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Diálogos sobre Cooperativismo y Autogestión

Por: Miguel Silva

El día sábado, 27 de mayo, un grupo de cooperativistas se juntaron en Santiago para conversar el avance y desafíos de sus cooperativas. Lo que sigue es un reportaje personal de la jornada. 

Al comenzar la jornada, Jaime Curaqueo y Nora Quilaqueo presentaron la cooperativa Kune Mogen, Cooperativa de Ahorro y crédito endógena mapuche. 

Kune Mogen se formó a fines de 2015 con 63 fundadores, que juntaron 500 mil pesos cada uno y así lograron tener el capital inicial de 25 millones de pesos. Querían hacer una entidad financiera como pueblo mapuche pero sin perder su identidad y apoyo místico en la comunidad.  

Los socios de la cooperativa creen en los valores éticos de la honestidad, una actitud receptiva, la responsabilidad social, el respeto y la gestión democrática. 

Enfrentaron la crisis del COVID y les costó mucho rescatar la organización después, pero lo han logrado y actualmente han otorgado 323 préstamos por un valor de 381 millones de pesos y tiene un patrimonio de 132 millones.  

Cada socio paga mensualmente una cuota de 9 mil pesos, de los cuales 3 van a pagar los costos de la administración y 6 van a los recursos que se pueden prestar. Se cobra una tasa de intereses de 2% a la mayoría de los préstamos. 

Con estos préstamos, han ayudado a socios con problemas de costos de la salud y la vivienda, han entregado capital de trabajo, han construido una sala de ventas en el lof Coipulafquen y han financiado la producción de quesos con la lecha de la toma del fundo Huite y así se está relacionando la cooperativa con procesos de recuperación de territorio. 

 

Luego, Carlo Saavedra presentó la Red Genera, Cooperativa de energía, ahorro y sustentabilidad. 

El Proyecto tiene 7 años de funcionamiento y es una cooperativa cogestionada para transitar a la energética popular. 

Da soluciones de energía y montaje de sustentabilidad que apunten a la soberanía energética, porque muchas familias han tenido problemas con la luz. Por ejemplo, son 720 mil los endeudados por el servicio eléctrico y la única solución que les ofrecieron fue pagar la deuda en cuotas. 

La electricidad es demasiado cara para otros hogares, entonces aguantan el frío del invierno en vez de usar prender un calefactor. 

La Red Genera sostiene que la energía es un medio para satisfacer las necesidades de cada uno. Aunque la ley de Generación Distribuida Comunitaria o GDC, permite al usuario generar energía con paneles solares, se genera más energía por este camino en Las Condes y Viña, es decir en las comunas con más recursos, pero podría ser muy útil para comités de vivienda, cooperativas de agua potable rurales, etc. 

La energía que no provoca la crisis climática ni crea más zonas de sacrificio es mejor pero también tiene problemas. Por ejemplo, en Vallenar hay una instalación fotovoltaica muy grande, de 3 Mega de capacidad, pero a tres kilómetros de la instalación hay un pueblo que no tiene energía. 

Por estas razones, la Red Genera sostiene que es indispensable instalar centrales de energía donde hay necesidades y que se tomen decisiones sobre los precios, la asequibilidad y descentralización en forma democrática. En vez de gastar recursos fiscales en financiar el pago de deudas por cuotas, sería mejor usarlos en la producción social de energía basada en las necesidades sociales, autogestionada y con cogestión pública. 

En la Red Genera, se practica la autogestión de trabajo, toman decisiones colectivas después de discusión y laboran en condiciones dignas y seguras. También, por ejemplo, hacen turnos de cuidado de los niños para que sus papas puedan salir y trabajar y comparten conocimientos entre montajistas y ingenieros.  

Han capacitado 185 personas en el uso de la energía sustentable. Dos de sus proyectos son la Cooperativa Copeumo en Pichidegua que provee a 9 usuarios, incluso un servicentro y el municipio. Otro proyecto está instalado en la escuela Nueva Zeolandia en la comuna de Independencia y entrega energía a 17 viviendas. 

Luego de esa presentación, habló Marcelo Reyes de la Federación de Cooperativas de Trabajo TRASOL, que surgió en 2015. 

Marcelo hizo una introducción a la historia del movimiento cooperativista. Comenzó planteando que hemos perdido nuestra historia en el movimiento. Mientras hoy día hay 1600 cooperativas, la mayoría en el área de servicios de vivienda y ahorros, en 73 había 4300 cooperativas. Y algunas de aquellas eran grandes, como por ejemplo Sodimac y Unicoop (hoy Unimarc). Pero la mayoría fue eliminada por la dictadura. 

En 1982, bajo la necesidad de la crisis, el movimiento volvió a surgir. Hoy, muchas cooperativas están formadas de profesionales, no por ganar un sueldo sino por el tipo de política social que les interesa – por ejemplo, ingenieros o arquitectos. 

Trasol ha ayudado a hacer formación y pasa experiencia a nuevas cooperativas. Ha ayudado a responder a la pregunta… ¿Cómo se generan recursos para pagar un sueldo a los fundadores y a los contadores y los técnicos de apoyo o los que ayudan con la confección de los estatutos? 

Como respuesta, han enseñado que los sueldos en muchos casos son “anticipos del excedente”, pero al principio, el trabajo voluntario es indispensable. Y si algunos de los fundadores tienen una pega fuera de la cooperativa, pueden entregar parte de su sueldo para financiarla. Pero  cada cooperativa se desarrolla según las necesidades de los socios 

En fin, la capacitación ha ayudado con la falta de experiencia en la construcción de los proyectos. 

 

Luego de las presentaciones y una pausa, se conversó en qué forma las organizaciones practican el apoyo mutuo y cuáles son los desafíos que enfrenta.  

El Apoyo mutuo 

Tenemos que creer en nosotros mismos porque somos una pequeña luz de esperanza en una economía. Mientras el mercado ha tomado control, nosotros queremos organizar y producir según nuestros intereses 

Queremos una economía popular y solidaria, una economía social. Pero el primer gran obstáculo es el individualismo… eso de “no puedo confiar en el otro”, que es la conciencia neoliberal. 

Para nosotros, parte del valor de una instalación o un préstamo es la integración de la comunidad en el proyecto. Es decir, para nosotros, el valor de un proyecto es su uso en la comunidad en vez del valor de mercado en pesos. 

En otras palabras, el valor de un trabajo, más que el precio de la jornada es el valor social del trabajo. 

Por eso valoramos mucho el compromiso y responsabilidad de los socios cuando organizan asambleas, por ejemplo. Incluso, hacemos actividades que toman el lugar del estado cuando cuidamos los niños de un socio cuando tiene que hacer un trabajo. 

 Los Desafíos. 

Todos encontramos que un gran problema ha sido la falta de experiencia y de recursos.  

Las relaciones con el estado también son difíciles porque tenemos que competir con otros para postular fondos públicos y no queremos competir con nuestros aliados en vez de trabajar juntos con ellos en el apoyo mutuo. 

También la falta de financiamiento provoca desconfianza entre las organizaciones y frustración con el gobierno que sigue con las costumbres de administración de siempre, a pesar de ser “el gobierno de las cooperativas y las pymes”. Todavía la mayoría de los recursos públicos se traspasan a empresas privadas. Incluso, la cooperativa de ahorra y crédito personal Coopeuch no presta plata a las cooperativas. 

Quizás será posible trabajar con las mesas privado/público de los ministerios, aunque no han nada más que coordinar instituciones. Veremos, pero hasta ahora no tenemos mucha confianza en ese camino. Y si fuera poco, los medios de comunicación están todos contra nuestro. 

Pero igual, creemos que somos una luz de esperanza. 

 

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