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«Mirada histórica a los movimientos sociales y políticos de izquierda en la región» Reseña del libro de Marcel Roo

Mirada histórica a los movimientos sociales y políticos de izquierda en la región

Nuevo libro plantea los orígenes de las ideas progresistas en América Latina y el Caribe

¿Cómo surgieron los partidos y movimientos políticos en América Latina y el Caribe? ¿Cuáles bases teóricas le dieron sustento a sus planteamientos? ¿Quiénes fueron esos precursores que trajeron a la región las primeras ideas de la lucha política y social?

Estas y muchas otras preguntas trata de responder el libro Marxismo, revisionismo y nacionalismo en América Latina, escrito por el periodista Marcel Roo, que próximamente estará a disposición del público en formato e-book de la editorial Galac.

Bautizado el pasado miércoles 23 de junio en la sede caraqueña del Centro de Saberes Africanos, Latinoamericano y Caribeños, esta pequeña obra sintetiza en su recorrido el pensamiento predominante en las luchas sociales de la Europa del siglo XIX que llega a la región.

En un principio, en el libro se hace referencia a la labor de marxistas y anarquistas que fueron los portavoces fundamentales de las ideas  de Carlos Marx y Federico Engels, así como de  Mijail Bakunin, Pierre Proudhon y Piotr Kropotkin. De esa manera, entraron al continente los conceptos de socialismo, comunismo,  lucha de clases, proletariado, burguesía y comenzaron a crearse las primeras organizaciones de carácter reivindicativo y de unidad obrera.

Se destaca el trabajo del argentino Juan Bautista Justo, quien hizo la primera traducción al castellano de El Capital, obra fundamental de Marx y publicó también en 1909 su libro Teoría y práctica de la historia, donde esboza las posiciones de la socialdemocracia alemana y revisa la posición eurocéntrica contenida en los primeros textos de Marx 

Justo también fue el fundador del Partido Socialista argentino apegado a las directrices de la II Internacional, organización matriz de los lineamientos de la socialdemocracia y cuyos máximos líderes eran Karl Kaustky y Edward Bernstein señalados como los padres del revisionismo.

Otro personaje que el periodista Marcel Roo menciona en su libro como precursor de la ideas políticas y sociales en el continente es el chileno Luis Emilio Recabarren, dirigente de los trabajadores linotipistas y fundador del Partido Comunista Chileno, quien daba especial importancia a la lucha de la clase obrera y fustigaba con vehemencia el estado de sumisión a que era sometida la mujer por la iglesia católica. 

No podían faltar en esta revisión las obras del peruano José Carlos Mariátegui, el Amauta, considerado el más universal de los pensadores marxistas del siglo XX y del argentino Aníbal Ponce, fino intelectual con importantes planteamientos sobre la educación y la cultura.

Igualmente, en el presente texto se analiza la personalidad y trayectoria de Salvador Allende desde que éste conoce, por intermedio de un carpintero anarquista italiano, las luchas sociales libertarias hasta su conversión al marxismo que lo llevó a ser el primer presidente latinoamericano de ideas socialistas y revolucionarias elegido en votación popular.

En el libro también se estudia a Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, fundadores del Partido Comunista Cubano; los venezolanos Gustavo Machado, Salvador de la Plaza y Juan Bautista Fuenmayor del PCV; al peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra y  Rómulo Betancourt  de Acción Democrática, estos dos últimos figuras básicas del revisionismo, 

En cuanto al pensamiento nacionalista, se reseñan las posiciones del boliviano Víctor Paz Estenssoro del Movimiento Nacionalista Revolucionario y el argentino Juan Domingo Perón líder máximo del partido Justicialista así como de Evita Perón, figura crucial en el crecimiento del peronismo dentro de la clase obrera.

En esta mirada histórica también se reseñan acontecimientos importantes como la Reforma Universitaria de Córdoba, la Revolución Juliana en Ecuador y las posiciones revolucionarias de Augusto César Sandino y Farabundo Martí.

Tal como lo señala el autor “quedan en el tintero muchos procesos y liderazgos  sociopolíticos de la región a la espera de ser cubiertos con nuevos aportes de investigación sobre materia tan rica y necesaria para el conocimiento de la historia de América Latina y el Caribe.

Comentarios (1)

  • Juan Pablo Rodríguez

    Marx fue un pensador social con miradas interesantes, pero equivocando demasiadas veces, quizás siempre, sus diagnósticos y predicciones sobre cómo funciona la economía y cómo se crea bienestar y riqueza para todos. Entonces separemos aspectos sociológicos de los económicos, donde en esto último cuesta comprender la nula adaptación a la realidad del PC de Chile.

    Parto por su creencia que toda utilidad resultante de la actividad económica es consecuencia de la explotación de la fuerza de trabajo por parte del capitalista. Es decir, en un mundo marxista no debería haber utilidad, siempre sería cero, pues cree que todo margen resultante de un negocio es una explotación a la fuerza de trabajo participante en ese proceso. Marx pierde todo el sentido común acá, quizás por la limitada ventana histórica en que vivió, y también por su naturaleza parasitaria (siempre vivió completamente de las rentas de sus progenitores), pues en su ámbito de mirada no existe el riesgo en la actividad empresarial (sí, se puede perder dinero en la actividad económica que busca satisfacer una demanda, la,cual,también es esencialmente cambiante y frecuentemente exigente) y tampoco comprende la creación de valor a través de captar la atención y preferencia del consumidor por múltiples y diversas razones: buen servicio, inventiva, mejor resolución de problemas, mejor adaptación tecnológica, invención tecnológica, rapidez en la respuesta, y miles de razones más. Entonces, en esencia, la mayor contradicción de Marx viene de la incomprensión de la naturaleza cambiante y exigente de la demanda por bienes y servicios, a lo que le propone una oferta con una estructura de centralización y por ende inflexibilidad.

    El conocimiento está distribuido y las preferencias de la gente mutan constantemente. Esta incomprensión hace del marxismo en versión comunista sea estructuralmente inválido.

    Es difícil definir cuál es la peor de las fallas de diagnóstico de Marx, pero elijo su teorización de que la concentración del capital lleva a menos competencia, y por ende Marx las emprende contra la ella (la competencia) y define entonces que la concentración de la actividad económica debe estar en manos del Estado. Es torpe, miope e infantil la argumentación, pues la verdadera competencia con igualdad de oportunidades es la forma moralmente más eficiente y la manera justa para crear bienestar y repartirlo. Es innecesario hacer las referencias a las empresas cubanas que pertenecen al PC o a las FFAA, todas fuente de corrupción, ineficiencia, multiplicación de la pobreza, injusticia y mediocridad. Ese es el verdadero resultado de la concentración de la propiedad en manos del Estado, algo tan perverso como los monopolios privados de épocas feudales. No existe caso exitoso en más de 100 años de gobiernos comunistas en algunas partes del mundo. El caso chino, capitalismo autoritario, se parece más al gobierno de Pinochet.

    La competencia de mercado es la mejor defensa para una democracia. No existe el gobierno de inspiración marxista que: 1) no controle a su ciudadanía a punta de balas, 2) no construya muros para que no dejen el paraíso , 3) no se perpetúen en el poder y alteren las reglas de gobierno de acuerdo al gobernante de turno, ¿no les llama la atención que casi todos los líderes de gobiernos comunistas mueren estando en el poder?, 4) no impidan la libertad de expresión, de movimiento, de culto y de pensamiento, 5) supriman a la antigua aristocracia pre revolución industrial, o burguesía desde el S. XIX, por la nomenclatura del tiránico partido único.

    Son demasiados los muertos y la destrucción de los gobiernos de inspiración marxista como para seguir dándole piso a estas ideas en este 2021.

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