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Hablemos de Venezuela, pero en serio

Por Jean Flores Quintana

Revolución Democrática

Frente Amplio

 

 

Hablar de Venezuela implica hablar de petróleo. Las reservas de crudo más grandes del mundo están en la República Bolivariana.

 

Según datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) Venezuela  posee 326.000 Millones de Barriles (MDB), de lejos le sigue Arabia Saudita con 212.000 MDB y más atrás se encuentra Irán con 157.800 MDB. El problema de Venezuela radica en su riqueza natural.

 

La revolución bolivariana encabezada por el comandante Hugo Chávez Frías afectó los intereses de las clases privilegiadas. Sus políticas sociales redistributivas se ocuparon de los sectores marginados, la pobreza extrema se redujo del 23,4% en 1997 al 7,1% el 2012, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

 

El informe Gini, que se encarga de medir la desigualdad de ingresos en los países, indica que Venezuela es uno de los países con menor diferencia de salarios entre ricos y pobres en la región. Por sobre Chile, Estados Unidos o Argentina.

 

En cuanto a los derechos humanos fundamentales, la República que iniciara el socialismo del siglo XXI, aumentó exponencialmente el gasto público en salud, de 176 dólares por persona en 1998 a 663 dólares el 2012; en educación, la Unesco lo declaró país «libre de analfabetismo”; en vivienda, el programa Gran Misión de la Vivienda contemplaba construir 2 millones de soluciones habitacionales permanentes antes de 2019, a mayo de 2018 entregó 2.091.395 hogares distribuidos en función del ingreso familiar de los postulantes; libertad de expresión, existe una amplia variedad de medios de comunicación en los que desfilan los principales opositores al gobierno que incluso, llaman abiertamente a la sedición.

 

El ciclo dorado venezolano -con el barril de petróleo a 130 dólares la venta- generó las condiciones materiales para profundizar las transformaciones revolucionarias, poniendo en el centro de la ocupación política la dignidad del pueblo.

 

El precio del petróleo se desplomó el 2017, llegando a 42 dólares el barril. Los sectores privilegiados que vieron amenazados sus espacios de poder -dentro y fuera de Venezuela- arremeten contra el gobierno democrático so pretexto de crisis económica.

 

Gene Sharp, politólogo estadounidense, escribió un manual que detalla cómo derribar un gobierno. De la dictadura a la democracia, se titula. En él se identifican con claridad tácticas y estrategias -fase a fase- de intervención sobre los países que se alejan de las políticas económicas del Consenso de Washington.

 

El ensayo de Sharp entrega herramientas conceptuales y teóricas para desestabilizar un gobierno; desde el lenguaje y las palabras a utilizar en los medios de comunicación hasta las relaciones estratégicas internacionales. El capítulo siete, titulado “planificación estratégica” se ve reflejado perfectamente en las prácticas de la oposición venezolana desplegada a sus anchas, promoviendo un golpe de Estado.

 

Durante la semana previa de las elecciones del 20/M, Mario Vargas Llosa, el paladín del liberalismo en esta parte del mundo, desde CNN llamó a cortar toda ayuda internacional a Venezuela y en el mismo medio, uno de los líderes de la oposición, David Smolansky incitó a las fuerzas armadas a levantarse con violencia y desconocer los resultados electorales.

 

En Chile esta historia es conocida, perfectamente sabemos cómo hacen las oligarquías para voltear mandatos democráticos.

 

Los enemigos de tus enemigos no son tus amigos. Nicolás Maduro no es Allende. Tampoco es Chávez. Pero los que dieron el golpe contra Allende y contra Chávez son los mismos que ahora están promoviendo un golpe en Venezuela.

 

Fuente de imagen: Cubadebate.cu

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