
Michelle Peutat (PS): “Aspiramos a la construcción de un poder popular y de base, algo que hoy no veo en el PS ni en el FA”
Por Nicolás Valenzuela Paterakis
#DeFrente inicia, con esta entrevista, un ciclo de diálogos con militantes del amplio espectro de quienes se definen hoy como de izquierda en Chile. Queremos conocer sus lecturas de la realidad presente, a la vez que nos aventuramos a vislumbrar cómo sería un futuro posneoliberal y socialista. Michelle Peutat es una de las muchas voces críticas que existen al interior del Partido Socialista. Una parte de ellos se han nucleado en torno a la corriente denominada Izquierda Socialista, de la cual forma parte nuestra entrevistada. La egresada de Derecho de la Universidad de Chile e integrante del Comité Central del partido de Allende nos cuenta, cerveza mediante, sus impresiones.
#DeFrente: ¿Qué es, para Michelle Peutat, ser de izquierda y socialista hoy, en el Chile del siglo XXI?
No da para respuesta corta (risas). Lo primero es distinguir que ser de izquierda no es necesariamente ser socialista, no son necesariamente sinónimos ni conceptos confluyentes. En cada uno de ellos hallamos muchas vertientes. Para mí, ser de izquierda es estar en contra de un modelo -el neoliberalismo- que niega la participación de los pueblos y genera una sociedad desigual y segregadora. Las y los socialistas debiesen contribuir a cambiar radicalmente esas condiciones, haciendo primar la igualdad. Eso no necesariamente ocurre en el socialismo chileno.
#DeFrente: ¿Se puede ser socialista en el siglo XXI, sin reivindicar la Unidad Popular o los procesos de Cuba y Venezuela?
No. Son procesos que van de la mano. El socialismo chileno tiene en sus principios fundacionales una comprensión de la lucha de clases que excede los límites y fronteras de cada país. Hablamos de la unidad de la clase trabajadora, a través de una federación de organizaciones para disputarle al capital. No podemos disociar los procesos, porque más allá de las particularidades todos somos pueblos latinoamericanos oprimidos.
#DeFrente: Hay varias lecturas de lo que pasa en América Latina hoy. Algunos se refieren al término del ciclo progresista o la “década ganada”. Otros hablan de “oleadas” y que estamos en un reflujo.
Sin duda hay una arremetida neoliberal en toda la región. Lo podemos ver, por ejemplo, en Brasil, Argentina, Ecuador, Chile y son pocos los que han logrado resistir: Venezuela, Uruguay y Bolivia. No creo que eso signifique el fin de un ciclo progresista. Son parte de las dificultades y los costos de los errores de los procesos a la hora de enfrentar el poder real. La burocratización en Chile, Brasil y Argentina es producto de una revisión que nos ha acercado más a la socialdemocracia que a una izquierda que dispute la alternativa al modelo.
“Yo no sé si en el PS que nos imaginamos vamos a poder tener confluencias con todas las agrupaciones que hoy en día están en el FA. Sobre todo, con sectores como el Partido Liberal y con quienes replican prácticas burocráticas”
#DeFrente: Vamos a Chile. Este fin de semana tuvieron encuentro de Izquierda Socialista. ¿Cómo evalúan la derrota del 17D? Si bien hay algunos que se sitúan en una autocrítica más superficial respecto de las causas: el candidato, el programa, el diseño de campaña, pero uno podría creer que tiene más relación con el agotamiento histórico del proyecto concertacionista. En esa línea, ¿es sostenible seguir con esos niveles de compromiso con el modelo? ¿Es momento de construir un giro a esa política? ¿O la explicación va por otro lado?
Hay muchos factores, entre los que están las aptitudes del candidato; una falta de definición programática permanente, que lo llevó a ser errático respecto del CAE por ejemplo; y la imposibilidad de salirse de la clase política desprestigiada, a pesar de ser presentada como una candidatura “ciudadana”. De hecho, terminó siendo un político más. Sobre esto último, al Partido Socialista, en particular, le corresponde una responsabilidad más grande, porque las dirigencias actuales impidieron un proceso para tener un candidato propio o tener una elección interna para llegar con más claridades a las primarias. Los militantes no se sentían motivados de participar en su campaña. El problema que tenemos en la Nueva Mayoría es que no tenemos claridad sobre el proyecto, no se sabe cuál es la diferencia entre un PPD y un PS, porque no hemos sido lo suficientemente claros respecto de las banderas que levantamos.
#DeFrente: ¿Cuáles serían las definiciones a tomar?
El PS tiene que pasar por una fase de reflexión que no se acote a la coyuntura, a unos pocos meses. Yo creo que el PS tiene un proyecto político definido, está en su declaración, los puedes ver en la base militante. Pero no se lleva a la praxis. La dirigencia actual lo ha olvidado y no lo ha adecuado a la realidad actual de Chile. Entonces, tenemos que buscar una identidad en la izquierda, que hoy no tenemos. Hay algunos que creen que debemos ser una fuerza de centroizquierda.
#DeFrente: ¿Se puede hacer en alianza con la DC y los sectores neoliberales de la NM?
Primero, el PS debiese hacer una revisión interna de los propios sectores neoliberales al interior del partido, antes de buscarlos en los otros. No podemos definir alianzas políticas, programáticas ni electorales, si no hemos definido la posición en la que estamos en este nuevo ciclo en que se abre. Hay una discusión sobre si deberíamos ser un partido de izquierda o de centroizquierda. Y los que afirman esto último creen que deberíamos ocupar ese sitial que antes tenían otros partidos, hoy en descomposición, como el PPD o la DC.
Luego, más allá de la importancia del mundo social cristiano, tengo una posición crítica a las conducciones de la DC porque en la historia han terminado oponiéndose a los procesos más transformadores que hemos vivido. Lo hicieron en la UP, en la transición y en el gobierno de Michelle Bachelet. Ellos son los que tienen que demostrar en que posición se encuentran. El PPD, por otro lado, está en descomposición. Se agotó el carácter instrumental, son sectores que se acomodaron, que profitaron, y por lo mismo han perdido apoyo.
#DeFrente: ¿Si fueras la secretaria del PS, qué harías?
El PS, con todas sus diferencias, debiera recuperar un sitial, una identidad y un proyecto político de izquierda, que sea distinto a lo que representan otras fuerzas, como el Frente Amplio. Con quien debiera tener mayores confluencias es con el PC, es la forma de devolverle el carácter de izquierda que les corresponde ante el pueblo. Desde ese lugar hay que buscar con quien confluir y, desde luego, con el FA existen cuestiones en común, pero también hay diferencias. Yo no sé si en el PS que nos imaginamos vamos a poder tener confluencias con todas las agrupaciones que hoy en día están en el FA. Sobre todo, con sectores como el Partido Liberal y con quienes replican prácticas burocráticas.
#DeFrente: Un debate importante en la izquierda de hoy tiene que ver con cómo se enfrenta a la burocracia, a la que nos expone el Estado y los partidos legalmente constituidos. El PS ha sido víctima de la burocratización, de la formación de castas internas, de vinculaciones con el narcotráfico y ha perdido por lo mismo una vinculación popular. En ese contexto, ¿cuál es el papel que le asignas a lucha antiburocrática en el proceso de liberación y emancipación contra el neoliberalismo y cómo eso se hace al interior del PS?
Unas de las principales peleas que tenemos al interior del PS es en contra de la burocratización y la administración interna. Con eso me refiero a la militancia de ficha que ha usado el aparato estatal y al partido para beneficio personal, y también al resultado del proceso de la revisión interna de los principios a la vuelta de la democracia que termina en el entendimiento y la administración del modelo, con alianzas que se tornaron más propias de la socialdemocracia. En ese entonces esas posiciones -traídas por los militantes exiliados en Europa- terminaron imponiéndose, aunque no eran mayoritarias dentro de las bases del partido, más cercanas al almeydismo, a la izquierda. Esa disputa tiene mucho más sentido el día de hoy, cuando son esas mismas burocracias quienes quieren alejar al PS de sus principios, del marxismo, de los intereses de los trabajadores manuales e intelectuales.
De hecho, tanto es así, que en el marco de la discusión actual hay posiciones que quieren que el PS deje de ser un partido de izquierda y pase a ser un partido de centro de izquierda, para disputar las elecciones y el poder, sin necesariamente proponer algo distinto.
#DeFrente: ¿Cómo observas el proceso de convergencia de las izquierdas al interior del FA? ¿Crees que la IS tiene algo que aportar ahí? ¿Estarían dispuestos a sumarse?
El PS al que nosotros aspiramos a construir claro que tendría mucho que aportar en ese proceso. Hoy el FA tiene identidades muy diversas y muchos de ellos no han tenido la capacidad de definirse ideológicamente de manera clara. Yo no sé cuál es apuesta de Revolución Democrática, de Nueva Democracia, Poder o el PL. No sé cuál es su aporte en la formación de una izquierda distinta, como sí se ve en otras fuerzas del FA. De todos modos, es un proceso en maduración, es primera vez que están con peso en el Congreso, en el que tendrán que dialogar con otras fuerzas. Vamos a ver si van a ser capaces de superar el desafío de ser realmente una alternativa distinta a aquella contra lo cual ellos nacen. Incluso, en lo relativo a las prácticas burocráticas.
El PS tiene un rol importante que jugar si se define de izquierda y esa es nuestra pelea al interior del partido. Lógicamente eso debería tender a una convergencia, porque es el fin que estamos buscando. Tenemos caminos distintos. Nosotros, por ejemplo, aspiramos a la construcción de un poder popular y de base, algo que hoy no veo en el PS ni en el FA.
De hecho, veo un componente elitario importante, que no es cuestionable per se, pero aspiramos a mucho más que eso. Si el PS retoma el rumbo y su identidad, podría aportar a las otras fuerzas de izquierda con un carácter popular. Lo puedes ver en el componente popular de su militancia y su base social, que es enorme. Tiene una estructura que con gran capacidad de movilización. Parte importante del pueblo movilizado es militante socialista. Pero eso requiere de esfuerzos y confluencias con distintos sectores de izquierda. No digo alianzas coyunturales respecto de elecciones. Me refiero a una fuerza popular que, con proyección en el tiempo, sea capaz de construir una alternativa al modelo neoliberal.