
Cultura Venezuela: Luis Mariano Rivera: «el sublime cantor de la patria»
Venezuela es un país con una diversidad cultural extraordinaria. En las diversas regiones que conforman el país podemos encontrar una gama de artistas en las distintas disciplinas: la poesía, el canto, el baile, la pintura, la música en toda su dimensión. Luego de la visita que realizamos en Febrero de este año, hemos abierto un espacio para la difusión del arte venezolano. En este contexto, un periodista y lutier Marcel Roo y un músico profesional de alta sensibilidad artística, Jimmy Magüida, excelso ejecutante de la guitarra y el cuatro, además de poseer una maravillosa voz , conforman un dúo donde el primero se encarga de la escritura de los temas y el segundo le confiere el contenido musical.
Vea el primer artículo sobre Alí Primera pinchando aquí.
Vea el segundo artículo sobre Otilio Galíndez pinchando aquí.
Por Marcel Roo
“Cerecita de mi monte, frutica sabrosa y pura; acidito de mi cielo y de mi tierra dulzura”. Así comienza la primera estrofa de una de las canciones más conocidas de Luis Mariano Rivera, el poeta venezolano que con su cuatro y su voz nos entregó sublimes notas sobre las costumbres, flores y frutos de la tierra generosa que lo vio nacer.
Luis Mariano transformó la cotidianidad campesina en canto armonioso de esperanza y rebeldía, por ello nos habla de la florcita que nace silvestre y sin valor para el común de la gente, pero que sin embargo entrega su aroma sin esperar nada a cambio.
También nos habla de la guácara, una especie de caracol que hace de las delicias de los comensales, o del mango: esa fruta maravillosa que es desdeñada por las clases sociales altas debido a que su jugosidad ensucia las manos y deja hebras entre los dientes.
Luis Mariano es patriotismo puro cuando le canta a las bondades de la tinaja donde se conserva el agua fresca sin artificios, que calma la sed de esa “Venezuela patria mía”, como la define el poeta. Y es el amoroso cantor que le canta al lucero con el clamor de “quien pudiera, lindo lucero, tejer de tu luz hermosa una trenza de luz pura para adornar la figura de mi morena preciosa”.
Su vocación de cronista describe la fiesta campesina y nos entrega la receta del sancocho que se consumirá: “Si quieres hacer un sancocho, un sancocho a la oriental, un sancocho bien sabroso pon cuidado a mi explicar. Si el sancocho es pescao fresco, pon primero a calentar, ocumo, yuca y auyama con su poquito de sal… y al ver amigo mío a la verdura ablandar, échale el pescao fresco y limón sin reparar y la botellita de ron que no debe de faltar”.
Así es Luis Mariano. Lo decimos en tiempo presente porque, aun cuando el poeta murió el 15 de marzo de 2002, su obra permanece perenne en la memoria del venezolano.
Su vida, como la de muchos campesinos de la Venezuela rural, transcurrió en medio de grandes dificultades. Desde temprana edad, huérfano de madre, tuvo que dedicarse al trabajo para ayudar a su padre. Casi analfabeta fue a los 48 años de edad que logró continuar con sus estudios de educación primaria. Como el mismo lo relataba, a esa edad logro “meter un poco de luz” a su pensamiento.
Su inquietud por el arte le permitió escribir obras de teatro y canciones que han trascendido fronteras con agrupaciones como la Filarmónica de Londres y prestigiosas voces del canto venezolano como Cecilia Todd, Lilia Vera, Serenata Guayanesa, Simón Díaz y Gualberto Ibarreto.
Nada define mejor el pensamiento artístico de Luis Mariano Rivera que él mismo:
A mí me gusta cantar / canciones para mi pueblo / canciones que tengan gracia / y alegría por dentro / canciones que digan algo / que arranquen del sentimiento / canciones tontas no gusto / para cantarle a mi pueblo / en mi cantar sólo busco / en mi cantar sólo quiero / cantar las cosas sencillas / que tengan sabor eterno.
Vida fructífera la de este poeta nacido el 19 de agosto de 1906 en un valle del estado Sucre, oriente venezolano, en un pueblo cuyo nombre fue inmortalizado en su canción Canchunchú florido, una de sus obras más conocidas.
Luis Mariano ha recibido honores como las órdenes Francisco de Miranda y Antonio José de Sucre, en su primera clase, otorgada por la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Asimismo, su obra ha sido merecedora de numerosos reconocimientos de organizaciones culturales y educativas como la Universidad de Oriente, que le distinguió como profesor Honoris Causa; la Universidad Central de Venezuela, que le otorgó la orden José Félix Ribas, y otras instituciones públicas y privadas.
También ha sido honrado por otros poetas que le han dedicado temas musicales, entre ellas A Luis Mariano, del musicólogo Rafael Salazar y La canción de Luis Mariano del cantor mayor de Venezuela, Alí Primera.
«Cerecita» de Luis Mariano Rivera, interpretada por Jimmy Maguida.