
«La gran Minería del cobre, la contaminación y el desarrollo nacional» por Miguel Silva
Por: Miguel Silva
El cierre de Ventanas y la huelga en Codelco han gatillado una serie de debates importantes entre los activistas en varias organizaciones sociales.
Con toda razón, los niños/as y sus familias que han sufrido como consecuencia de las zonas de sacrificio, quieren ver el término de las industrias que contaminan. Y algunos ecologistas también quieren ver el fin del extractivismo en sí y por ende el fin de la gran minería.
Por otro lado, los trabajadores y trabajadoras de Ventanas y de Codelco en general se sentían y se sienten traicionados por Codelco y el gobierno, ellos quieren ver la minería modernizada, estatizada y sustentable.
Claro, una solución sería cerrar Ventanas y las otras industrias de la bahía como Oxyquim que también han creado las terribles condiciones de vida en que sobrevive la población de Quintero y Puchuncaví.
Otra solución sería la modernización de la fundición — según el acuerdo entre la FTC y Codelco — invirtiendo capital para eliminar la contaminación que ha contribuido a poner tantas vidas en peligro.
Otra solución más sería crear una fundición nueva, con tecnología de punta y sustentable similar a la bien conocida planta en Hamburgo. Los trabajadores de Ventanas en ese caso, de planta y subcontratados, podrían laborar en esa fundición nueva. Según el pensamiento de Máximo Pacheco, esa nueva fundición podría ser un proyecto compartido entre el capital estatal de Codelco y el capital privado de los Luksic, Anglo American, BHP y las otras multinacionales de la minería.
Pero los ecologistas «puros» quieren poner fin al extractivismo a gran escala.
En todo caso, casi todos plantean la posibilidad de invertir para crear nuevas industrias modernas para procesar el cobre y crear productos que necesita el mundo, obra que hoy se hace en aquellos países que reciben los millones de toneladas de cobre no-refinado que Codelco, La Escondida y otras minas sacan de la tierra.
En estas líneas, vamos a conversar sobre la conversión de la minería chilena, el extractivismo y el derecho de todos y todas a vivir bien.
La minería en un mundo globalizado
Cualquier ingeniero que labora en la minería te va a decir que «su» empresa, ya sea estatal o privada, es un negocio que hace competencia con otras empresas de la minería, dentro y fuera del país, con el propósito de ganar plata.
«Sus» empresas comparan sus costos y ganancias con «la competencia». Hay que tener mucho cuidado con las estadísticas, por supuesto, pero cuando La Escondida declaró que sus costos para 2018-2019 eran US$1,17 por libra de cobre, Codelco comparó sus costos con los de ese competidor.
Pero se saca cobre de la tierra también en Perú, en China, en los EE.UU., en la República Democrática del Congo, entonces las empresas que operan en esos países comparan sus costos y sus ganancias con sus operaciones (y las operaciones de otras empresas, por supuesto) en los otros países. En Chile, por ejemplo, el costo promedio de cobre («de caja» según Cochilco en 2020) era US$1,21 por libra y seguro que las empresas que operan en otros países toman esos niveles de costos en cuenta cuando planifican sus inversiones para ver si están trabajando bien.
Entre los competidores, NO es relevante si la empresa que compite en el mercado del cobre es ESTATAL o PRIVADA. En otras palabras, las empresas que compiten son centros de capital invertido, capital estatal o privado, y su propósito es generar ganancias. En algunos casos, las empresas entregan una parte importante de sus ganancias al fisco, en otros casos las empresas entregan parte importante a otros sectores del holding al cual pertenecen, y en otros casos, las empresas se quedan con la mayoría de sus ganancias. Pero este proceso de distribución del lucro pasa DESPUÉS de la generación de las ganancias. En otras palabras, un negocio es un negocio, independiente de si la empresa es estatal o privada.
La Minería, la contaminación y el buen vivir
Dos cifras…
Primero… un 50% de todo el cobre exportado de este país es «concentrado», no-refinado, y se proyecta que va a subir al 70% del total en el futuro. China importa 57% del concentrado chileno y 50% del cobre fino chileno exportado.
Segundo… el cobre, tanto refinado como bruto, concentrado, representa alrededor de 44% del valor de todas las exportaciones anuales chilenas. Y entre los años 2000 y 2019, el cobre representó un 13,1% de los ingresos fiscales del país. Como consecuencia, menos cobre, menos recursos para el Estado, por así decirlo.
No es un tema menor lo que queremos hacer con el cobre entonces.
Ahora bien, el mundo cambia, la crisis climática ya se nos vino encima y sabemos que las fundiciones de la minería generan parte importante de los gases invernaderos que nos pueden eliminar de este mundo, ¿entonces qué vamos a hacer?
Una solución sería cambiar la tecnología. La planta de fundición moderna en Hamburgo, por ejemplo, genera poca contaminación y pocos gases que nos van a matar hoy o mañana. Entonces podemos invertir hoy para vivir mañana.
Y en el mismo sentido de invertir hay para vivir mañana, muchos ecologistas y también trabajadores de la minería proponen que habría que crear industrias sustentables que trabajen con el cobre refinado para crear productos elaborados o semi-elaborados, siendo a la vez fuente laboral para los trabajadores en Chile. Hoy en día, esas industrias están instaladas, en gran parte, en China.
Parece una buena solución, pero esas nuevas industrias tendrían que hacer competencia con las industrias ya instaladas en otros países… ¿POR QUÉ? PORQUE si sale más barato comprar el producto fabricado en China, entonces la mayoría de las empresas que van a vender ese producto lo van a importar. Otra cara de este hecho es que una nueva planta industrial instalada en este país tendría que comparar los niveles de costos, de sueldos, de materias primas, de energía, de transporte, de infraestructura en general, contra el proceso productivo de la competencia en China. Es decir, va a competir en la misma forma que Codelco hoy compite con La Escondida.
Quizás sería buena idea echar un vistazo a la historia de Apple para entender la naturaleza y porte de los problemas que enfrenta un proyecto de desarrollo industrial basado en el cobre.
A fines del siglo pasado, cuando Apple enfrentaba múltiples problemas económicos, Steve Jobs intentó crear nuevos centros de producción en Silicon Valley, pero fracasó en el intento. Luego, su nuevo «asesor», Tim Cook, le dijo… mira socio, ¿por qué no investigamos las fuerzas productivas que ya existen en Asia ya que no podemos avanzar en los EE.UU? Cook convenció al «gran Steve Jobs» y dentro de unos pocos años, Apple ya fabricaba sus Ipad en el centro productivo de FoxConn en China. En fin, una empresa grande, pero en serios problemas económicos, buscó recursos productivos en otra parte del mundo, aprovechó esos recursos y comenzó a crecer y ganar muchos, muchos billones.
¿Cuáles eran los recursos que Apple aprovechó en China? … Muchas trabajadoras muy capaces de laborar en líneas de producción con componentes minúsculos. Muchos trabajadores/as ingenieros capacitados como ingenieros de control de líneas de producción. Y también un socio (Foxconn, empresa Taiwanesa) ya instalada en el mercado de producción de microcomponentes, computadores y luego celulares.
Apple no encontró esos recursos en Silicon Valley entonces se instaló en China. Hoy, unos 350,000 trabajadores laboran en las tres fábricas de Foxconn en Zhengzhou y producen la mitad de los iPhone en el mundo en las 90 líneas de producción.
Ahora bien, para instalar en Chile una industria de procesamiento de productos basados en el cobre, industria capaz de hacer la competencia con industrias similares ya instaladas en China o Vietnam, habría que encontrar trabajadores capaces de laborar con la tecnología moderna que ya existe en China y gran cantidad de ingenieros con la educación avanzada necesaria para mantener la ingeniería instalada. Además, habría que transportar los productos a otros países a bajo costo.
Si Miramos a la historia de Apple y la comparamos a los desafíos de un proyecto de desarrollo nacional HOY, creo que encontramos que aquel proyecto exige niveles de inversión de capital que hoy SE ENCUENTRAN en muy pocas industrias.
Pero los desafíos son aún más complicados, porque desde hace muchas décadas, las inversiones en la minería del cobre han alcanzado niveles altos, por lo tanto han existido buenas condiciones para invertir aún más. Pero una industria nueva con base acá en Chile tendría que enfrentar concentraciones de inversiones YA EXISTENTES en China, por ejemplo. Entonces, la cantidad de capital necesaria para competir con aquellas industrias sería muy, muy alta.
Y las fábricas, la ingeniería, las máquinas modernas, la electrónica y el control, estarían importadas desde otros países (Alemania, China, EE. UU., etc.) porque no están aquí.
Escucho alguien que dice que «si lo lograron en China, entonces, lo podemos lograr acá, pero en chiquitito». Sin embargo, sin embargo… gran parte de las inversiones en China ocurrieron durante las primeras dos décadas del periodo «neoliberal», cuando los capitalistas del mundo eliminaban muchos de los derechos sociales que los trabajadores habían ganado en décadas anteriores, y por ende esas empresas, y hemos visto lo que pasó en el caso de Apple, tenían capital disponible, capital que buscaba condiciones para nuevos y buenos negocios. Esas condiciones las empresas las encontraban en China.
Pero hoy, las condiciones son distintas. Las empresas no enfrentan hoy un periodo de crecimiento, sino de estancamiento. Los ricos y poderosos tienen ese hecho elemental bien presente. Por algo los trillones de dólares que han recibido a través de «QE» (o regalos de crédito gratis o a bajo costo entregado por los bancos centrales) no han sido invertido en proyectos nuevos sino han sido ocupados en la compra de sus propias acciones.
En fin, el período de la creación de una gran acumulación de capital en China tomó lugar en condiciones de crecimiento. Hoy, las condiciones están marcadas por la falta de crecimiento.
Por supuesto, puedes decir que no es necesario competir con las industrias de otros países porque las empresas en Chile, por su naturaleza, van a hacer uso de los productos fabricados acá en Chile. Creo que este tipo de pensamiento es muy ingenuo, porque un negocio es un negocio, y si puedo comprar un aparato hecho en China, de buena calidad, por mil pesos, no voy a comprar la versión chilena por dos mil.
Pero puedes responder que solamente los capitalistas producen para llevar ganancias, para el lucro, y nosotros podríamos seguir otras reglas en nuestra producción nacional. Pero un momento, un momento, la producción del cobre acá en Chile saca de la tierra volúmenes de metal más grandes que cualquier país del mundo…. ¿todo ese metal lo vamos a producir para consumo interno nacional bajo las reglas «fin de fines de lucro» nacionales?…¡claro que NO! …gran parte de ese volumen se va a exportar y así entrar al mercado mundial donde rigen las reglas del capitalismo.
Pero puede ser que el estado aplicara tarifas a los bienes «de competencia» importados de China, pero en este mundo globalizado donde vivimos, ese tipo de política va a provocar un contraataque por parte del estado chino. Ya no vivimos en el mundo poco globalizado de la época del Frente Popular, cuando se formó la CORFO y la integración de las empresas y la economía chilenas con otras empresas y países, era mucho menor.
La Solución
Ya hemos pasado varios minutos debatiendo las razones por las cuales una política económica del desarrollo nacional alternativo NO ES una opción viable.
¿Cuál es la solución entonces… más realista o menos realista?
Creo que, tomando en cuenta que el mundo globalizado que enfrentamos está pasando por tres grandes crisis, la climática, la económica y la imperialista, la solución que nos puede dejar en camino a una vida mejor es la acción mancomunada, unificada, de los productores, de los y las trabajadores del mundo.
En otras palabras, en vez de crear OTRA base de acumulación del trabajo humano con el propósito de HACER COMPETENCIA con otras acumulaciones en otros países, sería mejor hacer una alianza con los trabajadores que laboran en aquellos países para compartir sus producciones. Obvio, ellos tienen que tener el control de sus producciones para compartirlas y estar de acuerdo con nosotros, y nosotros el control de nuestro país para tomar decisiones y después efectuarlas.
Puede ser que digas que esto no es una alternativa, es puro «cabezas de pescado». Mucho mejor hacer alianzas con los países del SUR y formar un mercado común bajo el mando de nuestros estados.
Sin embargo, los argumentos que en resumen son una forma u otra de decir que «un negocio es un negocio» son válidos a nivel latinoamericano. Puedes decir que sería mejor comprar una batería de litio de una planta boliviana que importarla de China o de los EE.UU., pero una vez que las empresas grandes chinas comiencen a conseguir enormes cantidades de litio y fabricar millones de baterías de litio a costo mínimo, la gran mayoría de las empresas dentro y fuera del SUR van a comprar sus productos a ese bajo precio. Así es la vida. Así es el capitalismo.
Digo que la alternativa más realista es la unión de los trabajadores del mundo, porque la alternativa es un intento de hacer funcionar un sistema donde la acumulación de inversiones provoca la competencia…con otras acumulaciones de inversiones. Por lo tanto, una obra mancomunada es mucho más realista que la competencia.
Pedro
Pero dado que la unión de los trabajadores está tan lejos, habría que apostar x mientras a la industrialización nacional como todos los países que la han hecho Inglaterra o USA o Corea o Japón : subsidio y proteccionismo