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El disco fundamental de Smashing Pumpkins está de aniversario: “Mellon Collie and The Infinite Sadness”

Se le ama o se le detesta, pero el disco no dejó indiferente a nadie. Un riesgo estético bien jugado por la banda de Chicago que terminó llevándolos al Olimpo rockero. Acá repasamos sus mejores canciones.


Por Miguel Fauré Polloni

#DeFrente

 

 

Disco 1 : Dawn to Dusk

 

El disco -metafóricamente- describe un ciclo vital: el trayecto desde las primeras ilusiones infantiles hasta la caída en la tumba. La condena de estar en el mundo inmerso en un viaje caótico y sin sentido. Pero que encanta, como toda ilusión.

 

La primera canción es “Mellon Collie and The Infinite Sadness”, pianos que evocan una cajita musical y que, indirectamente, nos trasladan a la infancia. En esta atmósfera aparece  «Tonight Tonight», en donde una treintena de instrumentos de cuerda dan forma a una balada e especial hermosura. El filme Le Voyage Dans la Lune inspiró la estética del clip de la canción y del arte de tapa del disco.

 

Smashing sabe emplear la táctica del loud-quiet-loud, no podía ser tanta la dulzura. «Jelly Belly» vuelca sus rabiosos riffs y la potencia interpretativa de Jimmy Chamberlin en la batería. Pero es «Bullet With the Buterfly Wings» un punto cúlmine de este The Wall de los noventa. La banda de Chicago sabe definir en esta agresiva rola su propia identidad en medio de la hegemonía grunge de la época. Lejos de Neil Young y cerca de Black Sabbath. Nota aparte es la brillante interpretación de James Iha en la canción.

 

 

De nuevo la caída depresiva en «To Forgive» para dar paso al estallido de «Fuck You (An Ode to No One)». «Love» mezcla los metales con lo electrónico, en otro sello distintivo de la banda ante la sonoridad más clásica de los de Seattle. A continuación, los respiros de melancolía y una atmósfera incluso psicodélica con las arpas de «Cupid de Locke», «Galapogos» o «Porcelina of the Vast Oceans».

 

 

Disco 2 :  Twilight to Starlight

 

Este disco refleja en sus inicios a la adolescencia, con la potente «Where the Boys Fear to Tread» y la dramática «Bodies», esta última un caos bellísimo. «Tales of a Scorched Earth»  hace lucir la sucia voz de Corgan, la cual se quiebra en la tristísima balada «Thru the Eyes of Ruby». Luego regresa la furia teenager con «XYU», canción que pareciera ver el mundo arder. Y arde. Tras eso, la calma de «We Only Come out at Night», «Lily» y «Beautiful». El final llega con «Farewell and Goodnight», cierre coral que pareciera ver apagarse las luces y cerrar el telón.

 

 

Más allá de la deriva de la banda y las sucesivas crisis entre sus integrantes debido al autoritarismo de Billy Corgan, estamos en presencia de una joya del rock, uno de los discos dobles más osados y honestos. Feliz aniversario.

 

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