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Memoria popular de un combatiente internacionalista: Entrevista a José Miguel Carrera.

Con la entrevista al combatiente internacionalista José Miguel Carrera, relanzamos la sección #MemoriaPopular y los invitamos a debatir sobre las historias de lucha de los pueblos en el continente.

 

Por Nicolás Romero

#DeFrente

 

 

“Hoy es 19 de julio. ¿Qué coincidencia, no? Un día como hoy hace 39 años, en el 79, con un grupo de compañeros estábamos en el Frente Sur”, me comenta José Miguel. Es jueves en la tarde y el frío santiaguino que inunda el Cementerio General acompaña con cierta melancolía nuestra visita al Memorial Internacionalista.

 

“Este memorial es un homenaje a nuestros caídos, aquí han venido Daniel Ortega y Omar Cabezas (1). Nuestra relación con Nicaragua es ésta. De que cualquier “hueón” te venga a contar la historia, tú le decís ¿estuviste allá? Entonces, cuando se nos encomendó ir a Nicaragua se nos dijo que teníamos que contribuir a la unidad. Esa era nuestra tarea como combatientes y siempre hemos reivindicado la revolución sandinista. Los sandinistas ayudaron mucho a los chilenos para la lucha contra la dictadura.” señala.

 

“Nos dimos cuenta que había triunfado la revolución, porque empezó a gritar todo el mundo. Dos días antes nos enteramos que Somoza se escapó a Estados Unidos. Entonces, impusieron un presidente que los “Nica”  llamaban “Urcuyo”. Duró apenas dos días, porque dijo que “los sandinistas tenían que entregar las armas”. Y los sandinistas dieron orden de ir a Managua y se tuvo que ir a Guatemala”. José Miguel es un tipo sencillo y profundo. Nos conocimos en el 2010 organizando escuelas de formación para dirigentes territoriales. Forma parte de una generación de militantes del Partido Comunista y posteriormente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez donde destacan los internacionalistas Galvarino Apablaza, Raúl Pellegrin, Roberto Nordenflycht, Moisés Marilao Pichun, entre otros, que participaron en el triunfo de la flamante Revolución Sandinista. Estuvimos en una larga y amena conversación con un fiel representante de la “memoria viva” del pueblo chileno y de las izquierdas. De una memoria que se resiste a ser barrida y clama con insistencia su rescate creativo para volver a soñar otro Chile.

 

José Miguel es autor de “Misión Internacionalista: De una población chilena a la revolución sandinista”, libro que ya va en su tercera edición y que relata su experiencia y la de otres chilenos en la gloriosa revolución del 79.

 

 

De militante comunista a general en la guerra contra Somoza

 

 

-¿Qué edad tenías el ’79?

 

Tenía 25 años. Mi infancia y adolescencia la viví en el Paradero 18 de Santa Rosa, mi familia era de La Granja. Fui parte de un contingente que en la época de la Unidad Popular se fue a Cuba a estudiar becado medicina. Alcancé a estudiar un par de años, un poquito más. El 15 de abril de 1975 nos propusieron a quienes éramos militantes comunistas que dejáramos los estudios definitivamente. No fue como ahora, que se puede dejar temporalmente; esto era para siempre. Y medicina era un sueño para todas las familias proletas como las nuestras. En Chile había una dictadura criminal en la que se asesinaban hombres y mujeres. Entonces, la izquierda de estos tiempos hizo una reflexión, ya sea socialista, comunista, mirista, de que no se había sido capaz de defender el proceso de Allende. Yo me acuerdo, que las distintas organizaciones llamaban a defender el gobierno de Allende, pero en la práctica ni el PS, ni el PC, ni el MIR fueron capaces de hacerlo. Allende terminó solo en La Moneda con los combatientes del GAP, que eran fundamentalmente del Partido Socialista.

 

 

-¿Cómo llegaste a recibir formación militar en Cuba?

 

Cuando se nos planteó todos aceptamos, porque era una reflexión de la izquierda. Nos dijeron que dejáramos de estudiar medicina, porque era una resolución del Partido Comunista, y que debíamos defender la revolución. Y yo me gradué de militar, lo hice con el grado de subteniente. Como cualquier cubano, con un grado militar. A otros compañeros le tocó más duro porque eran más jóvenes, o bien, llegaron más tarde y les tocó ser cadetes, por lo que se mamaron más tiempo como milicos. El año 79 es cuando nos plantean que en Nicaragua hay una revolución, y nos movilizan.

 

 

-¿En qué parte de Cuba se formaron?

 

En la periferia de La Habana. Justo esa época el Partido Comunista señala que había que agudizar los niveles de la lucha revolucionaria. Y entonces, nosotros veíamos poco futuro, no sabíamos qué hacer allá, y sobre todo queríamos venir a pelear a Chile. Llevábamos ya cerca de 4 años en las unidades militares, es decir, del 75 al 79,  como cualquier oficial cubano. Era común que muchos eran enviados en misiones internacionalistas, muchos oficiales desaparecían y nunca más se sabía de ellos. Sabías cuando regresaba, o cuando nos enterábamos de que habían muerto. Un día nos citaron y nos llevaron a un lugar militar, donde estaba por ejemplo, Galvarino Apablaza, Raúl Pellegrín, Roberto Nordenflycht, Moisés Marilao Pichun, y otros compañeros, algunos caídos en Chile y en Nicaragua, éramos la primera generación de militares chilenos formados por las Fuerzas Revolucionarias Cubanas. Nos movilizaron sólo a los graduados. Nos llevaron a esa famosa escuela llamada “Punto Cero”, que todos dicen que allí iban los miristas a prepararse. Nosotros ya éramos oficiales con formación regular y nuestro jefe era Apablaza. De repente apareció en persona Fidel Castro; nunca antes lo había visto. Era grande y alto, recuerdo que yo estaba medio “achunchado”. Dibujaron un mapa donde Fidel nos explicó que el Frente Sandinista tenía  posibilidades reales de alcanzar el poder y que le pedían apoyo a la Revolución Cubana, porque requerían armamento de artillería y no contaban con los especialistas. Nos mandaron para evitar que se hablara de una invasión de Cuba a Nicaragua. Partimos a Nicaragua vía Panamá, luego en un avión a Costa Rica, y de ahí llegábamos a la frontera donde estaban los guerrilleros. Llegamos al escenario de la guerra con los bombardeos, los aviones, el enfrentamiento. Nosotros estábamos preparados para la guerra, pero es distinto vivirla.

 

 

-¿Cuántos chilenos apoyaron militarmente al sandinismo?

 

En el libro del comandante Fidel Castro, “La Paz en Colombia”, se cita la participación de oficiales chilenos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR), allí se habla de 51 oficiales del Partido Comunista de Chile y 20 del Partido Socialista (2) 

 

 

-Y humanamente, ¿cómo fue vivir la guerra?

 

Fue una experiencia extraordinaria. Ver a tanto cabro chico, que los fusiles eran más grandes que ellos. Entonces, eran hombres, mujeres; un pueblo muy religioso, muy revolucionario y cristiano. Era una lucha por la libertad, que estaba sometido a un régimen como el de Somoza.

 

Llegamos a un territorio en la frontera con Costa Rica, dado que así estaba estratégicamente diseñado. Los dirigentes sandinistas y los cubanos, que participaron en el diseño de la guerra, vivieron la experiencia de la insurrección del año 78, donde los sandinistas habían logrado copar todos los pueblos. Entonces, Somoza tenía una fuerza de élite, la Escuela de Entrenamiento Básica de Artillería (EEBI), que era una fuerza especial que había generado más de un problema militarmente hablando. Los sandinistas se tomaban los pueblos, y rodearon el cuartel, y ahí quedaban. Y ellos iban para allá. Y Somoza mandaba a la EEBI pueblo por pueblo, derrotando a los sandinistas. Entonces, llegaron a la conclusión de que había que tener una fuerza distinta en todos los lugares, que pudiera empantanar a esa tropa especial. Y ese fue nuestro papel.

 

“Recuerdo que llegaban muchas cajas con morteros, cañones. Si lees el libro “La Paz en Colombia” te vas a dar cuenta que había un pacto entre todos esos países vecinos; Panamá con Torrijo, Costa Rica, México, Venezuela y Cuba, para impedir que los somocistas invadieran Costa Rica. Entonces, permitieron que Cuba enviara armas. Por lo cual, hubo un pacto en que la mitad de las armas pasaban para Nicaragua y la otra mitad era para la defensa de Costa Rica”.

 

 

La difícil tarea de continuar la revolución luego de la conquista del poder

 

La revolución popular sandinista como hecho histórico logró cambiar radicalmente a Nicaragua; antes no había Constitución, en la práctica era un feudo de Somoza. Se logró conformar una organización social, con beneficios para el pueblo. Y después vino la invasión de EEUU en los ochenta, y no dejaron progresar a los sandinistas. Esa es la gran razón de la derrota electoral en el 90, y creo que hoy pasa lo mismo.

 

 

-¿Cómo influye la guerra con la Contra en la derrota electoral del sandinismo?

 

El triunfo la revolución se da con Jimmy Carter  en el poder. Después viene Ronald Reagan, quien financia a través de dineros del narcotráfico a la contra. Esta se encontraba formada  por quienes eran parte de la Guardia Nacional y gente que tal vez no se sintió cautivada con la revolución. La contra era conformada por grupos paramilitares derechistas (3).

 

 

-¿Cómo se organizaban?

 

Principalmente en Honduras. Allí estaban sus fuerzas que adoptaban la forma  de guerrillas. Y con eso, amenazaban económicamente a Nicaragua, contando con detrás todo el accionar de Estados Unidos. Y fueron vencidos por los sandinistas, quienes dicen que una de las causas por las cuales fueron derrotados fue que la revolución fue capaz de generar el ejército patriótico, donde jóvenes desde los 16 años hacían el servicio militar y se incorporaban a la guerra. Se desarrollaron grandes combates, de parte de los guerrilleros que ahora eran oficiales. Se ganó esa guerra pero con un costo humano altísimo sobre el pueblo nicaragüense. Después pierden los sandinistas y gana Violeta Chamorro, a inicios de los 90, con lo que se abre el ciclo neoliberal.

 

 

-¿De dónde vienen los Chamorro?

 

Son una familia aristócrata, de muchos recursos. Son dueños del diario “La Prensa”, el diario de derecha de allá. El director de “La Prensa” era Pedro Joaquín Chamorro, un destacado opositor a Somoza, pero no era sandinista. Y fue asesinado por Somoza. Violeta Chamorro fue parte de la primera junta tras el triunfo de la revolución. Pero después que el proceso se radicalizó se fue retirando.

 

 

Nicaragua hoy

 

 

-¿Qué está ocurriendo en Nicaragua?

 

Estuve presente en las últimas elecciones del 2016, a las que fui invitado como veedor internacional. Observé unas elecciones presidenciales donde Daniel Ortega arrasó. Y justo la zona donde fui, fue en la misma donde contribuí a formar el ejército. En esta elección se veía mucha juventud supervisando las elecciones. Creo que los sandinistas nuevamente han demostrado que sin la guerra hay progreso para la población. Había muchos programas sociales que ayudaban a la población, y por eso la gente votaba por él. Y la derecha nunca ha tenido una fuerza electoral para derrotarlos.

 

 

-¿Cómo explicas el quiebre que dieron origen a facciones después de la derrota del 90?

 

Varios vivimos hasta la primera mitad de los ochenta, hasta el 85, y luego nos vinimos a Chile a luchar desde las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Entonces perdimos mucho la pista de lo que pasó con esos dirigentes. Sólo en la clandestinidad, a fines de los 90, nos enteramos de que había perdido Daniel Ortega. Y ahora vemos que muchos de ellos reaparecen dando opinión. Entonces, ellos en proceso de crisis tomaron su camino. Otros se fueron a Estados Unidos, se retiraron, otros tuvieron peleas entre ellos. Y ahora varios reaparecen. Es como en Chile, donde aparecen varios que dicen que pelearon contra la dictadura.

 

“Creo que el concepto de revolución popular sandinista es algo que siempre han querido destruir desde Estados Unidos. Y entonces, muchos de estos ex sandinistas se aliaron con Estados Unidos y la derecha. Aparecen en fotos con senadores cubanos-norteamericanos, que son famosos en Miami. Y en Nicaragua funcionan ONGs que ayudan a los jóvenes a ser demócratas, a ser opositores. Uno que piensa como militar, porque así me formaron, se sorprende de lo rápido y violento de las protestas de abril de este año en Nicaragua. Evidentemente creo que había una estrategia para que el gobierno perdiera la concentración de un día pa otro. Eso a los mismos sandinistas los tomó por sorpresa”.

 

 

-¿Cómo analizas la situación en términos militares?

 

Creo que a las fuerzas opositoras se les acabó el gas. Ese tipo de guerras, así como lo que pasó en el Medio Oriente, tienen que tener éxito inmediato. Los sandinistas han logrado resistir. No niego que haya errores y desaciertos, pero es la revolución que se ha ido sosteniendo, y eso es un logro de Latinoamérica. Y de ser derrotado ese gobierno, lo que vienen son los gringos. Esa oposición no tiene unidad; en esa oposición hay delincuentes, hay luchadores honestos seguramente, opositores de derecha. Entonces, alguien tiene que tomar la dirección de esa oposición. Pero creo que la estrategia del gobierno y del ejército fue resistir.

 

 

-Y acuartelaron a las fuerzas policiales.

 

Y al ejército primero. Y veo vídeos en que la gente critica a los curas, porque esconden armas en las iglesias.

 

 

 

-Y en ese sentido, ¿tiene un gobierno el derecho a reestablecer el orden cuando hay grupos paramilitares entorpeciendo el orden público?

 

O sea, yo creo que acá si hiciéramos eso inmediatamente nos sacan la cresta por estar obstaculizando. O sea, aquí no se permite y allá se critica, es un doble discurso. Y Nicaragua es un pueblo de armas, o con experiencia en armas. Nosotros conocemos a muchos compañeros con los que compartimos en el ejército, que hay algunos que se encuentran en posiciones totalmente diferentes. Mi posición es que en ese país había una dictadura, y nosotros fuimos a apoyarlos como internacionalistas. Somos los responsables de mantener la memoria, de la decisión de nuestros compañeros. No tomamos partido ante eso, pero sí respaldamos a los compañeros que defienden la revolución.

 

 

-¿Qué rol juega EEUU en esta situación?

 

Desde que apareció Trump se quiere revertir la situación que abrieron Chávez y Fidel en América Latina. Las razones del avance de esta política también debe rastrearse en los errores de esos gobiernos progresistas. Y eso pasa porque, si bien le dan mejores condiciones al pueblo, terminan negociando. Y ha aparecido la corrupción, como en Argentina, como en Chile.  Estados Unidos quiere volver a controlar su patio trasero, de eso no me cabe duda alguna.

 

 

-¿Cómo analizas las posiciones de las izquierdas a nivel continental sobre la situación en Nicaragua?

 

Yo me paro desde mi postura. Fui combatiente internacionalista, combatiente rodriguista. Por eso no soy del “establishment” de la izquierda. Yo creo que la izquierda es oportunista. ¿Y con qué cara hablan y critican? Porque acá, por ejemplo, Carabineros ha robado millones de pesos. Y la corrupción es un gran peligro a la revolución.

 

-Sabemos que Estados Unidos sigue en su proceso de desestabilización. El bloqueo diplomático y económico se impulsa fuertemente desde la OEA.

 

Desde mucho antes que sucedieran estas cosas los norteamericanos han entregado fondos para la desestabilización. Incluso, en el Senado de Estados Unidos se ha discutido la posibilidad de hacer el mismo tipo de bloqueo que hay a Cuba a Nicaragua, por su vinculación con China, por su vinculación con Rusia, por los pactos que ha hecho Nicaragua con Venezuela. Bueno, está demostrado que Estados Unidos financia con millones de dólares a ONG (4). Y creo que es algo que los revolucionarios en Nicaragua deben estar al tanto. Es necesario que defiendan el proceso, es un pueblo luchador.

 

 

-Sectores de la izquierda y el progresismo señalan que en Nicaragua lo que ocurrió fue una sublevación popular contra el gobierno de Ortega. Otros señalan que hay una agenda de desestabilización orquestada y financiada desde Estados Unidos. ¿Qué crítica tú consideras pertinente? ¿Qué tipo de crítica le harías al gobierno o al proceso?

 

Sería soberbio de mi parte hacer una crítica, porque acá no hemos ganado. No tenemos los elementos para analizar esto desde el poder. Eso sí me llama mucho la atención que hay mucha información sobre corrupción, que es pública. Y eso hay que aclarar.

 

 

-¿Qué le dirías a las nuevas generaciones de izquierda en Chile, que son cada vez más conscientes de que los procesos latinoamericanos son importantes para pensar un futuro en Chile. ¿Qué le dirías sobre la situación de Nicaragua? ¿Qué consejo darías tú para observar la situación?

 

Mira, yo creo que hay que observar todo lo que está pasando. Obviamente, la tecnología permite que se transmitan cosas que son mentiras. Pero los jóvenes debieran saber qué cosas son verdad o mentira. Por ejemplo, se mostró una imagen de una Iglesia en Cumming con estudiantes secundarios y se les presentó como vándalos sandinistas atacando la Iglesia de Masaya.

 

“Aquí en Chile se presenta la transición como un avance, como si fuera la mejor, y a la lucha armada contra la dictadura se presenta como terrorismo. Y eso incluso se ha instalado desde la izquierda. Y opera como memoria oficial. Y para eso los combatientes pedimos que los protagonistas hablen, y no sólo los historiadores que validan la memoria oficial. Las nuevas generaciones deben estudiar y leer sobre lo que pasó en la historia de Chile. Los sandinistas cuentan la historia, sus procesos y sus hitos. Los jóvenes tienen que criticar, porque tarde o temprano vienen las negociaciones y las traiciones.

 

 

 

-Cómo ex combatiente, militante de izquierda que vivió el Golpe de Estado financiado por Estados Unidos, ¿qué nos podrías decir al momento de analizar la situación nicaragüense? Cómo se enfrenta un juicio crítico sobre los procesos, que sea capaz de analizar sus contradicciones históricas reales, al mismo tiempo que considera que, dentro de esas contradicciones, Estados Unidos está metiendo la mano?

 

-Todo lo que sucede en Latinoamérica y en nuestros países está inmerso en un contexto. Cada país vive un contexto. Y hoy quieren aplastar a Venezuela. Un paso que ayudaría para aplastar a Venezuela es aplastar a Nicaragua. Siempre han querido terminar con Cuba. Y un paso para hacerlo es terminar con Venezuela. Siempre han querido acabar con Bolivia, con el gobierno de Evo Morales,y un paso para eso es debilitar a los otros procesos. Entonces, por eso el imperialismo siempre ha estado presente. Y por eso las fuerzas revolucionarias tienen que ser antiimperialistas. Hay muchas críticas que se hacen; tú tienes que ver qué fuerzas son las que están financiando ese proceso. Y es evidente y es claro, y está demostrado, que a la gran mayoría de la oposición nicaragüense la está financiado Estados Unidos. Entonces, tú como revolucionario puedes llegar a un momento en que tienes de aliado al imperialismo. Qué paradoja.

 

 

Memoria Popular de Nuestra América

 

 

Lo que pasó en los años cincuenta, o en los años que ajusticiaron a Somoza, eran hitos que traspasaban a generaciones y que eran comprendidas como parte de un todo. Y la memoria de los internacionalistas va a tener que ser parte de la historia de la revolución chilena. No puedes renegar de que esto es parte de la historia de un pueblo. Creo que hay que ser unitario, eso se veía en la guerrilla. Había miristas, comunistas y socialistas en la época del 79. Y la derecha mata a todos por igual, no le interesa que seas de un partido u otro. La derecha sigue unida. Tiene una SOFOFA y se respetan entre ellos y nosotros tenemos como 80 mil organizaciones.

 

 

-Para finalizar, cuéntanos del proceso que te llevó a escribir «Misión Internacionalista».

 

Tuvo que ver con mi diferencia con la manera en la que comúnmente los historiadores cuentan este tipo de historias y experiencias populares. Te entrevistan y escuchan todo lo que dices, pero  después sacan sus propias conclusiones. Entonces, nosotros hemos llegado a la conclusión de que el combatiente cuenta lo que vivió. Y si es chamullento, ahí uno va cachando. Entonces, la historia es más ideológica, porque es una interpretación de un momento histórico. Entonces, no significa que es verdad, es una posición. En cambio, el combatiente te cuenta lo que vivió y es interesante escucharlo, porque es lo que hizo y  lo que lo motivó. Esto me llamó la atención, porque una vez estuve en un encuentro que se hizo sobre “Lucha armada en Chile”, en la ARCIS. Entonces, estaba el compañero Guillermo Rodríguez, que es otro mirista, estuvo muchos años preso y trataron de envenenarlo. El conocido “Ronco”. Entonces, estos cabros estaban ahí. Y allí había historiadores, fundamentalmente miristas sociólogos, y llevaban dos días hablando. Nosotros nos mirábamos durante el segundo día, como a las 5 de la tarde, y nos dijimos “¿pa qué chucha venimos?”. A última hora nos dieron la palabra. Y el “Ronco” llevaba todo escrito, y me decía «tenís que venir preparado para discutir con estos weones». Me acuerdo que esa intervención me sirvió para formular el texto que luego fue mi primer libro.

(1) Guerrillero sandinista. Fue ministro durante el primer gobierno revolucionario. Autor del hermoso libro “La Montaña es algo más que una inmensa estepa verde”, donde cuenta su tránsito desde las filas del movimiento estudiantil al ejército revolucionario.

(2) “Una brigada de apoyo fue organizada rápidamente con revolucionarios nicaragüenses, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y uruguayos que se entrenaban entonces en Cuba, y 51 oficiales del Partido Comunista de Chile, 20 del Partido Socialista de ese país y ocho del Partido Comunista Uruguayo, formados durante años en nuestras academias militares, que fueron integrados a esa fuerza con autorización previa de sus respectivas organizaciones políticas. Diez médicas y dos médicos chilenos, militares todos, formados igualmente en Cuba, fueron enviados al Frente Sur para atender a los heridos de guerra”.

“Los comunistas chilenos, sus compañeros socialistas y los oficiales comunistas uruguayos, como oficiales de carrera, escribieron una página imborrable en la historia de América Latina, tarea que prosiguió después de la victoria, junto al esfuerzo solidario e irrestricto de nuestro país”. En Editora Política, La Habana, 2008. La Paz en Colombia. Fidel Castro. Link para descarga: https://eradelecturadigital.blogspot.com/2017/07/la-paz-en-colombia-fidel-castro-ruz-pdf.html

(3) En su momento el gobierno revolucionario demandó a EEUU en tribunales internacionales por este hecho. La historia es conocida, se obtuvo un veredicto a favor pero EEUU nunca lo cumplió. Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Nicaragua_contra_Estados_Unidos

(4) http://revistadefrente.cl/ned-la-ong-golpista-de-los-eeuu/

 

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