
La #Derechadura
Por Nicolás Valenzuela Paterakis
- 6 de enero: Chile Vamos logra acuerdo constitucional
- 6 de enero: Evopoli se declara en reflexión acerca cómo votar el 26 de abril
- 7 de enero: Senadores RN anuncian rechazo al plebiscito del 26 de abril
- 7 de enero: Senadores UDI se suman al llamado de los senadores RN
- 8 de enero: Mario Desbordes, declara libertad de acción en RN y se manifesta favor del plebiscito
- 8 de enero: Ossandón califica de error político decisión de senadores RN
- 8 de enero: Senado rechaza declarar el agua un bien nacional de uso público
- 9 de enero: El gobierno en silencio sobre posiciones en la derecha sobre el plebiscito de 26 de abril
En menos de 72 horas la derecha ha expuesto sus acuerdos y tensiones en torno al proceso constituyente.
Primero, en otro golpe al proceso, proponen que en materia de paridad las listas sean cerradas y bajo la modalidad de alternancia -hombre-mujer-. Es decir, se vota por lista, no por candidato. Luego, en materia de pueblos originarios, proponen escaños reservados en una relación 1:1 entre el padrón indígena y el padrón nacional.
Si los ⅔ ya representaban un verdadero dique neoliberal a la voluntad constituyente del pueblo, estas dos propuestas vienen a confirmar el ánimo de la derecha para con el proceso constituyente: hacer lo posible para que, en el caso de que haya nueva constitución, todo quede lo más parecido posible a lo actual.
Los problemas que representa la propuesta de la derecha en materia de paridad son varios: nuevamente deja la voluntad popular sometida a la decisión de los partidos, dificulta la unidad en la oposición y entre la oposición y el campo popular. Y toda fragmentación por la izquierda, como ocurre con este sistema electoral, favorecerá a la derecha, tal como ocurre hoy, pues a pesar de tener el 38% de los votos, cuentan con el 46% de los diputados.
Por otra parte, la propuesta en materia de pueblos originarios vuelve risible su participación y los deja confinados a una representación insignificante. Esto no solo tiene que ver con que la derecha pretenda mantener el estado unitario, sino también tiene que ver con que saben que los pueblos originarios tienen posiciones muy contrarias al extractivismo y la mercantilización del agua, entre otras.
Luego, probablemente animados por presiones nacionales y extranjeras, insignes representantes de la “centro derecha” manifiestan, por un lado -Evopoli-, que dudan si votarán a favor del plebiscito del 26 de abril, y, por otro -senadores RN-, que votarán en contra de una nueva Constitución. Lo cual deja en evidencia que no hay tal cosa como la centro derecha ni menos evolución en su sector.
Los poderes fácticos de RN -expresados en sus senadores- muestran que más allá de la flexibilidad táctica de Mario Desbordes y, según él cuenta, el apoyo de ⅔ de su consejo político, el mensaje es claro, si hay nueva constitución el poder real de RN y la UDI están por mantener lo que hay, sin importarles tener que soportar una humillante derrota en abril.
Los argumentos esgrimidos por los representantes políticos de la oligarquía para votar en contra de una nueva constitución son tan acomodaticios e históricamente absurdos que hasta Agustín Squella, insigne columnista de El Mercurio, ha salido a dejarles en ridículo. Tampoco les importa haber firmado un acuerdo por la paz para luego rechazar la idea de una nueva constitución o, como Allamand, decir que la aprobarán para luego decir lo contrario. En definitiva lo suyo, nunca han sido los argumentos, siempre ha sido defender sus intereses y surfear la política institucional.
Estos actos debilitan las posibles posiciones articuladores de Mario Desbordes y Manuel José Ossandón, pues muestran que en torno a los contenidos constitucionales seguirá existiendo una derechadura continuadora del pinochetismo que velará por sus intereses a pesar de todo. Esta derechadura es la que aplica a mansalva la ley de seguridad de Interior del Estado o amenaza con salida de los militares para llegar a acuerdos. Si las cosas no cambian, el proceso constituyente ocurrirá en un contexto poco auspicioso y democrático.
De ahí que es importante el programa que se proponga el campo popular, los comunistas, el Frente Amplio y el campo progresista, y si estos van a estar dispuestos a seguir impugnando el “Acuerdo por la Paz” tal como está. Si la propuesta es una salida a los marcos del pinochetismo, es probable que el proceso se de en buenos términos y se alcancen acuerdos con la derecha, sin embargo, para una constitución que se proponga elementos post neoliberales no bastará con interlocutar con Desbordes ni Ossandón.
Mientras tanto, el gobierno, que no fuera partícipe directo en el Acuerdo por la Paz pero en la práctica debe ser el principal encargado de ponerlo en la práctica, calla. Piñera, que sigue reprimiendo al pueblo, queda en una posición política incómoda de aquí al 26 de abril. Tendrá que cargar a cuestas con una campaña por el plebiscito con la derecha dividida y mayoritariamente en contra de una nueva constitución.
Para cerrar, el rechazo en el senado por parte de la derecha a la votación por declarar el agua un bien nacional de uso público, que requería de un quórum de ⅔, muestra que el proceso constituyente -en el fondo y ya no en la mera forma- será más complejo de lo pensado, pues la #Derechadura no está pensando salirse de la autopista neoliberal.