
Jazmín Aguilar Ortiz (RD): «Debemos poner en el centro de la acción política la dignidad del pueblo»
Jazmín se propuso ser la CORE del cambio y la Inclusión Social y para eso trabaja diariamente desde su experiencia como psicóloga, docente e intérprete de Lengua de Señas. Conversó con #DeFrente sobre su proyecto como CORE y de la visión del Frente Amplio.
-Eres una de las seis Consejeras Regionales del Frente Amplio en la Región Metropolitana. ¿Cuál será el sello de tu gestión?
El sello de nuestra gestión es la Democracia Inclusiva. El compromiso adquirido con los vecinos y vecinas de la Región Metropolitana es poner la Consejería del Cambio al servicio de las necesidades del pueblo. Para lograr este objetivo avanzamos desde dos caminos que están estrechamente relacionados.
El primero es realizando una gestión impecable en lo técnico. Estudiando mucho, siendo disciplinados en la preparación de las seis comisiones en que participamos; desarrollo social, salud, educación, medio ambiente, rural y mujer. Como así también, analizando con detalle cada propuesta de inversión. El segundo camino por el que avanzamos tiene que ver con lo político. Trabajamos para que la Consejería del Cambio sea un instrumento útil para resolver las necesidades del Chile que más necesita de la política.
En virtud de esto, visibilizamos conflictos sociales y no nos tirita la pera en tensionar aquellas situaciones que vulneran los derechos de la clase trabajadora. Sólo por dar tres ejemplos, en la marcha No Más AFP interpreté en lengua de señas a Luis Mesina en el escenario; en el plenario del Consejo Regional indicamos la indignación de pobladores de Til Til ante el silencio institucional que los condenó a vivir en una zona de sacrificio, y finalmente, dimos nuestro apoyo político y comunicacional al sindicato de profesores del colegio Terraustral de Maipú que por estos días atraviesa una negociación colectiva.
En suma, el sello de la Consejería del Cambio es ampliar los márgenes de la democracia como estaba establecida, resignificándola, incluyendo en la toma de decisiones a los excluidos, comunes e invisibilizados; fortaleciendo la organización comunitaria, trabajando a la par con las expresiones sindicales, y promoviendo la participación y cultura democrática en nuestra nación.
-En Chile las instituciones tienen identidad propia. ¿Percibes resistencia a los cambios en el Consejo Regional Metropolitano?
Durante casi treinta años nos dijeron que las instituciones, y peor aún, el Poder, era propiedad de un reducido grupo de hombres, blancos, heterosexuales, santiaguinos, abogados, ingenieros o médicos egresados de la Universidad Católica o Universidad de Chile. Esto es un ejemplo perfecto de los circuitos del Poder en la historia de Chile.
El congreso es símbolo de aquello. No obstante los Consejos Regionales no se apartan de esta realidad. Cuando Giorgio Jackson y Gabriel Boric presentaron el proyecto se ley para rebajar los sueldos, las bancadas parlamentarias se mofaron de ellos indicando que estaban acostumbrados a vivir como universitarios, sin hijos que mantener.
A nosotras, las seis Consejeras Regionales del Frente Amplio en múltiples ocasiones nos han dicho que no podemos cambiar las cosas; que ellos entraron con el mismo entusiasmo hace dos, tres o cuatro periodos; que las cosas funcionan como deben funcionar; y hasta que no tenemos ideas.
Estas expresiones muestran con claridad que la casta político/empresarial capturó las instituciones para su beneficio, sin embargo, la irrupción del FA abre la puerta a un nuevo ciclo político en el que se ponga en el centro de la acción política la dignidad del pueblo.
-¿Se puede, desde la institucionalidad, impulsar cambios importantes para la población más pobre de nuestro país?
Es una cara de la moneda. La otra es la soberanía popular. En tanto las fuerzas transformadoras que armamos el tinglado del Frente Amplio escuchemos, conduzcamos y relevemos en el sistema político las necesidades de la clase explotada, aportaremos significativamente en mejorar su calidad de vida.
Solo para ejemplificar mencionaré dos acciones realizadas la última semana por la Consejería del Cambio:
El sábado en la noche nos reunimos con el territorio RD Quilicura en el campamento Las Totoras, al costado de la ruta Los Libertadores. Conversamos con su dirigenta en la biblioteca popular que volvieron a levantar, junto a sus hogares, después de un voraz incendio. De ella aprendimos sobre resiliencia y liderazgo. Acordamos tres aspectos centrales en los que podemos colaborar; Educación, Medio Ambiente e Infancia. Vale decir, en el mientras tanto no tienen una vivienda sólida con papeles que lo indiquen, no pierden su norte; vivir con dignidad.
Y este primero de mayo, decidimos apoyar a las trabajadoras y trabajadores que ni siquiera pueden marchar. Fuimos a la feria de las pulgas del sector El Abrazo de Maipú donde más de 500 familias trabajan en la precariedad, sin contratos, cotizaciones, o un lugar fresco en verano, cálido en invierno donde puedan vender sus productos. Además son invibilizados por el Municipio, toda vez, que han propuesto a la gestión local medidas concretas para el cuidado del medio ambiente, seguridad y progreso económico. Nosotros nos sumamos a su causa por la recuperación de un terreno donde puedan progresar colectivamente, con seguridad, estabilidad y en la formalidad.
Por lo tanto, desde la institución del Consejo Regional Metropolitano podemos contribuir en mejorar la calidad de vida de la clase vulnerada.
-El Frente Amplio rompió el duopolio, toda vez, que permanece en constante construcción. ¿De qué manera articulas trabajo con tu orgánica (Revolución Democrática) y el FA?
La primera actividad política a la que asistimos después de las elecciones, fue la reunión del Frente Amplio Comunal Maipú. En el espacio comunal frenteamplista es donde confluimos con el sujeto político que constantemente interpelamos. Desde la Consejería del Cambio nos conectamos con las problemáticas locales a través de los comunales frenteamplistas y territorios de Revolución Democrática.
Durante la construcción de nuestro programa de gobierno tuve el privilegio de coordinar el Grupo de Apoyo Programático de Discapacidad e Inclusión junto al compañero Juan Ortega del partido Igualdad. Por tanto entendemos y valoramos el trabajo voluntario que realizan cientos de militantes en poner tiempo y recursos propios al servicio de la disputa hegemónica en el plano de las ideas. En virtud de esto, es que constantemente consultamos en materias específicas a miembros de los frentes temáticos del FA y las comisiones especializadas de RD, y por cierto, nuestra hoja de ruta es el programa de gobierno de Bea Sánchez.
El futuro del Frente Amplio en cuanto organización política que desborde los márgenes impuestos por los partidos de la transición, está en su consolidación territorial.
-¿Cómo ves la equidad de género al interior de Revolución Democrática y dentro del Frente Amplio?
Revolución Democrática en sus principios se define como un partido feminista, al igual que la revolución bolivariana. Consecuencia de ello, es nuestra constante ocupación en estar a la vanguardia en políticas internas con enfoque de género. Hace poco se aprobó en el Consejo Político Nacional un protocolo de género que resguarda y promueve el respeto e integridad para que las mujeres nos desarrollemos en plenitud en el terreno político. Nuestra representación en cargos políticos internos es del 50/50. Toda vez que quedan muchas cosas por mejorar desde el eje de género en materias de inserción, formación, descentralización y financiamiento electoral en provincias.
En cuanto al Frente Amplio, tenemos que proponer y empujar las mejores prácticas para el desarrollo pleno de compañeras en política, en el congreso político y orgánico que celebraremos en unos meses más.
-¿Quiénes son tus referentes políticos?
Gladys Marín y Salvador Allende. Gladys fue una líder incansable, que no dudó un segundo en decir las cosas por su nombre ni en dar el ejemplo con la acción. Ella, hace más de 20 años dijo que los empresarios nos trataban como mercancías y que la concertación nos traicionó. Allende fue un luchador social que puso la dignidad del pueblo en el centro de la ocupación política. Mi hijo se llama Salvador en honor al compañero presidente.