¿La derecha? No. Las derechas
por Nicolás Valenzuela
Es cierto que las derechas chilenas deben ser de las más neoliberales y conservadoras de la región y del mundo. Sin embargo, homogenizarlas como si fueran todas lo mismo es hacerles un favor. La gracia que han tenido es que a pesar de sus diferencias se han ordenado tras un proyecto de sociedad común. Hoy, con un escenario en movimiento, donde habrá espacio para el debate no hay que tratarlas como iguales.
Si las miramos con detención vamos a encontrar más discrepancias que similitudes. Basta con recordar los importantes, y no pocos, roces que surgieron en el periodo 2010/2014 y que dio nacimiento a varios fraccionamientos al interior de RN y la UDI. El acuerdo de vida en pareja, el cierre del penal cordillera y la referencia a los cómplices pasivos de la dictadura, la forma de responder a la rebelión mapuche, el conflicto entre tecnócratas y políticos, entre otros. Un botón de ese resultado: 4 candidaturas presidenciales.
Para su fortuna, cuentan con Piñera. Quien en su primer gobierno y en la campaña presidencial recien pasada supo combinar, bajo el relato del crecimiento económico, el aumento del empleo, el combate a la delincuencia y la resistencia a las reformas al actual modelo, una centralidad en asegurar un aumento de las tasas de ganancias para los grandes capitalistas con reformas de orden menor, como la eliminación del 7% en salud a los jubilados y el post natal de seis meses, que buscan legitimarlo ante el campo popular.
Se ha erigido como el Bonaparte de las clases dominantes y las derechas. Ha designado a su voluntad el gabinete, poniendo a personas de su estrecha confianza. Los presidentes de los partidos aparecieron pidiendo por favor por la prensa que se les considerara. Sin mayor debate al interior de su conglomerado ha definido una línea política de gobierno de no confrontación (“no venimos con la retroexcavadora”) en los temas sociales en los que ya la Nueva Mayoría sacó reformas (especialmente educación y aborto). Ha decidido tener un vínculo directo, y no mediado, con la patronal vinculando a Alfredo Moreno al equipo político.
Sin embargo hay muchos temas pendientes, de grandes magnitudes, respecto de los cuales pronunciarse. Pensiones, salud, medio ambiente, descentralización, entre otros. El mismo ha decidido meter mano al sistema tributario.
¿En estos temas, qué preferirá escuchar? ¿A los conservadores religiosos, católicos o evangélicos como José Antonio Kast, a los fervientes defensores de la economía neoliberal de la UDI, a los liberales abiertos a moderar el capitalismo rapaz y el conservadurismo como Felipe Kast o Lily Pérez, o a la variante de la derecha popular abierta a soluciones de compromiso como Manuel José Ossandón? No podrán quedar todos contentos.
El Frente Amplio debe saber mirar las tensiones y rupturas que se esconden detrás del bonapartismo piñerista. Agudizar las desavenencias, amplificarlas, poner el foco de tensión allí. Interlocutar con Piñera a propósito de éstas, mostrando que necesariamente, tendrá que inclinarse por uno o otro sector. Entrando en diálogo con las derechas que respeten la democracia, se alejen del conservadurismo y la ortodoxia neoliberal.
¿Quién sabe? Si esta tarea la hacemos bien, puede que en cuatro años más el divide et impera (divide y vencerás) nos de resultados.