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Mitos sobre el voto migrante

Por: Héctor Pujols

El pasado lunes 27 de enero el SERVEL entregó el padrón electoral de cara al plebiscito de abril donde se votará la posibilidad de establecer una Nueva Constitución, incorporando finalmente a la población migrante con más de cinco años de residencia en el país. Esta noticia despertó un gran recelo a gran parte del movimiento social; una mezcla entre racismo presente en los movimientos populares y cálculo electoral basado en mitos y prejuicios sobre el voto migrante. Como Coordinadora Nacional de Inmigrantes hemos sido parte del movimiento social en jornadas de protesta, marchas y cabildos, aportando desde la perspectiva migrante a la construcción de un Nuevo Chile y nos parece importante plantear y desmentir algunos mitos sobre el voto de las personas extranjeras residentes en el país.

1.- Solo deberían opinar los chilenos

La población migrante vivimos, trabajamos o estudiamos, aportamos con nuestro esfuerzo a la construcción de Chile y su futuro. Muchos de nuestros compañeros y compañeras han vivido más años en Chile que en sus propios países, incluso tienen hijos/as nacidos acá. En definitiva, somos parte de este país y excluirnos por haber nacido en otro lado de la frontera no deja de ser un acto de discriminación además de ser reaccionario, entendiendo que la actual Constitución establece en su artículo 14 el derecho a voto de los extranjeros residentes por más de cinco años. 

2.- Piñera garantizó el voto para los extranjeros

Esa es una de las más escuchadas y sin embargo solo hace falta buscar un poco para ver que realmente es todo lo contrario. El Acuerdo firmado el 15 de noviembre establecía que la “ciudadanía” podría votar en el plebiscito. Ese elemento fue interpretado por el SERVEL como una exclusión de la población migrante ya que el actual marco constitucional no nos reconoce como ciudadanos. Ante esta situación quien arrancó el voto migrante fueron las organizaciones a través de la movilización y la presión a la institucionalidad, ampliando los márgenes del “Acuerdo por la Paz Social” y evitando la exclusión de un porcentaje significativo en el proceso constituyente. El voto migrante es un triunfo del movimiento social, no un regalo.

3.- Los migrantes son fachos por eso les permiten votar

En una encuesta reciente realizada a la población migrante por el Centro Nacional de Estudios Migratorios (CENEM), el 68,1% de las personas extranjeras señalaba estar de acuerdo con la creación de una nueva Constitución. Esa afirmación – “son fachos”- se ha dicho especialmente contra la población venezolana, utilizando el tristemente célebre apelativo de “venezofacho”. Decir que todos los venezolanos son fachos es puro estigma y discriminación y no es aceptable. Es cierto que existe población venezolana conservadora, como lo existe en cualquier nacionalidad sea migrante o nacional, señalar a una en concreto es racismo y xenofobia, lo diga quien lo diga. 

¿Qué hacer?

Mucho se ha hablado de los límites del Acuerdo y la necesidad de superarlo a través de la movilización, ampliando así los márgenes y evitando el cierre elitista del proceso constituyente que abrió la protesta. En términos concretos, el único avance ha sido garantizar el voto migrante ante la exclusión planteada por el SERVEL. No podemos hacer otra cosa que celebrar y seguir empujando.

 

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