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Intoxicación en Quintero: la zona abandonada por las autoridades

Por Francisca Torres

#DeFrente

Una “nube tóxica”, según describieron los vecinos, fue la causante de que más de 50 niños de la comuna terminaran en centros asistenciales. Sin embargo, este episodio es sólo una muestra de la forma en que las autoridades se han olvidado de esta zona sacrificada para un crecimiento económico siempre desigual.


Apenas llegó a su lugar de trabajo a las 8:30 de la mañana, Catalina Ponce Concha, encargada de la Unidad del Medio Ambiente de la Municipalidad de Quintero, revisó lo que indicaban las estaciones de monitoreo de la calidad del aire instaladas en la comuna. Camino a la municipalidad, notó el aire distinto, con un olor que no es recurrente.

El primer establecimiento educacional en contactarla fue el Colegio Santa Filomena, quienes señalaban que también percibían un olor extraño en el ambiente. Catalina dio aviso al área de salud. Desde ayer, 20 de agosto, tenían una “nube tóxica”, como le denominan, y para las 9:30 de la mañana ya había tres estudiantes con síntomas de intoxicación en el Liceo Politécnico de la comuna.

Se sumaron más estudiantes, hasta llegar a 53, y luego docentes. La emergencia fue tal que la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, que justamente hoy martes tenía sesión de la Comisión de Medio Ambiente en el Senado, llegó al lugar.

La Seremi de Medioambiente, Victoria Gazmuri, señaló que la ministra Carolina Schmidt, determinó enviar “un especialista con monitores que miden más de cien gases para poder determinar cuál es la razón y el motivo de estos episodios. Además, se va a dotar a las municipalidades de instrumentos específicos para que ellos tengan la claridad de que están respirando nuestros niños”.

Catalina Ponce tiene claro esto: las municipalidades de las zonas más contaminadas no están equipadas con la tecnología suficiente para poder ir fiscalizando la calidad del aire que la comunidad respira. “La problemática es que los equipos que tenemos miden lo que está normado. Este olor, el de hoy, no es ninguna (toxina) de las que normalmente emiten las empresas. Como no tenemos ninguna identificación sobre qué compuesto es, los centros de salud a los que están llevando a los afectados no saben por qué tratarlos”.

A esta emergencia se le suma la de la semana pasada, cuando la Fiscalía Marítima tuvo que investigar un nuevo derrame de petróleo en la bahía ocurrido durante las faenas de mantención a las tuberías pertenecientes a la empresa Enex. Según lo informado, ocho litros de hidrocarburo escurrieron desde la losa del muelle al mar, ocupando una superficie de 30 metros. “Hay una falta de protocolo acá. Hay normas que no se están respetando y no se está fiscalizando a las industrias de manera preventiva. Cuando eso no pasa, suceden cosas como las de hoy”, explica Catalina.

Además, estas emergencia ocurre justo luego de que en julio de este año, la Seremi de Salud de Valparaíso anunciara que el Ministerio de Salud implementaría un plan epidemiológico para las “zonas de sacrificio” de Quintero y Puchuncaví. Esto, por la alta contaminación por metales pesados que existe en ese territorio.

Comunas sacrificadas

“El tema de los gases es una de las aristas dentro de todos los conflictos de contaminación que tenemos. Nuestro problema es grave y las autoridades lo saben. Por algo somos «zona de sacrificio»”, comenta Marta Aravena, ecologista y parte de la agrupación Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia Quintero-Puchuncaví.

Las Zonas de Sacrificio son, según lo indicado por fundación Terram, territorios de asentamiento humano en que el medioambiente ha sido arrasado para dar paso al desarrollo industrial. La devastación tiene implicancias directas en el ejercicio pleno de los derechos fundamentales de las personas: derecho a la vida, a la salud, a la educación, al trabajo, a la alimentación, a la vivienda, entre otros.

Así también lo explica Marta: “La autoridad nos sacrifica para hacer crecer el país desde acá, sin importar el daño. Sobre estos olores, nosotros estamos denunciando hace más de un año y medio de forma reiterativa las emanaciones de gas que se sienten en la zona, pero no nos escuchan”.

Como agrupación, han estado durante mucho tiempo levantando el tema de la grave contaminación que hay en la zona, pero, según cuenta Marta, las autoridades insisten en invisibilizar el tema. Entre sus esfuerzos de lucha, la organización ha estado armando redes de trabajo y colaboración con, por ejemplo, el Colegio Médico y con el Instituto de Derechos Humanos, quienes han apoyado a las comunidades a llegar a diversas instancias para mejorar su calidad de vida.

“Las autoridades son las que tienen que tomar conciencia. El modelo de cómo desarrollamos el país y la forma en que se le sustenta, tiene que ser otro, no el de hoy. Hoy lo que a nosotros nos ocurre, es algo que pasa a nivel mundial. Si las autoridades no tienen la visión de revertir esta situación, el planeta no va a durar”, explica Marta.

Durante la tarde de este martes, Catalina Ponce tuvo una reunión de coordinación con instancias gubernamentales para hacer frente a la emergencia de la “nube tóxica” en Quintero. “Constantemente hay este tipo de emergencia: contaminación del aire, derrame en un estero y así sucesivamente con temas ambientales. Estamos de manera frecuente con emanaciones, contaminación de agua y de suelo. Se necesita una vuelta de mano del Estado hacia Quintero por todo lo que hemos entregado. Como comuna entregamos casi el 90% del combustible al resto del país. Somos un puerto industrial y lo sabemos, pero no pueden tenernos viviendo así”, concluye.

 

Imagen extraída de radio.uchile.cl

 

Comunicador Social para Revista De Frente. Sociólogo e Investigador. Diplomado en Intervención Comunitaria por la Universidad de Chile. Abogado en formación por la Universidad Alberto Hurtado.

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