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El mercado de los hidrocarburos y el tope al precio del petróleo ruso. Medidas para enriquecer potencias y hundir a otras naciones. Parte I

Por Catbriel Cardozo

El G7, grupo de potencias liderado por Estados Unidos ha decidido fijar e imponer un tope al petróleo ruso en 60 dólares por barril. El mismo grupo, amantes del capitalismo, son los que plantean topar en el precio máximo el oro negro proveniente de Russia. Compradores fijan al vendedor el valor de la compra, extirpando de esta manera la preciada guía del capitalismo, la ley de oferta y demanda.

Pero para entender esta historia necesitamos recorrer una serie de sucesos que construyen la ruta a estas medidas y hacia donde realmente se dirigen bajo el esquema de una economía global a punto de entrar en crisis, dónde los movimientos no se ubican en el campo de la democracia y los derechos humanos, sino en la geoeconomía, y cada paso que se da, fortifica a las más fuertes potencias y destruye a otras, una medida donde siempre perderán los más débiles y el costo, lo pagarán los ciudadanos.

Un repaso al mercado del GAS

La historia estadounidense del mercado del GAS da un giro esencial, pasando de ser consumidores y dependientes, en parte de suministro proveniente de exportaciones, para convertirse en un exportador de alto volumen. Para ese entonces, los potenciales compradores no incluían a Europa como un factor determinante, sin embargo, cuando este tipo de avances se dan en la mayor potencia económica, el resultado no es al azar, por ello ese mercado emergente debía consumar nuevos compradores para el GAS proveniente de la alta explotación vía fracking, en desmedro de las energías verdes y el medio ambiente.

La historia de Russia y Estados Unidos no es nueva, es una larga y compleja construcción de una rivalidad que a lo largo de los años ha sido y es determinante en la economía mundial. Los movimientos de las potencias siempre se dan en beneficio de si mismas, los coletazos que se produzcan por los movimientos son secundarios, sin embargo, los efectos en los países con economías débiles y alta mente dependientes en sus modelos productivos, sufren ya no un coletazo, sino una embestida.

El caso de los combustibles fósiles es un gran ejemplo de como lo anterior afecta a países que dependen de estos suministros, donde el precio se ha encarecido considerablemente por decisiones geopolíticas de las potencias dado el desarrollo de la guerra en Ucrania y factores adicionales propios del neoliberalismo, donde el dominio empresarial es amplio y sin coto, pudiendo manejar los precios con altos márgenes de ganancias por sobre el precio de compra. Un buen ejemplo de este caso es Chile.

Ese mercado emergente se debía canalizar, dada la estructura económica de Estados Unidos, la presión empresarial por sobre la “política” para encontrar soluciones a la alta producción, se hace presente principalmente en la política exterior, donde aprovecha su posicionamiento global como herramienta de dominio y la rusofobia como catalizador de conflictos.

 

El factor Ucrania

A esta altura del conflicto es evidente que el gobierno ucraniano ni Zelenski, son defensores de la libertad y la democracia, las decisiones de abolir los partidos opositores al gobierno, perseguir políticamente a los directivos, prohibir la libre difusión de medios con una mirada pluralista del conflicto, son algunas pruebas que evidencian que Europa y Estados Unidos, no les importa realmente la libertad y la democracia, es sólo un discurso que debe propagarse a occidente, con la intención de manejar la información en beneficio de los aliados de Estados Unidos. Ucrania es una estación más en una rivalidad de antaño entre las potencias, en este caso, occidente ha callado por años los bombardeos ucranianos que se ejecutaban en el Donbas, para ese entonces, la región pertenecía a Ucrania, pero era principalmente habitada por población ruso parlante. Dicha región ha sido anexada a la Federación Rusa, bajo los últimos referéndums celebrados y donde la población mayoritariamente accedió a pasar a ser parte de Russia, sin embargo, occidente, ósea, Estados Unidos y aliados, no reconocen dicha anexión y además es hoy en día un punto de inflexión en las tratativas de intentos de acuerdos en torno a la salida del conflicto.

El lado comercial del conflicto en Ucrania es el más relevante y es en donde Estados Unidos encuentra la pieza fundamental que completa el esquema del negocio de los hidrocarburos, el mercado emergente finalmente activa su alto flujo potenciado por las sanciones de la Unión Europea contra Russia, donde las empresas bien posicionadas se vieron beneficiados con la escasez producto de las sanciones y las restricciones comerciales. El corte de envíos de mercancías rusas en todas las áreas que están incluidas en las sanciones elevó los márgenes de precios en línea con los atoches en las cadenas de suministros, sumándose a una ascendente inflación de la Zona Euro.

Las armas, como en toda guerra ha sido un gran negocio para Estados Unidos y sus aliados, las altas remesas de dinero que llegan a Ucrania les significará a sus habitantes una eterna colonización por la deuda adquirida, la reconstrucción y la futura administración de bienes, será un negocio que no se dejará pasar y donde el principal agente económico perfilado para estos efectos es la gigante estadounidense Blackrock.

Atentos a lo que ocurrirá en el Foro de Davos.

 

Continúa…

 

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