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Frente Amplio: trabajar para transformar.

Por Samuel Silva

Militante de Izquierda Libertaria

Vocero Unión de trabajadores de la agroindustria (Unión del Agro)

 

 

Uno de los temas que ha debido desarrollar el Frente Amplio, para pensar un país y una alternativa al modelo económico actual, es el Trabajo.

 

El trabajo en todas sus dimensiones; laboral, social, cultural y política, es el motor de toda economía. Desde nuestra perspectiva, en un país subdesarrollado como el nuestro, el desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, de los medios de producción como los recursos naturales  más los medios de producción que nos permiten transformar estos recursos en artículos de consumo  necesarios para darle a todos los habitantes una calidad de vida apropiada-  se vuelve fundamental a la hora de generar transformaciones que beneficien a las mayorías. Por lo tanto, cualquier proyecto de gobierno transformador y radical, pero con vocación de mayorías, deberá generar la participación directa de los trabajadores y sus organizaciones sindicales en la conducción del proceso de trasformaciones y, a la vez, proponerse como meta el desarrollo industrial del país.

 

Para que esta participación de los trabajadores sea real, además de la incorporación de dirigentes sindicales del sector privado en las filas del Frente Amplio, será necesario que las fuerzas políticas que componen a este nuevo referente generen definiciones en cuanto al rol que deberán cumplir sus militantes en períodos no electorales.

 

En este sentido, el rol de los militantes del FA debería ser la articulación de las diferentes organizaciones de la ciudadanía; de las diferentes expresiones culturales de lucha, para aglutinar y encausar aquel enorme torrente de demandas y aspiraciones con políticas dirigidas tanto hacia el ciudadano organizado como al no organizado. Dicho aspecto se refiere a la radicalidad democrática de la lucha soberana y popular, lo que nos traslada a una pluralidad de actores, factibles de involucrarse en un proceso de rearticulación política, orgánica y social, que lucha por la recuperación de la soberanía popular, o sea, de su capacidad concreta de ejercer poder y control sobre su vida en las diferentes aristas que le competen.

 

Ahora bien, para que el FA posibilite el ejercicio de esta soberanía popular que nos lleve a la superación del neoliberalismo, en un país subdesarrollado como Chile, cualquier avance en ese sentido requerirá sacar al país del subdesarrollo. A estas tareas de preparación o pavimentación en la construcción de nuevas alternativas de sociedad, algunos dirigentes latinoamericanos las han denominado tareas democráticas.

 

 

Tareas democráticas

 

 

Debido a la gran desigualdad en los niveles de desarrollo que se observan, incluso dentro del mismo sector productivo, se evidencia la necesidad -en los países atrasados- de un prólogo en la revolución democrática, la cual configura, de acuerdo a las condiciones nacionales e internacionales de cada proceso, una transición al socialismo que, en algunos casos, puede ser muy largo. Aunque el avance de las fuerzas progresistas y de izquierda sea favorable para el FA, es indispensable realizar estas tareas, que van desde el impulso y articulación de reformas económicas y políticas, hasta la profundización de la democracia dentro del mismo FA y en todos los espacios de la vida cotidiana de quienes no están organizados.

 

En este sentido, mucho hemos aprendido de los procesos latinoamericanos sobre la importancia que tiene la transformación de las revoluciones políticas en revoluciones sociales. Es decir, de la importancia que tiene para cualquier proyecto transformador –que, generalmente, comienza con una minoría activa- la participación activa de las masas.

 

Si desde el comienzo se acierta en la configuración de las estructuras económicas, políticas y jurídicas; si somos capaces de evitar los errores del verticalismo y nos mantenemos fieles a la idea de que el impulso fundamental debe venir desde abajo, y al principio de que la vanguardia o minoría activa al conducir no debe sustituir a las masas; sin que la vanguardia se transforme en un aparato de Estado que impone desde arriba su voluntad; si desde los primeros pasos de la revolución democrática somos capaces de organizar un sistema político realmente democrático, basado en la activa participación y control popular sobre todo el proceso, estaremos en condiciones de construir y realizar un modelo acertado, eficiente y democrático para nuestro país.

 

En un proceso de estas envergaduras, que debe funcionar al día siguiente de su conformación, donde el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es fundamental para la economía del país, los trabajadores y trabajadoras (ciudadanos en su rol de trabajador), quienes son la verdadera fuerza motora que crea la riqueza para un país, deberán ser protagonistas.

 

 

El Frente Amplio y los trabajadores.

 

Tal como lo plantea el programa laboral del Frente Amplio: el trabajo crea la riqueza. No es la acumulación individual lo que ha ayudado a construir la sociedad actual, sino el trabajo colectivo de cientos de generaciones de trabajadores que le han dado forma a este país y todo lo que lo compone: desde la hacienda de la Colonia, hasta la moderna agroindustria; desde la pampa calichera, hasta las modernas carreteras y el último centímetro de vías férreas.

 

Es por este motivo que los trabajadores deben ser parte integral de este proyecto y en cualquier reforma que se haga, ya que deberán estar orientadas a satisfacer las necesidades actuales que tenemos como país subdesarrollado.

 

En este sentido, las reformas que se elaboren deberán estar dirigidas a equilibrar los niveles de desarrollo dentro de cada sector de la economía y el nivel desarrollo entre los distintos sectores. Por ejemplo, las diferencias que existen entre trabajadores subcontratados y los de planta; las diferencias salariales y de condiciones laborales entre un trabajador rural y uno urbano, o dentro del mismo ámbito rural: las grandes brechas entre el trabajador agroindustrial, que maneja maquinaria de alta tecnología y tiene mayor estabilidad laboral, frente a un trabajador de agrícola o temporero, que tiene que desplazarse de forma errante detrás de los ciclos productivos de la tierra.

 

Este avance por sector sólo podrá darlo la negociación por rama. En cambio, un avance entre todos los sectores de la economía, sólo podrá concretarse en el marco de un proyecto de país que tenga la real intención de modificar los modos de producción que imperan actualmente, para superar nuestro actual modelo extractivista y reemplazarlo por un modelo de actividades de transformación y manufactura de recursos en productos ya elaborados, ya sean de primera necesidad o productos tecnológicos, lo cual a su vez va a requerir un modelo educativo orientado más a la investigación científica para generar un salto en el desarrollo de Chile y la región. El gobierno que se atreva a impulsar seriamente un cambio de esta magnitud, estará generando una revolución en el Tercer Mundo.

 

Actualmente, las fuerzas productivas alcanzan un nivel de desarrollo tal que la producción adquiere un carácter social, colectivo; cada producto es el resultado de diversos colectivos de trabajadores con distintas especialidades, agrupados en empresas y, a menudo, en empresas de distintas ramas de la producción situadas, incluso, en distintos países. Sin embargo, la propiedad de los medios de producción y la apropiación de los productos sigue siendo privada. Socializar los medios de producción en estos casos, es una tarea madura. Los países de Tercer Mundo, por estar insertos dentro del sistema capitalista mundial, tienen un desarrollo muy desigual. Es decir, poseen áreas que son perfectamente susceptibles de ser colectivizadas; otras que, por el contrario, debido al retraso en el desarrollo de las fuerzas productivas, o por el carácter mismo de su actividad, difícilmente pueden ser gestionadas eficientemente en forma colectiva y, finalmente, otras que, a pesar de poseer grados considerables de desarrollo, no conviene socializar para hacer viable y eficiente el consenso, en función de la estrategia. Esto quiere decir, que socializar los medios de producción, no significa expropiar todo lo que huela a privado, sino, generar una distribución justa de la riqueza.

 

En este sentido, el rol de los trabajadores del sector privado, principalmente los que están ligados a la exportación y que están sindicalizados, será fundamental en la implementación de estos cambios, lo cual requerirá elevar los niveles del sindicalismo criollo.

 

 

Niveles de sindicalismo

 

Hoy en día, las organizaciones sindicales pueden clasificarse en varios niveles: el sindicalismo que se remite estrictamente a las condiciones salariales, que se circunscribe a la negociación colectiva de empresa y temas netamente monetarios. Este tipo de sindicalismo es el predominante en Chile. Por otra parte, existe un segundo nivel de sindicalismo, que además de aspirar a las mejoras salariales, se preocupa por las condiciones laborales: sobre el trato, las relaciones de poder, condiciones materiales o beneficios sociales que ayuden al clima laboral. También, existe el sindicalismo que, además de preocuparse de las condiciones salariales y laborales, accede al derecho a información sobre la empresa y es considerado como un referente consultivo mucho más empoderado. Y, finalmente, existe en nivel superior de sindicalismo, donde los dirigentes del directorio participan en la gestión de la empresa, como ocurre en Alemania o en Codelco, donde la directiva sindical de los trabajadores de planta, es parte del Directorio de la cuprífera estatal, generándose una co-gestión, que puede lograr grandes aprendizajes acerca de cómo funciona una empresa, estando a un paso de la autogestión de la producción por parte de los trabajadores.

 

Cuando los trabajadores son considerados e involucrados en la producción de la empresa, no solo como simples operarios, sino como parte fundamental de ésta, generaremos un salto en los niveles de conciencia del poder que posee la clase trabajadora y del pueblo en su conjunto.

 

 

 

(Fuente de imagen: http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=9509)

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