
Luis Almagro: un secretario al servicio del imperialismo norteamericano
«Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible,
por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido» (1).
José “Pepe” Mujica.
Por Gabriel Cardozo
#DeFrente
Luis Almagro es el actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y fue elegido por 33 de los 34 países miembros. Asumió el cargo luego de terminar su investidura de ministro de Relaciones Exteriores (RREE) en el gobierno de José “Pepe” Mujica en Uruguay. No reniega en lo absoluto de la figura del expresidente que lo posicionó para haber asumido el cargo en 2015. Actualmente reside en el acomodado barrio de Palisades en Washington DC (1).
Desde su fundación en 1948, la OEA dice ser un instrumento para la “paz, la democracia y la promoción de los DDHH”. En el ejercicio de sus funciones, ha sido un organismo que ha dedicado importantes esfuerzos a controlar y enfrentar los avances de los gobiernos socialistas y progresistas de la región. Esta organización siempre se ha mostrado contraria a posiciones comunistas y a todo país que adoptara estos ideales. En los años ‘60 expulsó a Cuba por expresas órdenes de Washington, mientras que jamás se pronunció por las violaciones de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad que perpetró EEUU en Panamá y la intervención -muy conocida por los chilenos- que terminó con el gobierno de la Unidad Popular y la muerte de Salvador Allende en 1973 (2).
Desde que asumió Almagro, puso especial interés en Venezuela, estableciendo una posición hostil y catalogando al gobierno como una dictadura sin argumento político serio.
De hecho, Almagro afirmó recientemente que “corresponde que profundice sobre lo que fui testigo en la zona frontera de Colombia-Venezuela. La existencia de una crisis humanitaria en Venezuela. La existencia de una crisis migratoria que ha permeado a prácticamente todos los países de la región, y la causa fundamental de las dos crisis, que son la miseria y las acciones represivas inducidas por la dictadura venezolana (…) debemos de actuar. La omisión, el ocultamiento de la verdad, la negación, son actitudes criminales de la peor categoría moral y de la peor bajeza en términos políticos y sociales”.
Luego, le bajó el perfil a sus anteriores dichos y acusó que algunas interpretaciones maniqueísteas intentaron cambiar el eje de la discusión. ¿Que discusión? Si el mensaje fue claro: ante una intervención militar, los derechos humanos dejarían de contar.
Qué discurso más servil el de Almagro. Con un convencimiento férreo alzó la voz respecto a la ayuda ofrecida en materia de alimentos, pero, al mismo tiempo, sabía que la existencia de la crisis alimentaria fue descartada por la ONU. Otro ejemplo: la falta de medicinas para el tratamiento médico, pero ¿menciona los cobardes bloqueos a estos insumos? Jamás se refiere a la injerencia norteamericana y cómo actúa a favor del descalabro de los cimientos económicos de la revolución bolivariana. Es un cómplice que en sus mismas palabras omite y oculta la verdad, sostiene hechos pero no quién provoca consecuencias. En línea con quién representa, cortés con quién le aloja.
“Almagro cambia de ideas más rápido de lo que se cocina un panqueque”, afirmó el político uruguayo Antonio Mercader en una columna publicada en el diario El País (4). El vuelco político de Almagro, fue inverso, drástico, contra ideológico. Se construyó para sí. Pasó sin grandes hechos destacados en los roles de gobierno que ostentó. Sin embargo, encontró una posición favorable a una ambiciosa carrera política. Dice defender los DDHH como la organización que representa, siendo al mismo tiempo servil al imperio, al mayor criminal de violaciones sistemáticas a los DDHH.
¿Fue conforme a derecho que Pol Pot masacrara a su pueblo, por no esgrimir el principio de no intervención? No, no, no. Es completamente inmoral negar a futuro este derecho al “pueblo venezolano”. “No me callaré ni me iré hasta que la dictadura caiga”, sostuvo Almagro hace algunos días.
Como podemos ver, Almagro justifica la violencia de una intervención militar, pero asegura que es para detener la agresión, la represión y la violencia. Toda la construcción del imaginario del Venezuela que les conviene que las personas vean. Desde los medios afines al imperio, harán todo lo posible y necesario para implantar la justificación de una intervención. Deslegitimar, apretar hasta producir una asfixia financiera. La tesis del colapso final pareciera ser un pensamiento compartido por el sector republicano mirando a las próximas elecciones de noviembre, mientras que la Colombia de Duque es sindicada en hipótesis como la entrada a la posible intervención. El país ya recibió 60 millones de dólares provenientes de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional para hacer frente a la inmigración venezolana, .
Masacre, muertes, violaciones y más crímenes de lesa humanidad, todo lo que sería la instalación del imperio norteamericano en tierras libres Bolivarianas, para apropiarse de las reservas de oro negro más grandes del mundo.
En 2016, Tabaré Vázquez, actual presidente de Uruguay, le recriminó a Almagro su posición en torno a Venezuela. Pepe Mujica, luego que llamó “dictadorzuelo” a Maduro, se despidió de quien fue su ministro de RREE y hace unos días le recordó diciendo: “la posición que ha tomado Almagro en los últimos años, está notoriamente inclinado a los intereses norteamericanos. Estados Unidos es adicto al petróleo y sus intereses presionan”.
Almagro carece de coherencia política; se olvidó, fue parte del proceso de alineación. Su interés está puesto en restablecer el orden neoliberal, mientras que su concepción y aplicación de los DDHH está limitada a las líneas provenientes de Washington.
Referencias:
(1) https://www.elobservador.com.uy/nota/-quien-es-realmente-luis-almagro–2016102500
(3) https://twitter.com/Almagro_OEA2015
(4) https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/antonio-mercader/carrera-luis-almagro.html