
#MemoriaPopular: 36 años del Caso Quemados y nuestro Derecho a la Memoria
Rodrigo Andrés Rojas de Negri (Valparaíso, 7 de marzo de 1967-Santiago, 6 de julio de 1986) fue un fotógrafo chileno que murió a causa de las quemaduras infligidas por una patrulla militar durante una protesta contra la dictadura militar de Augusto Pinochet. Abandonado en una zona rural, Rojas pereció a los cuatro días.
El 2 de julio, a las ocho de la mañana caminaba junto a un grupo de jóvenes cuando fueron interceptados por una patrulla militar, que los persiguió y capturó junto a Carmen Gloria Quintana. Fueron golpeados, posteriormente rociados con combustible y quemados vivos.5
El entonces teniente Pedro Enrique Fernández Dittus, jefe de la patrulla militar, ordenó que los cuerpos humeantes fueran cubiertos con frazadas y subidos a uno de sus vehículos. Horas más tarde, fueron lanzados en una acequia de las afueras de Santiago, en el sector rural de Quilicura, donde efectivos policiales los encontraron y trasladaron de urgencia a la posta de esta comuna.2 A las 15:55 del 6 de julio murió a causa de las quemaduras. El 18 de julio de 1986, el Comandante de la Guarnición de Ejército de Santiago emitió un comunicado según el cual, y de acuerdo a indagaciones realizadas.
La fatídica mañana del 2 de julio de 1986 marcó el punto de no retorno en la criminalidad cívico-militar que desolaba nuestro país.
Hoy se conmemoran 33 años desde que una patrulla militar ejecutara una serie de acciones criminales en contra de Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri: los retuvieron, los golpearon, los rociaron dos veces con combustible que portaban en bidones y los quemaron. Luego, dándolos por muertos por la gravedad de las heridas, los subieron al camión del Ejército en que se movilizaban y, tras la orden pertinente, los abandonaron en un sitio eriazo en Quilicura.
Carmen sobrevivió a las horribles quemaduras. Rodrigo falleció tres días después.
Sólo el 2015 un conscripto que participó en la operación y la divulgación de los cables de la Embajada de EE.UU. a Washington detallando la cadena de mando y la impunidad procurada desde La Moneda a las autoridades involucradas, permitieron reabrir la causa y terminar con esa infame y recurrente sentencia del sobreseimiento por falta de antecedentes, aunque la Justicia Militar se habría pronunciado de modo arbitrario.
En enero de este 2019 la sentencia condenatoria de primera instancia por homicidio frustrado contra Carmen Gloria Quintana, y por homicidio calificado contra Rodrigo Rojas abrió la puerta a un nuevo debate: qué tan importante es el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación de las víctimas si los victimarios todavía gozan del beneficio inmoral de la duda de una sociedad perpleja e indolente frente a la memoria?