
«Dismnesia» por Pablo Monroy Marambio
Por; Pablo Monroy Marambio
Antes de nada, puedes ver un video de la marcha en Alameda el Sabado .https://twitter.com/i/status/1561014670621921281
Ahora… el artículo…
Sust.: Palabra de origen griego, cuyos componentes léxicos son el prefijo Dis (mal, difícil), Mnemo (memoria), el sufijo de acción Sis y el sufijo de cualidad Ia. Significa “Debilidad de la memoria”.
Harta bulla ha causado, en el decurso de los últimos días, el uso de esa analogía a la campaña del NO, que ha hecho la gente del Rechazo en una de sus franjas. La sorprendentemente incombustible en dislates, Javiera Parada, declarando que volverá a decir NO, como lo hizo hace 34 años, cuando ella tenía 13.
Una de las consecuencias que ha tenido este tema, fue la declaración que llama a “ser respetuosos con la historia”, emanada desde el oficialismo en pleno, en la que defendieron la labor informativa que le corresponde al gobierno, frente a las acusaciones de la derecha y el Rechazo, exigiendo prescindencia, la que parecen entender como una indiferencia absoluta frente a un acontecer, que seguro más para bien que para mal, afecta a todo el país.
Si fíjese que en las querellas presentadas por RN y el Partido Republicano se incluye hasta una acusación de malversación de fondos públicos, por el hecho de que La Moneda ordenó la impresión de 700 mil ejemplares del texto al que, como mínimo, debemos tener libre acceso todas y todos quienes tenemos que votar el próximo 4 de septiembre. Imagínese.
Al respecto, el senador RD Juan Latorre declaró que “claramente, pareciera ser que son nostálgicos de una dictadura cívico-militar que impuso una constitución a la fuerza y que la terminó ‘validando’ en un plebiscito trucho, sin información a la ciudadanía, sin debate democrático como fue el plebiscito del ‘80”.
Reforzando de este modo lo contenido en la declaración del pleno, en donde sin dar nombres (pero todos sabemos quiénes son los aludidos) señala que el “promover la ignorancia, la desinformación y tergiversación sobre lo que la ciudadanía está convocada a decidir, es una posición que daña a la democracia, deteriora la convivencia cívica y genera polarización artificial”.
Sobre por qué ha sido El Mercurio la empresa elegida por el gobierno para imprimir las copias “oficiales” del borrador de la Nueva Constitución… o cuánto aporta o no esa garantía emanada por el timonel del PC, relativa a “empujar con toda la fuerza” el acuerdo oficialista por el Apruebo, podemos discutir todo el tiempo que estos temas merezcan.
Pero no me puede negar usted, querida lectora o lector, lo sucia, de bajeza absoluta, que ha sido la campaña emprendida desde el mismo 25 de octubre del 2020, desde la opción que en ese momento apenas si alcanzó el 20% de los sufragios.
La manera brutal en cómo no han cesado de querer instalar mentira tras mentira sobre el desarrollo del trabajo constituyente, incluidas supuestas fiestas y desórdenes en hoteles de regiones, en las que acusaban la participación de algunas de las comisiones en terreno, y que luego los propios hoteles salieron a desmentir.
La instalación misma de la Convención, cuyas bochornosas imposibilidades para comenzar su tarea, o la deliberada demora en la los pagos a las trabajadoras y trabajadores de la instancia (que llegó a acumular hasta 4 meses de deuda en los respectivos honorarios), se debieron por igual a la total negligencia con que operó la Segpres de la administración de entonces.
Sí, con la reciente y con la distante, hay que ser respetuosos con la historia.
Y justamente en razón de ese respeto, es que se hace pertinente volver a poner todas estas cosas sobre la mesa, precisamente ahora, a tan pocos días de una de las elecciones más importantes en nuestra historia, y en esta hora en que tantos rasgan vestiduras y otros tantos dicen dudar.
A muchos se les ha nublado el recuerdo y pareciera que empiezan a creer lo que otros les cuentan sobre octubre del 2019, como si ellos mismos no hubiesen estado ahí. Igual que todos nosotros en la Alameda, en todas las Alamedas de todas las ciudades de Chile.
Si hasta en la franja han querido sacar sucio rédito de aquello: “yo marché… yo voté apruebo… pero no para esto”. El discurso de ese odio sempiterno, que ahora se quiere vender disfrazado de amor, habla del 2019 como si solo hubiese sido la expresión del enojo una barra cuyo equipo perdió la final (tema aparte ese barrista que sí es delincuente, y que no tienen ningún empacho en presentar como insigne prosélito).
Solo lo relativo a la delincuencia (aun por probar en tantos casos) es con lo que construyeron ese relato de lo que según ellos pasó, y que fue justamente lo que nos trajo hasta esta actualidad. Nada hay en sus consignas sobre el proceso social que todos vivimos, y del cual ellos han renegado y criminalizado desde el principio, haciéndose partícipes solo en virtud del cálculo mezquino y para no cesar de intentar minarlo una y otra vez.
Usted me dirá, y no sin algo de razón, que tampoco es realmente mejor la otra cara de la moneda, esa en la que nuestra clase política, prácticamente en su totalidad, está tratando de reescribir las reglas del juego aun antes de que el juego comience (y sí, con muchos de los responsables de toda la presión que terminó desbordándose hace dos octubres, y hemos visto su aciago tránsito por los medios durante las últimas semanas).
No eran los partidos los que estaban en las calles (los echábamos a patadas) ni fue su funesto acuerdo del 15 de noviembre lo que se buscaba, o no con ellos al menos. Porque eso de Nueva constitución o nada, podía uno leerlo en más de una pancarta o rayado durante el estallido; usted y yo lo vimos, no podemos negarlo ahora; pero a esa transformación no estaban ciertamente invitados “los mismos de siempre”.
Queríamos asamblea constituyente y tuvimos convención constitucional, queríamos fin de las AFP y tuvimos reforma, queríamos fin del TAG y ya vemos… Todo eso es cierto, pero también debemos ser honestos con nosotros y entre nosotros, tampoco existió nunca ningún espíritu 100% refundacional, ni el ánimo de guillotinar al rey ni nada parecido.
No podemos pretender ser hoy día los desmemoriados que estábamos dormidos o que éramos “demasiado jóvenes” (como decían los que alguna vez intentaron blanquear su complicidad golpista, y que hoy se cuentan entre quienes dicen rechazar) hace dos años atrás.
La génesis del estallido fue la acumulación de inequidades, que durante décadas ninguno de los gobiernos de turno quiso resolver realmente; todas de orden económico, ninguna estrictamente ideológica. Las demandas se resumían fácilmente (y se siguen resumiendo) en mejores pensiones, sueldos dignos, acceso a salud y educación de calidad, acceso a la vivienda. Todas posibles de resolver solo con meterse la mano al bolsillo, que fue justamente lo que Miguel Juan Sebastián no hizo.
No existía, ni existe, ningún afán de destruir la industria, mucho menos tomarla bajo control. Ni de incendiar las casas de los patrones, ni mucho menos la intención de no trabajar nunca más. Todo se trató y se trata aun de equiparar la cancha, nada más. Tener algo de lo que a unos pocos les sobra tanto. Eso, posibilitar la igualdad en el acceso, la facilidad en el acceso, la paridad en el acceso.
Si al momento del estallido aparecía un Farcas, que sacando su billetera de saldo infinito hubiere dado respuesta a todo lo demandado, la revuelta habría durado apenas un día y una noche. Dirá usted que exagero, o por lo menos que “amarilleo”, pero, si es cierto lo que cuentan los periodistas Laura Landaeta y Víctor Herrero, en su libro La Revuelta, relativo a que la noche del 24 de octubre de 2019 los manifestantes estuvimos a 30 minutos de tomarnos La Moneda, y que eso finalmente no haya sucedido, es porque, efectivamente, nadie tenía ese objetivo en mente.
A esto precisamente me refiero. Porque, aunque mucho nos pese, hay que reconocerle a la Escuela de Chicago que este producto que somos, resultado de décadas de neoliberalización salvaje, ha tenido resultados más que efectivos. Es ciertamente triste, porque le resta toda la épica, pero la rabia no fue porque el modelo molestara, sino que porque el modelo estaba (esta) mal repartido.
No, yo no me olvido de que lo que nos trajo hasta acá fue un acuerdo de paz que estaba lleno de guerra. No soy ciego ante este acontecer en que de un lado y de otro, pero dentro del mismo lado (políticos ofreciendo reformas si se aprueba “contra” políticos ofreciendo reformas si se rechaza, quiero decir), esos que no estaban invitados al baile quieren adueñarse de la pista y hasta definir el playlist que sonará mañana.
Ni mucho menos soy mudo ante las suciedades que siguen y seguirán cometiendo esos que no tienen ética alguna, ni mucho menos moral. No, no me refiero al hecho de que El Rechazo este acusando al gobierno de falta de información respecto de los cambios electorales. Ellos, los representantes de esa administración que hizo todo lo posible por desinformar o tergiversar cuanto tuviere que ver con el proceso constituyente, negando descaradamente la baja en los servicios de transporte público el día de las votaciones, de la misma manera que se negó lo que muchos vimos y que fue lo que recibimos por respuesta de parte de los militares a cargo de los locales de votación, al momento en que cerraban las puertas de estos, aun con gente en las filas y aun antes de la hora oficial de cierre incluso!
No. Me refiero a suciedades aun más pútridas, tanto como la miserabilidad de Alberto Plaza. El día miércoles que acaba de pasar, se debía votar el proyecto de amnistía para quienes siguen privados de libertad, a la espera de que alguna vez se resuelvan los procesos en los que se les imputan diversos delitos ocurridos durante el estallido social. Dicha votación no pudo llevarse a cabo, pues la discusión de los puntos anteriores a este, que estaba cuarto en la tabla, consumió todo el tiempo de la sesión.
Lo llamativo del asunto es que, en esta ocasión, el proyecto fue puesto en tabla por la derecha, y no precisamente porque les preocupe la manera en que el poder judicial, con injustificada dilación, sigue violando las garantías del debido proceso. No. Solicitaron la discusión como una suerte de “venganza” en contra del oficialismo, ante la votación par derogar la ley de pesca, o Ley Longueira, misma que el no menos delirante que Javiera Parada, Iván Moreira, busca perpetuar llamando a que dicha derogación sea declarada inconstitucional.
De este tipo de asquerosidades estoy hablando. Del uso absolutamente malicioso y desgraciado de cuanto sea necesario; el trabajo de los más pobres, los dolores de otros deudos, la esperanza de los que están presos, lo que sea con tal de conseguir sus turbios objetivos y, por supuesto, seguir asegurando para sí mismos y nadie más, lo que sea que le quede a estos suelos, a estos aires, a esta aguas. Esa es, ni más ni menos, la gente que en estos momentos se llena la boca y el eslogan y la franja condenando la rabia, y hablando de amor, y llamando a la esperanza. Seamos respetuosos con la historia.
Hablando de respetos, de dismnesias, de historias y de memoria, un grupo de diputados oficialistas, encabezados por Carmen Hertz y Lorena Pizarro, presentaron también el miércoles recién pasado, un proyecto para levantar el secreto de la Comisión Valech: “esos testimonios deben ser públicos, no es posible que estén 50 años clasificados porque son testimonios que pertenecen al conjunto de la sociedad, ya que fueron parte de una metodología de exterminio”, declaró certeramente la diputada comunista. Importantes cosas están pasando tras las falsas polémicas mediatizadas a diario.
Yo no sé, amigas y amigos, qué resultará finalmente de estos “ofertones” que está haciendo uno y otro bando de la clase política, para tratar de poner su estampa sobre el inmediato provenir de todas nosotras y nosotros, pero cuando pienso en la dimensión que tiene un proceso social como el que nos ha tocado en suerte vivir, en lo que significa, en cómo se lee desde afuera y sobre todo, el cómo quedará escrito en la historia (a ninguna de esas páginas postreras le importará mucho el doméstico devenir cotidiano de uno u otro parlamentario, ni la fortuna o no de ciertas declaraciones).
De niño me tocó en más de una oportunidad personificar a Arturo Prat, para cuando las fechas de sus homenajes; alguna otra vez al Chicho, cuando más grande las clases de historia. Otros niños, otras niñas, interpretarán mañana a quienes un día se cansaron y salieron en masa a la calle, a alguno le tocará el amargo rol de ese que le declaró la guerra a su propio pueblo, a otro a quien firmó el futuro en que toda esta escena sucede.
Con todo eso en mente, con la memoria aun más fuerte, te estoy esperando septiembre.
Pablo Monroy
Y por eso, reeducarnos es la principal tarea (a la que esperamos estar aportando).
Muchas gracias por pasar.
Abrazos.
Jorge Moraga
Interesante articulo es ver el doble standard de la mayoria de la clase politica y sus partidos,M as bien parece una pelea entre personas y grupos y se carameliza con trasvestis Gran parte de esta clase politica se coluden y me da la i mpresion que solo buscan su acomodo propio Adi rehacen su propia historiaz yquieren pasar idnavertu=ido en cirscumtancia que son los reponsables de la ttragedia de miseria e injsticia que sufre la mayoriade los ciudadanos y ciudadans Desgraciadamente no veo un accion protagonica del pueblo pues las cosas y los deechos soc iales se conquistan desde la bse del pueblo puen viene de los partidos tradicionales y menos del cielo