando más de un centenar de estudiantes muertos y miles de heridos.
La reacción internacional
Los sucesos, que tomaban lugar apenas 1 mes antes de los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, desato el repudio del mundo entero, aunque no tanto de los EEUU, quien a través del Secretario de Estado, Henry Kissinger, prestaba su respaldo más absoluto a Vorster, incluso en aquellos momentos en donde las Naciones Unidas condenaban las violaciones a los DDHH por parte del régimen del apartheid.
Ante la nula respuesta por parte de las grandes potencias occidentales que brindaban pleno apoyo a la dictadura surafricana, los países del continente impulsaron un boicot contra el apartheid a partir de los Juegos Olímpicos, esto último luego de que Nueva Zelanda intentara establecer un juego de Rugby con Sudáfrica para incorporarlos en el evento de aquel año.
Tras la decisión del Comité Olímpico Internacional (IOC por sus siglas en Inglés) de no sancionar a Nueva Zelanda, más de una veintena de países de África y Medio Oriente se restaron de los JJOO de aquel año, como señal política de que no tolerarían ningún vínculo deportivo con el régimen mientras este se mantuviese en el poder.
El boicot llevado a cabo en aquel año fue, sin lugar a dudas, el primer gran movimiento internacional contra la dictadura del Apartheid Sudafricano, en ese entonces todavía protegido por los intereses de los EEUU y el Reino Unido, quienes suministraban armas y apoyo militar y financiero al régimen, demostrando el descredito al que había llegado el gobierno, el cual poco más de una década después caería luego de intensas movilizaciones sociales que desembocarían en el retorno a la democracia en Sudáfrica en 1994 bajo el liderazgo del Ex-Presidente Nelson Mandela.
Imagen extraída de historyoftheolympics.com