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Javiera Parada, Hillary Clinton, y la política internacional en el Frente Amplio chileno

No poca polémica viene suscitando la candidatura a presidenta del partido Revolución Democrática por parte de Javiera Parada. En esto confluyen varios factores: Son conocidos sus vínculos cercanos con sectores de la ex Concertación hoy Nueva Mayoría, su relación con el bacheletismo, sus posturas de acercamiento hacia ese mundo, su al menos cuestionable uso de la vocería del movimiento por la Asamblea Constituyente y “Marca Tu Voto” para después ser nombrada por el Gobierno de Bachelet como agregada cultural en Estados Unidos, sus posiciones muchas veces alineadas con las posturas de derecha y pro imperiales. Ese cúmulo de factores han generado ahora un nuevo episodio, con las declaraciones del Senador Juan Ignacio Latorre (también de RD), quien textualmente declaró lo que muchos comentan privada y públicamente en el campo frenteamplista: “Javiera Parada genera desconfianza en RD y el Frente Amplio”.

Desde De Frente, medio latinoamericanista y antiimperialista, aquí desarrollaremos la arista de la política internacional para explicar por qué, tal como señala el Senador Juan Ignacio Latorre, Javiera Parada nos produce desconfianza.

Los sesgos del “progresismo liberal”: Cuba es Dictadura, Venezuela un régimen autoritario… Estados Unidos un “modelo” a seguir

En numerosas ocasiones la candidata a presidir al partido mayoritario del Frente Amplio ha sostenido posiciones de política internacional más cercanas al imperio y las derechas que de defensa de los pueblos y los principios de internacionalismo, latinoamericanismo, y antiimperialismo que ha proclamado como principios fundantes el partido Revolución Democrática. En su carta de principios y declaración ideológica, se señala: “rechazamos la dominación y la intervención de un pueblo sobre otro (…) En el contexto de globalización del siglo XXI, en Revolución Democrática nos sentimos parte de la identidad de la izquierda latinoamericana (…) Nos declaramos anticapitalistas, porque queremos superar el orden económico y político que promueve relaciones de dominación; anti oligárquicos, porque combatimos la concentración del poder en unos pocos; y antiimperialistas, porque rechazamos la dominación y la intervención de un pueblo sobre otro”.

Pues bien. En medio de un feroz asedio político, económico, mediático, diplomático, Javiera Parada ha apuntado continuamente contra el Gobierno de Venezuela, apuntando sus dardos no sólo contra él, si no que contra todo quien ose la impertinencia de apoyarlo: “Queridos amigos izquierdistas, se supone que ser de izquierda es ser demócrata. Dejen de defender el régimen autoritario venezolano”, tuiteó en Julio de 2017, en plena revuelta opositora, asonada desestabilizadora de alta violencia y con resultado de muerte de varias decenas de personas, la mayor parte de ellas producto precisamente del accionar violentista de la oposición más ultra al proceso y Gobierno Bolivariano. Hace sólo unos días, en el contexto de las campañas de las listas para conducir al partido Revolución Democrática, volvió a apuntar sus dardos: señaló categóricamente en entrevista al The Clinic, que “Cuba es una dictadura”, sin más, y sobre Venezuela afirmó que «se han violado todos los principios de una democracia. Hay presos políticos, es un régimen autoritario que usa los símbolos de la izquierda pero que de izquierda no tiene nada».

Pero estas duras declaraciones no cuentan con un símil cuando se trata de hablar de imperio, imperialismo, y sobre los países cuyos gobiernos dominan la escena global. Para citar un caso muy ilustrativo. En el contexto de la elección presidencial en Estados Unidos, y habida cuenta de su estadía en este país como agregada cultural del Gobierno de Bachelet, Parada se deshizo en elogios a Hillary Clinton:

“Creo que Hillary es la persona más preparada que ha habido nunca para la presidencia de EE.UU. Más allá de que uno esté en desacuerdo con decisiones que haya tomado como Secretaria de Estado, creo que cualquiera en ese puesto habría hecho lo mismo. Yo soy muy crítica de la mayoría de la política exterior de EE.UU. Pero también soy crítica de este punto sobre varios otros países imperialistas”,intentando empatar quizá su empatía con el imperio estadounidense evocando su oposición a «otros imperialismos» que no detalla.Y sobre el régimen político estadounidense, con declaraciones también del todo apologéticas y poco ajustadas a la realidad:“cuando uno conoce EE.UU. por dentro se da cuenta que es mucho más y que finalmente también es un país que ha conquistado los derechos civiles, donde las minorías y la diversidad tienen un espacio y son respetados, donde los pueblos indígenas han conseguido cierto grado de autonomía bien impresionante si por ejemplo lo comparamos con lo que tenemos en Chile, donde el respeto al otro es parte de la cultura” (Javiera Parada: “Hillary es la persona más preparada que ha habido nunca para la presidencia de Estados Unidos”).

El prontuario imperial y criminal de Hillary Clinton

Dejaremos para otra ocasión el detalle de la crítica a la caracterización que hace Parada al régimen político estadounidense, para centrarnos en lo que señala sobre Hillary Clinton. Vamos por parte:

1. Desde su cargo de Secretaria de Estado del Gobierno de Obama (desde enero de 2009 hasta febrero de 2013), Hillary Clinton fue central en la promoción y articulación del Golpe de Estado en Honduras contra el Gobierno de Manuel “Mel” Zelaya, acusado de ser parte del eje de gobiernos bolivarianos y de intentar iniciar, vaya pecado, un proceso constituyente que decantara en una asamblea constituyente que redactara una nueva Constitución. Como consta con numerosas pruebas, incluyendo cables filtrados de Wikileaks, Hillary Clinton fue actora protagónica en estos sucesos (Ver «El apoyo de Hillary Clinton al golpe de Estado marcó un camino de violencia en Honduras», o «Hillary Clinton defiende su rol en el golpe de Estado en Honduras al ser cuestionada por Juan González»). Tal Golpe de Estado marcó el inicio de un proceso de degradación social, violencia y autoritarismo que azota al país desde entonces, dándose desde entonces una verdadera oleada de mafias, “maras” y delincuencia organizada, que ya cuenta con más de 20 mil jóvenes asesinados desde el Golpe, además de un agravamiento de todos los índices sociales y económicos, y una casi completa anulación de las posibilidades institucionales para la oposición política y social al gobierno actual encabezado por Juan Orlando Henriquez (también conocido como JOH). Es tal escenario el que ha motivado, entre otros sucesos, el asesinato de dirigencias y militantes sociales y políticos como Berta Cáceres, o la reciente caravana de miles de migrantes que huyendo del país hacia el Norte buscan mejores condiciones de vida.

2. También como Secretaria de Estado, Hillary Clinton fue central en la desestabilización, ocupación y caotización de Libia, derrocando al Gobierno de Muammar Gaddafi y asesinándolo, cuestión de la que no tuvo pudor en festejar alegremente ante las cámaras: “We came, we saw, he died” (algo así como un “fuimos, lo vimos, murió”).

Supuestamente, Estados Unidos, junto al resto de países que apoyaron las acciones en Libia en el 2011, declararon que lo hicieron por valores democráticos y por oposición al Gobierno “autoritario” de Gaddafi. Pero el resultado de la intervención, lejos de favorecer los niveles de democracia y bienestar de las y los libios, dejó el país a merced del fundamentalismo yihadista, el caos, la violencia, y la pauperización de las condiciones de vida del pueblo libio («Las dos caras de Libia: Antes y después de la invasión de la OTAN»).

En el Programa de Much*s del Frente Amplio, en su parte referida a la política internacional (páginas 61 a 69), se señala como objetivos del conglomerado “la promoción de la paz, el desarrollo sustentable, la autodeterminación de los pueblos, la protección y promoción de los Derechos Humanos y el Estado de Derecho, la reforma al sistema de Naciones Unidas, y la integración política, económica y cultural de nuestra América (…) Promoveremos, en nuestras relaciones internacionales, la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las diferencias entre Estados y naciones mediante la mediación multilateral y la no intervención en asuntos internos de otros Estados”.

Un sector del Frente Amplio, de su ala más liberal y centrista, viene tomando posiciones en política internacional de dudoso compromiso con las declaraciones y presuntas posiciones políticas. Ya el Partido Liberal en su momento ha declarado admiración y apoyo a gobiernos como los del francés Macron o el canadiense Trudeau, cuyas acciones son de un belicismo, imperialismo, y agresión a los pueblos evidentes. Pero así y todo, esos mismos sectores insisten en utilizar una vara de medida categórica hacia procesos y gobiernos de impulso popular y de vocación transformadora, condenándolos y sumándose así al asedio y ataque internacional del que son objeto.

Lo más llamativo, es que tales posturas suelen presentarse como «defensoras de los Derechos Humanos» y su universalidad, y desde una pretendida «objetividad» y superioridad moral por enfrentarse a las violaciones a los derechos de las personas y los pueblos… ¿Cómo es posible sostener, supuestamente desde posturas progresistas y de izquierdas, posiciones de tan dísimiles estándares y juicios tan alejados de los principios declarados?

 

 


 

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Hablemos de narcoestado, corrupción, pederastia, y crimen organizado: Los Clinton y Jeffrey Epstein, la CIA y la mafia internacional

Equipo de política internacional de Revista De Frente

Comentarios (1)

  • roberto

    La verdad dijeran los argentinos,ésta señora mas pelotuda no es porque el día sólo tiene 24 horas…..

    reply

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