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Fútbol militante en la Guerra Civil española: la gesta de la Selección de Euskadi

El 9 de mayo de 2012 el Athletic Club de Bilbao disputó por primera vez, la gran final de la Liga Europa. Y el 25 de mayo, jugó su enésima final de la Copa de España, trofeo que ya ganó en 24 ocasiones. El Athletic es uno de los equipos de fútbol más antiguos, fundado en 1898 por influencia de los ingleses que trabajaban en los puertos vizcaínos. Es conocido por su tradición de alinear sólo a jugadores nacidos en Euskadi. En ese sentido perpetúa la tradición nacionalista instaurada durante la Guerra Civil por la inolvidable Selección de Euskadi.


Por Ramón Chao (*)

 

 

El fútbol entró en España a finales del siglo XIX. Hay constancia de su práctica en 1872, por los mineros británicos residentes en Huelva. En la última década del siglo XIX comenzó a practicarse en Bilbao y San Sebastián.

 

La historia del combinado vasco se remonta a 1915, cuando empezó a jugar amistosos con el nombre de “Selección Norte”. Inmediatamente después del golpe militar de 1936, a impulsos del lehendakari Aguirre, se transformó en “Selección de Euskadi”, cuyo principal objetivo consistía en recaudar fondos para las tropas leales a la República. En realidad, más que un equipo de fútbol, quería ser el embrión de una futura selección nacional, en un momento en que el recién creado Gobierno Vasco estaba tratando de implantar un auténtico Estado.

 

El lehendakari Aguirre sigue las evoluciones del partido PNV – ANV el 7 de febrero de 1937, desde la tribuna de personalidades. (foto: Sabino Arana Fundazioa / Periódico EGUNA)

 

En realidad, el equipo era una ampliación del Athletic de Bilbao, al que pertenecía la inmensa mayoría de sus jugadores. Se completó con varios vascos que la guerra había pillado en territorio rebelde, como Ahedo, del Sevilla, y Areso, del Barcelona. Vascos también eran los demás jugadores, aunque ejercieran en otros equipos peninsulares: Luis Regueiro, Ciriaco Errasti, Jacinto Quincoces defendían los colores del Real Madrid. A éstos se unieron Pedro Regueiro y muchos de los mejores futbolistas vascos, tales Isidro Lángara, Guillermo Gorostiza, Txato Iraragorri, Urquiola, Areso, del Barcelona, Ángel Zubieta, el futbolista mas joven en debutar con la selección española.Emilio Alonso (Emilín), jugador vizcaíno del Real Madrid, se incorporaron directamente en Francia.

 

Luis Regueiro, capitán y portavoz, desempeñaba un cargo fundamental en el equipo. En él recaía buena parte del trabajo promocional de la causa republicana, buscando simpatías y apoyos económicos.

Como en el caso del Athlétic de Bilbao, muchos jugadores del F. C. Barcelona se incorporaron a la lucha contra los insurrectos militares en 1936. En abril de 1937 el club realiza una gira por México. Corría el año 1937, y ya el presidente del Barça había caído bajo las balas franquistas. Ambos equipos encarnaron, en los campos de fútbol y también fuera de ellos, a la democracia acosada.

 

El Lehendakari a su llegada al partido benéfico entre ANV y el PNV para obtener dinero con el que comprar el avión Euzkadi para el Gobierno presidido por José Antonio Aguirre, curiosamente, ex futbolista del Athletic.

 

Los tentáculos del bando franquista y el clima de preguerra no favorecieron a estas escuadras; corrieron numerosos telegramas aseverando que los combinados eran comunistas; se les atacó y denigró con el objetivo de atemorizar a los gobiernos y aficionados de los territorios en los que aparecían.

 

Por cercanía e interés político, Francia resultaba muy atractiva desde el punto de vista propagandístico. Por ello, la gira comenzó el 26 de abril de 1937 con el partido que enfrentó al Euzkadi contra el Racing de París en el estadio del Parque de los Príncipes. Lo más notorio del partido no fue el resultado (el equipo Euzkadi ganó por tres goles a cero), sino la vestimenta estrenada en aquella ocasión. A partir de ese momento los colores de la ikurriña acompañarían al equipo vasco en toda su gira. Esta primera victoria, si bien en el aspecto deportivo fue importante, en el político tuvo más eco, por coincidir con el bombardeo de Guernica.

 

Los jugadores aprovecharon la oportunidad para hacer propaganda de su causa. Visitaron las sedes de dos periódicos (Paris Soir y Ce Soir), realizaron un homenaje en la tumba del Soldado Desconocido -en la que depositaron cintas con los colores de la bandera vasca y de la republicana- y hablaron por Radio París. Luis Regueiro declaró que en Euskadi “todas las ideas políticas y las creencias religiosas eran respetadas; las iglesias están abiertas al culto y los fieles las frecuentan mientras que dure la paz. Nosotros mismos somos profundamente católicos..”

 

1937. Selección Vasca 3- Racing de Paris 0

 

Al día siguiente se celebró una comida de confraternización entre el Racing de París y el Euskadi. Los discursos fueron igualmente significativos. Manu de la Sota (escritor político y dirigente del club), explicó que «estos jugadores son los gudaris, los soldados que vienen de las trincheras donde han luchado por la paz y la fraternidad”. El Euskadi jugó en Toulouse y Marsella, casi siempre con victoria vasca, lo que dio un nuevo impulso al equipo.

 

Luis Regueiro y el delegado Melchor Alegría se entrevistaron con el cónsul español en Marsella, al que presentaron fotografías de la reciente destrucción de Guernica.

 

Desde Francia, el equipo Euskadi se desplazó a Checoslovaquia, donde jugó un partido contra el Praga el 30 de mayo de 1937. Se registró una buena entrada y el público mostró un gran entusiasmo, actitud ésta que se repitió a lo largo de toda la gira. Para este partido la selección sólo pudo desplazar a trece jugadores y, como delegado únicamente fue Manuel de la Sota. La siguiente visita, a Polonia, les opuso el 8 de junio de 1937 al Katowice. En cambio se tuvo que suspender el encuentro previsto en Varsovia, debido a ciertos incidentes con grupos que identificaban al equipo con el comunismo, y que no podían entender cómo personas que se declaraban católicas estuvieran combatiendo contra Franco.

 

El siguiente destino fue la Unión Soviética, adonde el Euskadi llegó a mediados de junio de 1937. El recibimiento en la estación de Moscú fue apoteósico. Se presentó al equipo como representante de una República popular, hermana de la Unión Soviética, lo que no dejaba de ser contradictorio con el carácter moderado y católico de la inmensa mayoría de sus componentes. Para asistir a misa en Moscú, puesto que el culto católico público estaba prohibido en la URSS, tuvieron que acudir a la Embajada de Finlandia. En cualquier caso, los soviéticos trataron a los futbolistas vascos a cuerpo de rey, ofreciéndoles todo tipo de agasajos, comidas, visitas, etc. En Moscú se enteraron de la toma de Bilbao por las tropas franquistas, lo que suponía un duro golpe. Como media Europa recelaba de ellos, y parte de la otra media les prohibió la entrada, los jugadores permanecieron en la Unión Sovética. hasta mediados de agosto, tras recorrer las repúblicas soviéticas,

 

El éxito deportivo de la gira por la URSS fue extraordinario. Disputó partidos contra los principales equipos del momento (Lokomotiv, Dinamo de Moscú, de Minsk, de Leningrado, Spartak de Moscú, Dinamo de Kiev y de Tbilisi, selección de Georgia) y casi siempre ganó. El público llenaba los estadios para ver al equipo Euskadi, con asistencia de hasta 90.000 o 100.000 espectadores en la capital rusa.

 

La llegada a la capital danesa fue impresionante. En la aduana, tras los actos protocolarios de bienvenida, todos cantaron la Internacional. Aunque los jugadores vascos ya debían haberse acostumbrado, no debió de resultar sencillo para ellos entender que, también en un país democrático como Dinamarca, el recibimiento se pareciera al que habían observado en la Unión Soviética. El encuentro de fútbol que disputaron no fue difícil para los vascos, pues ganaron por once goles a uno (quizá como venganza de que les tocaran la Marcha Real como himno) y así siguieron prácticamente en todos los enfrentamientos; sólo perdieron contra la selección checoslovaca, finalista en el Mundial de 1934.

 

Al terminar la gira, la Selección vuelve a Francia y toma la decisión de atravesar el océano para seguir la gira en América.

 

El equipo recaló en México, donde jugó la Liga Mayor de 1938-39. En ella participaban otros equipos de tradición peninsular como el Real Club España y el Asturias F.C. Pese a haber logrado trece victorias, un empate y sufrido tres derrotas, el Euskadi resultó subcampeón, tras el Asturias.

 

 

(*) Publicada originalmente en Le Monde Diplomatique, n.199, Mayo de 2012.
-Historia recuperada por los compas de Grada Roja.

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