
«La hambruna como arma en la guerra en Ucrania» por Miguel Silva
Por: Miguel Silva
Trincheras. Carnicería. Bombardeos de artillería. Campos de minas y drones suicidas. Violento estancamiento y carne de cañón. A medida que la guerra entra en su 17º mes, Rusia y Ucrania están encadenadas en una mortífera tragedia de ataques y contraataques.
La artillería rusa ya no tiene una ventaja clara y las fuerzas ucranianas luchan contra las férreas defensas rusas, pero siguen adelante con su ofensiva en el sur, muriendo en los campos de minas. Una descripción publicada en el diario New York Times.
Incluso, la eterna guerra en Ucrania parece que tendrá víctimas, otra vez más, mucho más allá de sus fronteras tras el fracaso la semana pasada del acuerdo sobre cereales de Naciones Unidas. El acuerdo permitía tanto a Ucrania como a Rusia enviar gigantescos cargueros a través de aguas fuertemente vigiladas para que se mantuvieran las exportaciones de alimentos de granos.
Ese acuerdo provocó una caída muy necesaria de los precios de los cereales en los últimos 12 meses. Pero los precios del trigo volvieron a dispararse la semana pasada, después de que tanto Rusia como Ucrania anunciaran que ya no garantizarían el paso seguro de la navegación a través del Mar Negro.
Según información de las bolsas recabada por el sitio investing.com, los precios a futuro del trigo para septiembre del 2023 en Estados Unidos recién reportaban un aumento de 8.6%
El acuerdo se rompió poco después de un ataque contra el puente de Crimea al sur de Rusia, que el presidente Putin atribuyó a Ucrania. Ahora ambos países añaden aún más minas a un mar ya lleno de ellas.
El acuerdo sobre los cereales del Mar Negro permitió al Programa Mundial de Alimentos de la ONU enviar más de 725.000 toneladas de trigo desde Ucrania a países que padecen hambre aguda, como Etiopía, Yemen y Afganistán.
El aumento de los precios a granel pronto se traducirá en precios más altos en tiendas y mercados. Esto afectará especialmente al Sur Global, pero el impacto se sentirá en todas partes.
Los países que dependen en gran medida de los suministros de Ucrania serán probablemente los más afectados. Antes de la guerra, Líbano recibía casi tres cuartas partes de su grano de Ucrania, mientras que Pakistán, Libia y Etiopía también son muy dependientes.
Los aumentos en el precio de los cereales no sólo afectan a los alimentos que se basan directamente en ellos, sino también hacen subir el precio de la carne y los pollos, ya que el grano se utiliza a menudo para alimentarlos. Y, como la gente va a intentar a sustituir los alimentos caros por otros básicos más baratos, su precio también subirá.
Y en India, se anunció la semana pasada la prohibición de exportar arroz blanco no basmati, alegando las fuertes lluvias que han destruido muchos cultivos.
En fin, cada aumento de precios quitará alimentos de los hogares de los más pobre e ilustra que la guerra, el imperialismo y el cambio climático se combinan para poner en peligro millones de vidas.
Sin embargo, a pesar de la amenaza del hambre en el mundo, los poderes del Occidente desvían cada vez más recursos a la guerra inter-imperialista y la carnicería en las trincheras de Ucrania suma y sigue.