
Ecologista y feminista: El perfil político de la Nobel de Literatura Olga Tokarczuk
«Si un escritor escribe una novela solo por activismo, no sería un buen arte. Debes recordar que crecí en la época comunista bajo una propaganda muy fuerte. Sé cómo funciona la propaganda: puede absorber toda la energía artística de un libro, un pintor, etcétera”. Estos dichos provienen de quien este jueves la Academia Sueca ha decidido premiar con el Nobel de Literatura, junto al austríaco Peter Handke.
Tokarczuk milita en Los Verdes de su natal Polonia desde el 2004. Crecida al amparo de un hogar con ideas de izquierda, aunque críticos del comunismo, la autora de relatos y ensayos fue configurando un cosmos literario que conjuga sus ideas políticas con referencias literarias más universales. “Ella construye sus novelas en una tensión entre polos opuestos culturales; naturaleza versus cultura, razón versus locura, hombre versus mujer, hogar versus alienación”, así la describió el organismo que entrega los renombrados galardones.
Psicóloga de profesión, la narradora de 57 años de edad asumió la necesidad de exteriorizar sus convicciones políticas plegándose a las causas que le hacían más sentido. Se declara «feminista y vegetariana» y enemiga de los totalitarismos. Es por ello que uno de sus objetivos ha sido denunciar al partido que hoy gobierna Polonia, el derechista Ley y Justicia (PiS). “Hay una fuerte propaganda ahora en Polonia. No puedo recordar una propaganda tan fuerte incluso en mi infancia bajo el comunismo. Esto, ahora, es mucho más fuerte y mucho más sofisticado, utilizando el poder de Internet y las noticias falsas”, señaló sobre la coyuntura polaca, agregando que «nuestro gobierno quiere crear una máquina de propaganda. Quieren controlar y definir la historia, reescribir la memoria sobre nuestro pasado, borrando cualquier lado oscuro. En el momento en que vivimos ahora en Polonia, el papel del escritor es muy especial. Tenemos que ser personas honestas y decentes, para escribir sobre el mundo de la manera correcta”.
Su militancia en Los Verdes tampoco ha sido a ciegas, ya que si bien resalta la necesidad de actuar en contra del deterioro ambiental, tampoco avala el radicalismo ambientalista, “por muy buenas que sean sus intenciones».