
Las fisuras en la derecha por el cambio constitucional
Por Pablo Parry
#DeFrente
Las masivas protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera han dejado al oficialismo en un estado de crisis generalizada, la cual solo ha servido para demostrar las numerosas diferencias internas en cuanto a una de las demandas sociales más importantes del momento: el cambio constitucional.
Y es que fue el senador de Renovación Nacional (RN), Manuel José Ossandón, quien dio el primer tiro, al declarar en Radio Cooperativa que el «90% de los chilenos quieren cambiar la constitución», señalando también que «hay que estar abierto a todo».. Cosa parecida señaló el recién asumido Ministro de Interior, Gonzalo Blumel, quien afirmó que el gobierno «no ha descartado ninguna fórmula» para efectos de un eventual cambio constitucional, lo que muestra a una administración que ha debido ceder terreno frente a las movilizaciones sociales de las últimas semanas.
Sin embargo, lo anterior no parece ser una posición compartida por toda la coalición de gobierno. Y es que las mayores críticas han provenido desde el propio oficialismo, entre los que se puede contar a los diputados por RN, Diego Schalper y Sebastián Torrealba, quienes al ser consultados por el mismo tema, rechazaron la posibilidad de una reforma a la constitución. Cosa similar indicó el Senador por la UDI, Victor Pérez Varela, quien también se sumo al coro del rechazo ante un posible cambio a la carta magna. Más a la derecha, Jose Antonio Kast, líder del Partido Republicano, criticó en duros términos al gobierno señalando que se necesita «un gobierno que defienda la constitución», rechazando tajantemente la posibilidad de una Asamblea Constituyente.
Las críticas no solo han venido de la propia derecha, sino también del gran empresariado. Dentro de las voces más críticas, se cuenta al empresario y dueño de Canal 13, Andrónico Luksic, quien afirmó que «una nueva constitución no resolverá los problemas de los chileno», oponiéndose a un eventual cambio de este tipo.
Todavía queda por ver hasta donde la administración Piñera podría eventualmente llevar a cabo una reforma de la constitución y de si contaría con el respaldo de su sector para poder llevarla a cabo, presionado también por unos futuros comicios municipales y presidenciales en donde la posibilidad de una derrota total está plenamente vigente.