
«La actual crisis energética mundial y las razones que se esconden tras ella» por María Jesús Sanhueza
Por: María Jesús Sanhueza
En medio de una economía que aún no acaba de recuperarse de los efectos de la Pandemia, el mundo se vuelve a enfrentar a una crisis de carácter global, una crisis energética. Fenómeno que no sólo pone en jaque el recuperamiento económico, sino que además pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos establecidos a nivel global para combatir el calentamiento climático, acercándonos una crisis sin parangón en las próximas décadas.
¿Qué quiere decir que nos encontremos en medio de una crisis energética?
El término crisis energética se refiere a un fenómeno global de desabastecimiento en el plano energético. El mundo produce actualmente menos energía que la que requiere para cubrir su demanda a nivel global, crisis que tuvo como detonante la paralización de la producción de hidrocarburos durante los primeros lockdowns. Un proceso que se extendió como consecuencia de los acuerdos especulativos entre las empresas de hidrocarburos, que vieron en esta crisis la oportunidad de generar ganancias extraordinarias que les permitiesen sopesar la pérdida debido a una inminente transición a las energías verdes. Todo esto se vio agravado por catástrofes naturales, que a su vez tuvieron una injerencia sobre la producción energética, y conflictos geopolíticos.
¿Cuáles son las principales causas o factores de esta crisis energética?
Pandemia
La pandemia, sobre todo en su primera fase, llevó a la economía a una situación de crisis a nivel global. Una crisis que en muchos países llevó a una paralización de la producción, destruyendo las cadenas de suministros a nivel global. Hecho que no sólo produjo una disminución drástica en la demanda energética, sino a su vez desató un proceso global de ralentización de la economía.
Esta situación nunca antes vista en el mundo globalizado de casi-paralización de la economía, indujo al sector energético a paralizar a su vez la producción energética, al vivir una caída drástica en la demanda, con records nunca antes visto de caída en el precio del petróleo. En el mes de abril del 2020 el precio del barril llegó a border los $11.26(1), actualmente bordea los $86US(2). Muchas industrias de hidrocarburos decidieron el freno de la extracción energética, a modo de sopesar las pérdidas producidas por la baja de la demanda, hecho que a su vez generó una caída estrepitosa en las inversiones en este sector. En el año 2020, las disminución de las inversiones en el sector de los combustibles fósiles disminuyó alrededor de un 20%(3).
Tras los primeros lockdowns, y al recuperarse la economía mucho más rápido de lo esperado, la demanda de energía aumentó considerablemente, sobrepasando la oferta existente y generando los primeros déficits energéticos que en muchos países(como India y China) provocaron cortes de energía(apagones), haciendo por primera vez visible la nueva realidad del déficit energético.
Desastres Naturales
Como reza el dicho popular, “las desgracias nunca vienen de a una”. Y sumada a la crisis de la pandemia los últimos años estuvieron marcados por una serie de eventos climáticos desastrosos tanto para la producción como para la acumulación de energía a nivel global.
El invierno 2020 tanto en Europa, como Rusia y en Asia fue uno extremadamente largo y frío, que agotó las reservas existentes de energía. A esto se sumo un verano prácticamente sin vientos, lo que constituyo un desastre en términos de producción energética para muchos países en los que la energía eólica cumple un rol clave, como lo es el caso de Inglaterra, en el que el sector de la energía eólica ha crecido más de un 715% en la última década(4). Todo esto aumentó la dependencia de esta zona en el gas, que por otro lado había visto mermada su producción debido a los fríos extremos. Y por su parte, estaba sufriendo fuertes alzas en los precios debido al aumento de la demanda.
En Asia, por su parte, los dos gigantes consumidores de energía, India y China, se vieron afectados por tremendas inundaciones que llegaron a paralizar en determinadas regiones la producción energética, obligando incluso a estos países a someter tanto a la población, como a la producción a cortes de energías. En algunos casos incluso cerrando fábricas, o forzando una reducción de la producción a tan sólo dos veces por semana, esto para evitar que las fábricas consumieran los recursos energéticos esenciales destinados a cubrir la demanda energética de los hogares para cocinar o calefaccionar.
En la región de Sudamérica, muchos países han sido víctimas de fuertes sequías, que han frenado la producción de energía hidroeléctrica. Brasil constituyendo el ejemplo más dramático, ya que en este país el sector hidroeléctrico da cuenta de más del 60% de la producción energética (5).
Especulación
Con una tendencia a la baja constante de las inversiones en el sector de los combustibles fósiles al mismo tiempo que se observa un aumento rasante en la demanda durante el último año, el sector de los combustibles tradicionales, en especial el del petróleo, ha optado por la vía especulativa. Esto en miras a la llamada “transición verde”, una tendencia que se ha observado en las últimas décadas, pero que ha llegado a un punto cúspide con la actual crisis. Cada vez hay más voces críticas respecto a los riesgos asociados a la dependencia energética en los hidrocarburos, y los daños colaterales que estos atraen. Esto sumado a la urgencia de esta transición debido al calentamiento global. Todo esto establece un consenso respecto a la necesidad de una transición de las energías tradicionales a las energías verdes, disminuyendo el incentivo para las inversiones en las industrias de hidrocarburos, e incentivando a este sector a mantener bajos los niveles de extracción, a modo de mantener altos los precios y llenar sus arcas en vista a esta futura transición. Desencadenando un proceso especulativo sin freno que tiene como consecuencia más nefasta, el aumento del poder del lobby de los hidrocarburos, fruto de la escasez.
Comportamiento de los precios del petróleo (por barril) desde Enero del 2021 hasta Enero del 2022
(table extraída de: Oil prices hit highest level since 2014 over supply concerns | Financial Times (ft.com))
Este proceso de especulación, que tuvo su origen en la industria petrolera no funciona aisladamente, sino que operó un efecto dominó en el precio del resto de los combustibles, en especial del gas y del carbón, al aumentar la demanda en estos sectores producto del desabastecimiento general. A modo de ejemplo, el precio del gas en Europa, en los últimos meses, ha aumentado alrededor de un 800%(6) .
Esta constante alza de precio ha arrastrado a una parte importante de la población europea hacia una situación de pobreza energética. En el año 2021, se estimaba que en Europa ya vivían alrededor de 31 millones de personas bajo esta situación (7). En el caso de Chile la especulación como factor en el aumento del precio del gas ha sido demostrada en el escándalo de colusión entre las principales empresas distribuidoras de gas (8) y fue incluso tema de campaña electoral.
Por último, el aumento constante de los precios, sumado al desabastecimiento general, crea una reacción en cadena de compra anticipada debido al miedo a un desabastecimiento aún mayor, suceso que profundiza aún más el aumento de los precios. Analistas prevén que el precio del petróleo por barril pudiese llegar este año a sobrepasar la cifra de los $100US (9). En conclusión, nos encontramos en medio de un círculo vicioso del cual no se prevé alguna salida, al ser el mercado quien controla el precio de los hidrocarburos, careciendo de una regulación supraestatal o de mecanismos de control que pudiesen poner fin al proceso especulativo.
El cambio hacia energías renovables
A diferencia de lo que muchos sectores liberales, y el lobby de combustibles fósiles quisiera presentar, el aumento de las inversiones en energías renovables no es la causa de la baja en las inversiones en el sector tradicional, ni de la actual crisis de desabastecimiento. Por el contrario, de haberse invertido más en energías renovables no nos veríamos enfrentados a esta situación en primer lugar, ya que esta crisis de debastecimiento tiene como principal razón la dependencia en los hidrocarburos.
El déficit en las inversiones en energías renovables sigue siendo enorme, tal como lo es la dependencia en combustibles fósiles, hecho que quedó expuesto en esta crisis. Realidad que no sólo nos expone a las consecuencias inflacionarias de esta crisis, sino que también a las conocidas y ampliamente estudiadas consecuencias del calentamiento de la tierra. Se estima que para contrarrestar los efectos del cambio climático se necesitaría por lo menos tres veces más inversiones en el sector de las energías renovables de aquí hasta el final de esta década (10).
Si bien el aumento de las inversiones en energías renovables coincide con una disminución en las inversiones en energías tradicionales, esto es debido a que cada vez ha crecido más la conciencia respecto a la inminente catástrofe del calentamiento global. Como también debido a las consecuencias nefastas que la industria de combustibles fósiles genera para la estabilidad de los ecosistemas y con las cuáles muchos países han tenido que lidiar en las últimas décadas. Un caso muy claro de esto es China, quien no sólo tuvo que lidiar con niveles exorbitantes de contaminación atmosférica y de sus aguas, sino que al mismo tiempo con los desordenes sociales provenientes de esto. Siendo razones medioambientales una de las principales fuentes de protestas en el país.
El conjunto de estos factores la habían impulsado, al igual que a muchos otros países, a anunciar un alejamiento de la industria del carbón y un compromiso a la erradicación completa de esta fuente de energía en el futuro, un compromiso que hoy tambalea.
Lamentablemente, la actual crisis energética ha empeorado los esfuerzos realizados por fomentar una “transición verde”. Habiendo otorgado un espacio al poderoso lobby de los combustibles fósiles para criticar la llamada transición, y conseguir compromisos en cuanto a la permanencia de esta industria en distintas regiones, provocados por el miedo a la inflación y el desabastecimiento. Si con anterioridad a la crisis era inconcebible para muchos países el proponer un aumento en las inversiones en energías fósiles, hoy en día muchos efectúan compromisos en menoscabo de sus objetivos medioambientales. Esto en muchos casos violando de plano acuerdos y compromisos internacionales, contraviniendo la opinión pública, que cada vez toma más conciencia respecto a la importancia de la transición energética.
Aumento de la demanda energética en Asia
El aumento en la demanda energética está en directa relación con el crecimiento económico. Fue precisamente el crecimiento económico fruto de la revolución industrial, liderada por Occidente, la causa que desató el proceso del calentamiento global en primera instancia, producto de la explosiva demanda energética y los gases de efecto invernadero que se generan en los procesos productivos.
Asia ha experimentado un proceso similar de crecimiento económico e industrialización al vivido por occidente hace más de 100 años -aunque a un ritmo mucho más acelerado-, aumentando explosivamente su consumo energético. Se visualiza que China e India darán cuenta de casi la mitad del aumento en la demanda energética a nivel global en el período del 2005 hasta el 2030(11).
Y China e India no son los únicos países en Asia que han aumentado exponencialmente su demanda energética producto del crecimiento económico en las últimas décadas, lo mismo cuenta para el caso de otras economías asiaticas como lo son: Corea del Sur, Japon, Taiwan, Malasia y Singapur, entre otros. Tampoco se prevee una baja relevante en el crecimiento económico de la región, y en consecuencia, del aumento en su consumo energético en los próximos años. Por el contrario, tanto India como China gozaron del mayor crecimiento del PIB en el 2021 a nivel global, bordeando el 9.5 y 8% respectivamente(12).
Geopolítica
La lucha por el control de los recursos naturales, especialmente de las fuentes de energías, ha sido desde siempre una causa mayor de enfrentamiento entre las potencias. Esta ha sido la cuausa de incontables guerras(13), tales como: la guerra del golfo pérsisco, la guerra de Kuwait, la guerra en Siria, la invasión a Irak(14), Afganistan, Libia, y es un motivo del actual del enfrentamiento entre Occidente y Rusia, que por su parte puediese desembocaren en un conflicto bélico.
El mundo no ha logrado hasta la fecha sobreponerse a estos factores geopolíticos para generar una iniciativa global de desarrollo sustentable en el plano energético, meta para la cual sería imperativa una cooperación y planificación a nivel internacional. Al mismo tiempo que aún no se logra acordar un plan conjunto y coherente de acción contra el calentamiento climático, a pesar de conocerse el riesgo certero para la subsistencia de la humanidad. Por el contrario, en el mundo actual, estos enfrentamientos han sobrepaso incluso el control de las propias potencias, estando mediados por los intereses particulares de distintos consorcios, entidades que hoy en día sobrepasan en cuanto a su poder y recursos efectivos, en muchos casos, a estados y gobiernos. Todo esto promueve una situación de riesgo no sólo a nivel energético, sino que ecológico.
La región Sudamericana ha experimentado las consecuencias de esta nueva realidad o estado actual de la geopolítica, corriendo el riesgo incluso de convertirse en un nuevo “medio oriente” debido a sus reservas de Litio, metal que en las próximas décadas jugará un rol similar al del petróleo en los años 70, con todo lo que esto implica. Un claro ejemplo de ello lo fue el golpe de estado en Bolivia, un golpe que fué promovido particularmente por Elon Musk (15) y el Lobby de Sillicon Valley debido a su interés puntual en los recursos naturales de la región, y que fue ejecutado por el presidente de aquel entonces Donald Trump.
¿Qué consecuencias podemos prever de esta crisis energética mundial?
Lo particular de esta crisis energética, y lo que la hace diferente a muchas otras, es la complejidad y el entrelazamiento de sus factores. No es una mera consecuencia de una crisis geopolítica, como lo fueron muchas otras crisis energéticas, ni tampoco el producto exclusivo de catástrofes climáticas, sino que es una yuxtaposición de causas y consecuencias de la nueva situación a la que el mundo se enfrenta en miras a un inminente desastre climático. Un mundo en el que las catástrofes medioambientales cada vez son más frecuentes y profundas, hecho que aumenta la presión sobre las cadenas actuales de producción y distribución energética, que por su parte se ven diezmadas producto de estos desastres. Es un proceso altamente dinámico y complejo en el que causas y consecuencias se yuxtaponen. No obstante, haremos un esfuerzo por diferencias las consecuencias más evidentes.
Emplazamiento a la transición verde, resurgimiento del carbón y el peligro inminente del Calentamiento Global.
Si en el discurso político anterior a la crisis energética hubiese sido imposible cuestionar a la transición energética, su necesidad, o su urgencia, en medio esta crisis de desabastecimiento y especulación, lo inimaginable se ha vuelto realidad. Con gobiernos a lo largo del mundo alejándose de los compromisos impuestos para combatir el calentamiento global y promocionando abiertamente la inversión en industrias que hasta hace muy poco tiempo se veían como obsoletas, puntualmente la industria del petróleo y del carbón.
Vemos un resurgimiento de las principales industrias causantes de este problema. Cuando en vista a esta crisis, hoy más que nunca, debiese de ser reconocida la urgencia de impulsar una transición energética que no profundice más la tendencia al aumento de la temperatura en el planeta. Mientras más gases contaminantes se emitan, con mayor rapidez se producirán los desastres climáticos que ya en muchos lugares están a la orden del día, aumentando a su vez el consumo de los combustibles fósiles más contaminantes, como el petróleo y carbón, ya que la cadena de producción de energías renovables aún no esta extendida ni cercanamente a los niveles que le permitiesen suplir el consumo energético de los sectores tradicionales. Un circulo vicioso que se refuerza a si mismo y nos arroja cada vez de manera más previsible a una crisis de la cuál probablemente no haya salida.
Pobreza, aumento del costo de vida e inflación
O bien por la falta de energía, o por el aumento de los precios de estas, la economía que se iba recuperando lentamente de los efectos de la pandemia, se vuelve a ver enfrentada a una crisis económica fruto de la crisis energética. Con fábricas en todo el mundo cerrando debido al aumento de los costos de producción, o simplemente por la carencia de suminitros energéticos para mantenerla. Una realidad que pone aún más presión a las cadenas actuales de distribución, altamente dañadas producto de la pandemia. Y que además genera desabastecimiento y un aumento de los precios, que en último plano se traspasan al consumidor, a quien se transfiere en última instancia el aumento de los costos de producción, con records históricos en la inflación a lo largo y ancho del planeta.
En el caso de los USA la economía más grande del planeta (aún), la inflación llegó a su nivel más alto en 39 años (16). Latinoamérica, por su parte, que fue una de las regiones más afectadas por el aumento del costo de la vida, llegó a un nivel inflacionario de más del 9% en el 2021(17).
Esta de más mencionar la correlación íntima entre inflación y pobreza. Pues son precisamente los sectores más desposeídos de la población quienes sobrellevan el mayor peso del aumento general de los precios, al destinar la mayor parte de sus salarios al consumo. Estudios(18) demuestran que altos niveles de inflación afectan de modo desigual a los estratos económicos más desposeídos, estando estos últimos expuestos de sobremanera a los efectos de la inflación y ejerciendo en ellos incluso un impacto multigeneracional.
Si bien es difícil diferenciar el factor pandemia del de la crisis energética, pues ambos son parte de un todo. Producto de ambos nos enfrentamos a un proceso de empobrecimiento sin precedente a nivel global, en donde la mayor parte de la población se ve sometida a la precarización de sus condiciones de trabajo, la inseguridad laboral y la cesantía. Al mismo tiempo que el costo de la vida aumenta sin precedentes. Irónicamente, o debido a ello, en medio de esta crisis los 10 hombres más ricos del planeta duplicaron sus fortunas (19).
Tensiones Político-Militares
Tropas de EEUU “protegiendo” campos de petróleo en Siria durante 2019. AFP/KURDISTAN 24 CHANNEL
Desde la rebelión en Kazajistán, que tuvo como detonante el alza de los precios de los combustibles, hasta las tensiones actuales entre Rusia, la Unión Europea y los USA. Esta actual emergencia energética no sólo ha exacerbado conflictos existentes, sino que ha sido la detonante de ellos, como lo fue en ambos casos mencionados anteriormente. En medio de una crisis energética, cada región lucha por asegurar su propio suministro, un objetivo que es considerado como vital y por el cual muchas potencias están dispuestas a utilizar la vía militar. Una realidad que se ha repetido constantemente en la historia moderna.
Otro fenómeno geopolítico que se ha sumado a a la posibilidad de un enfrentamiento militar entre las potencias es el llamado proceso de “desacoplamiento”, o separación entre las principales potencias. Un proceso que se desató durante la guerra comercial entre Washington y Bejing, pero que en vista a los nuevos acontecimientos se esta extendiendo a su vez a Rusia y la Unión Europea. Una nueva tendencia pudiese terminar por acabar con un proceso de globalización puesto en jaque, no sólo por los efectos de la pandemia, sino que también por el inminente enfrentamiento entre las dos grandes potencias, China y los USA. La crisis energética ha dado un nuevo momentum a esta situación.
Conclusión(es) en torno a la crisis energética
La crisis energética surge en un momento en que el mundo ya atravesaba por una serie de emergencias, la pandemia, el enfrentamiento entre las grandes potencias, la crisis de gobernabilidad y por último el calentamiento global. Y viene a reflejar problemas de fondo que han sido acarreados por este sistema durante décadas, tales como, la primacía de la ganancia sobre la sustentabilidad, la falta de una estructura supraestatal que pueda coordinar iniciativas de transición a energías renovables a nivel global, la tendencia a la militarización de los estados, y el control irracional de los mercados sobre la producción y suministros de bienes esenciales para la subsistencia de la humanidad. Todo esto desembocando en un momento en que el mundo comienza a entrar en una fase de cuenta regresiva ante el inminente desastre del calentamiento global. Y demostrando la urgencia de realizar cambios de fondo y definitivos que contrarresten estas tendencias imperantes. Una coordinación a nivel planetario no sólo es deseable, sino que la única base posible sobre la cuál se pueden hacer cambios substanciales. La crisis energética es un ejemplo más de que problemas de carácter globlal no pueden ser resueltos exitosamente por el estado nación. Como decía el poeta (o profeta) …
“SOCIALISTAS Y CAPITALISTAS DEL MUNDO UNÍOS
antes que sea demasiado tarde” (20)
Nicanor Parra
1) WTI Crude Oil Prices – 10 Year Daily Chart | MacroTrends
2) https://oilprice.com/
3) The Covid-19 crisis is causing the biggest fall in global energy investment in history – News – IEA
4) Wind energy in the UK – Office for National Statistics (ons.gov.uk)
5) Una grave sequía amenaza producción de energía y agricultura en Brasil – France 24
6) European gas prices shoot to new high as energy crunch worsens | Financial Times (ft.com)
7) State of the Energy Union 2021 (europa.eu)
8) Estudio sobre mercado del gas revela concentración económica, baja competencia y contratos de exclusividad – Universidad de Chile (uchile.cl)
9) Analysis: Inside OPEC, views are growing that oil’s rally could be prolonged | Reuters
10) Investment in renewable energy needs to triple, say IEA | World Economic Forum (weforum.org)
11) World Energy Outlook 2007: China and India Insights (iiasa.ac.at)
12) India to be fastest-growing economy in the world in 2021 & 2022: IMF projection – NewsOnAIR –
13) The wars that really are about the oil | The Spectator
14) Why the war in Iraq was fought for Big Oil – CNN
17) La inflación azota a Latinoamérica y reaviva los fantasmas de viejas crisis – Los Angeles Times (latimes.com)
18) Inflation and Its Impact on the Poor in the Era of COVID-19 – Ideas Matter (iadb.org)
19) Wealth of world’s 10 richest men doubled in pandemic, Oxfam says – BBC News
20) Cristo de Elqui se defiende como gato de espaldas (uchile.cl)
Originalmente publicado en El Ciudadano