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«El problema no es ser migrante, el problema es ser pobre» por Christian Cancino Plaza de Iquique

El problema no es ser migrante, el problema es ser pobre.

Christian Cancino Plaza, Sociólogo, Mg © en Gobierno y Sociedad

Iquique, 26 de septiembre de 2021

 

Los hechos ocurridos en la ciudad de Iquique el día Sábado 25 de septiembre, nos remiten a los pasajes más obscuros de la historia chilena. No pude sino remontarme al pasado y recordar lo que significaron las ligas patrióticas en lo que fue la chilenización de Tarapacá y la expulsión de peruanos que desde siempre habitaron esta tierra, que hace un poco más de 100 años atrás les pertenecía.  Y ante esto me surge la siguiente pregunta: ¿de todos los asistentes a la marcha, Iquiqueños netos, como decían en las redes y entrevistas, alguno/a sabrá, por ejemplo, por qué a la Chinita del Carmen se le llama Chinita?

El período comprendido entre El Tratado de Ancón (1883) y la devuelta de Tacna a Perú (1929) está lleno de episodios de odio, racismo, xenofobia y, por cierto, siempre, de instrumentalización de los pobres para oponerse a los pobres y hacerle limpieza del camino a los intereses patronales. El discurso civilizatorio del período de post guerra estaba sustentado en un supuesto “terrorismo cholo” que era menester erradicar.

Así se fue configurando un proceso que termina con la desperuanización de Tarapacá. No en vano desde este tiempo, la China del Carmen sale junto al único baile «chileno» que inicialmente venía desde el norte chico, encabezada por los Chinos  Promesantes (1). Podríamos mencionar entonces a modo de conjetura que la denominación “chinita” es producto de la migración…curioso.

 

Pues bien, los hechos acaecidos aquella mañana negra  están sustentados en la torpeza, la ignorancia, la irresponsabilidad y, por cierto, en la manipulación de un sector político que instrumentaliza este proceso en  virtud  de  intereses  electorales.   Asistimos  a  la  torpeza  institucional,  política,  administrativa  y,  por cierto, como consecuencia de ello, la torpeza civil que,  en su expresión más deleznable y como se pudo observar ayer con un ejemplo muy tácito, el cual fue la quema del coche de un bebe, se nos escapa de las manos en tanto ciudad. Asistimos a la torpeza de gobernabilidad toda vez que  se intenta reemplazar las políticas públicas por la imagen, cuando todo se mide en el impacto en la coyuntura sin pensar en lo que depare el  futuro,  o,  cuando  todo  se  hace  para  subir  en  las  encuestas. Se pueden  obtener  ventajas momentáneas, pero se abren peligrosos flancos en la coherencia y ni que decir en los objetivos estatales.

Los  objetivos  políticos  fuera  de  toda  diplomacia  fue  lo  que  primó  en  Cúcuta  aquel  2019  en  donde  el presidente Sebastián Piñera, en esa ocasión, lanza un discurso que fue el de la irrestricta solidaridad con Venezuela,  con  los  refugiados  y  los  inmigrantes,  una  voluntad  de  acogida  abierta.  Chile ya  había establecido  anteriormente  la  llamada  “visa  de  responsabilidad  democrática”  para  los  inmigrantes  de nacionalidad  venezolana  y  al  interior  de  Venezuela  esto  fue  leído  e  interpretado  como  una  voluntad amistosa y solidaria de Chile por acoger a los migrantes, en  medio de un continente que empezaba a cerrarse.  Posteriormente,  como  también  es  sabido,  son  expulsados,  soslayando  toda  dignidad,  cuales delincuentes  metidos  en  trajes  blancos  y  conducidos  del  brazo  por  personal  policial  civil  hacia  su deportación. Y aquí es donde se manifiesta la torpeza, sea deliberada o no, que propicia el inicio de lo que hoy se ha convertido en una crisis, y no precisamente por la presencia masiva de venezolanos, sino  porque la torpeza de un estado irresponsable que no otorga garantías para nadie en términos de seguridad social y de  acogida  estatal,  por  el  contrario,  actúa  sobre  la  consecuencia  y  sobre  los  efectos  de  políticas inexistentes.

Tenemos, una vez ya instalada la crisis, la torpeza institucional y política actual para abordar un problema que  va  mucho  más  allá  de  la  migración  propiamente  tal  y  que,  a  mi  juicio,  tiene  relación  con  la construcción estructural del estado nación chileno, devenido, dicho sea de paso, de intereses extranjeros (paradojas).  Las  autoridades  actuales,  comunales  y  regionales  han  estado  ausentes  frente  a  esta problemática. Y dicha ausencia está sostenida en la incapacidad para poder mirar de manera colaborativa y coherente los procesos sociales de la región en su conjunto. Y menciono esto porque es importante aclarar que cuando digo que el asunto  va más allá de la crisis migratoria actual, me estoy refiriendo al ordenamiento territorial de la región en su conjunto. Al crecimiento desregulado de las comunas y la nula relación estratégica entre sí para planificar un desarrollo sostenible y sustentable.

En la región de Tarapacá existe mucho terreno que, con una planificación seria y coherente, que permita el diálogo entre todos los territorios en colaboratividad, perfectamente podría constituirse en la solución, no tan solo al problema de la migración, sino que al crudo también problema de la falta de vivienda en el país en general. En Tarapacá no existe un planeamiento que permita hacer coincidir, dialogar y establecer coherencia entre los desafíos que exige la   complejidad de la sociedad actual. Según datos de la Cámara Chilena  de  la  Construcción,  por  mencionar  un  ejemplo,  en  la  región  de  Tarapacá  existe  un  déficit habitacional que supera las 23 mil viviendas, de las cuales 14 mil son familias en situación de allegamiento.

El Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Tarapacá, registra algo más de 40 Campamentos en la región, a los  que  se  suman  10  tomas  de  terrenos  con  aproximadamente  5.130  familias  en  situación  de asentamientos precarios. La falta de soluciones habitacionales y el déficit en la construcción de vivienda social están dadas, principalmente, por la privatización desregulada de los terrenos y del uso de suelo definido en el PRI y en PROT, así como en los PLADECO, en donde se ha priorizado las concesiones privadas y/o las ventas de éstos a privados.

El problema de los migrantes en las calles, así como también los miles de chilenos que no tenemos acceso a una casa, está principalmente sustentado en la privatización y la desregulación en el otorgamiento de uso y propiedad del suelo, cuestión que es perfectamente reversible, pero no ha habido  voluntad política ni menos valor de las autoridades para hacer frente al centralismo que impide un desarrollo regional pertinente. ¿Será que el gobernador, por ejemplo, no se ha dado cuenta que  tiene  ciudadanía  que  lo  eligió  y  lo  puede  respaldar  para  poder  presionar  el  proceso  de descentralización y traspaso de competencias hacia la región? Pues pareciese que no se han dado cuenta de  ese  poder  con  el  cual  cuentan  ahora…  Lo  mismo  las  autoridades  comunales  que  tampoco  logran traspasar las brechas y barreras del centralismo, quedando en una suerte de conformismo político con las normas del centro.

Y  frente a esto me pregunto: ¿Qué pasó con el retiro del Plan  Regulador Intercomunal que el otrora intendente, actual delegado presidencial Sr. Miguel Ángel Quezada,  retiró  de Contraloría General de la República el año recién pasado?

¿Cómo es posible que el delegado presidencial participe de una actividad como la marcha contra la migración cuando este es a todas luces responsabilidad de su gobierno y su administración?  ¿Cómo es que participan de estas instancias  y  a la fecha no se ha dado ninguna señal acerca  de  la  devuelta  de  dicho  documento  a  la  CGR?

El  problema  mayúsculo  es,  de  Perogrullo,  la privatización  del  suelo  y  su  uso,  así  como  también,  la  torpeza  devenida  de  la  incapacidad  de  las autoridades actuales para poder generar agencias y acciones que aceleren las capacidades administrativas en la región de Tarapacá respecto de la coyuntura migratoria.

¿Por qué es que la municipalidad mandata un desalojo en el epicentro de la ocupación migratoria en la ciudad como es la plaza Brasil justo un día antes de la marcha?

¿Será que fue un parche antes de la herida para que esta no fuese tan grande?

Dicho desalojo, así como la orquestación de la marcha en cuestión, obedecen a la torpeza administrativa de la que se habla.

¿Dónde fueron a parar los desalojados?, ¿Cuántos fueron los desalojados/as? La torpeza de la que se habla se demuestra en dichas acciones, y se acrecienta más aún toda vez que los desalojados fueron dejados a su suerte… más bien a la suerte de la persecución policial y civil que hasta ahora hostigan a quienes pululan sin abrigo, comida ni apoyo por los derredores de la ciudad.

¿Cómo puede ser una medida  inteligente  desalojar  para  dispersar  a  una  cantidad  de  personas  ínfima  en  relación  al  ingreso diario, en donde de manera paralela  entran diariamente el doble o el triple de hermanos, los que en su búsqueda de  mejores oportunidades chocan, no tan solo con la burocracia, sino que peor aún, chocan  con la  idiosincrasia  del  sentido  común  que  ha  sido  domesticado  por  los medios  de  comunicación,  la  mala educación y la violencia estructural del estado neoliberal al que hemos sido sometidos los pobres de este país?

Según datos de carabineros hasta la fecha han ingresado 3.668 niños, niñas y jóvenes, sin contar la población adulta. Cuento aparte es que el estado de Chile, además, no cuenta con una política migratoria seria que ponga al ser humano en el centro  de la intervención y la planificación  y no la punición y el castigo, motivos  por  los  cuales  se  generan  estas  ideas  de  odio  entre  los pobres;  azuzada  también  por  la instrumentalización política, como se mencionó antes.

Porque  finalmente  esto  no  es  un  problema  de  migración  sino  un  problema  de  torpe  administración política… nacional, regional y comunal. Y esto seguirá mientras no exista un trabajo seriamente coordinado entre instituciones y no tan solo para la foto o para dar cumplimiento a las normativas institucionales.

Porque finalmente esto no es un problema de ilegalidad sino un problema de pobreza.

Porque el problema no son los venezolanos sino el estado de Chile, y la torpeza del presidente Sebastián Piñera y de quienes hoy no tienen idea de qué hacer.

Porque,  dicho sea de paso, Chile es un país que actúa sobre las consecuencias de los actos y  sucesos;  aún  no  somos capaces como país y menos como región de adelantarnos en la planificación territorial y gestionar los riesgos y nos las consecuencias.

 

Sería  bueno  recordar,  además  de  que  la  chinita  recibe  su  nombre  de  los  chinos  promesantes  que quedaron de Tarapacá hacia el sur cuando se expulsó a los peruanos.

Sería bueno recordar que, tal como en la Unidad Popular cuando los EE.UU. boicoteó la economía chilena, Venezuela no  es  la  excepción  y  no  escapa  a  este  cerco  económico  que  es  la  causa  primaria de  las  causas internas que podemos desconocer, de la crisis política y la devaluación económica  que se vive en dicho país.

Sería bueno recordar que Venezuela albergó a más de 49.000 exiliados (2) de la dictadura militar que por 17 años azotó de manera obscura a nuestro país.

Sería bueno recordar que una de las figuras más emblemáticas a nivel hispanoamericano en contra de la corona española  y el intento de liberación de América Latina  con la creación de la Gran Colombia,  fue el buen Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco…y era venezolano.

 

1 Revisar: El Dios Cautivo. Sergio González Miranda, 2005

2 Ver: Exiliados políticos chilenos y migración económica en la Venezuela de los setenta. Claudia Rojas Mira, USACH, Chile.

Comentarios (1)

  • Laura

    Buen articulo, para leerli y releerlo muchas veces. La Migracion es un Derecho y los Estados deben asumirlo.

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