
Cuando Chile perdió hasta el miedo de perder
Jean Flores Quintana
RDF
17 de junio de 1982. Millones de chilenos frente al televisor vecino, o propio, abrazaban un breve rayo de luz que les mantuviese abstraídos de la cesantía que arreció campos y ciudades, el desempleo alcanzó el 35%. 12 pasos separan a un pueblo diezmado por el feroz régimen cívico-militar de un instante de felicidad, efímero, pero real. Finalmente eso es la vida, instantes de felicidad entre océanos de desolación. Carlos Humberto Cazsely retrocede hasta la cornisa del área grande, toma su perfil derecho para avanzar seis pasos a media carrera. En los zapatos negros del militante Comunista que desafío al Tirano antes de partir a España, se cobija la esperanza para menguar el hambre, dolor y persecución tan sólo por unos momentos, hasta el segundo tiempo, o en el mejor de los casos, hasta el próximo partido contra la Alemania Federal del todopoderoso Karl-Heinz Rummenigge. Minuto 26 del primer tiempo, en el amanecer del partido, todo Chile contenía la respiración en la punta de la silla. El rey del metro cuadrado atraviesa el área grande con propiedad e impacta el balón con el borde interno de su pierna hábil. Zapatazo mordido y rasante. La esférica se arrastra sobre el gramado español. En escuelas y liceos, niños y jóvenes saltan, gritan, lloran anticipando el gol, profesoras sujetan el cordel de la campana para desatar el caos, serios directores dibujan sonrisas tras sus bigotes negros para sumarse al jolgorio. No entró. Ese medio metro entre vertical izquierdo y balón, ahogó el grito de una nación.
La realidad se recrudeció. Las políticas económicas de José Piñera en su plan laboral de despojo que privatizó derechos y aniquiló la organización sindical, dolieron más.
El jueves 19 de agosto se convocó la Primera Marcha del Hambre. Con nerviosismo, pero ya sin nada que perder desde el Paseo Ahumada se comienzan a escuchar los gritos que marcaron una generación, ¡Pan, trabajo / justicia y libertad!”, y “¡Se va a acabar, se va a acabar / la dictadura militar!”
Sin esperanzas ni paliativos, llega el año 1983. La histórica vanguardia y retaguardia de los procesos de transformaciones sociales, una vez más, toman la iniciativa.
El 8 de marzo en la conmemoración del día internacional de la mujeres, luchadoras intrínsecas, se registran movilizaciones en distintos puntos de la región metropolitana. Tal es la indignación acumulada y la necesidad de cambiar las cosas, de acabar con el Régimen, que las organizaciones sociales y de articulación política convocan la Segunda Marcha del Hambre el jueves 24 del mismo mes.
Las acciones e intervenciones populares respondían a distintas necesidades y circunstancias. Ollas comunes, cacerolazos, cadenazos, barricadas, enfrentamientos; también se registran bocinazos, actos culturales, ausentismos laborales y escolar, y muchas, muchas reuniones de todo tipo, en todo el país. El tejido social inició un proceso paulatino de reconstrucción.
Mujeres, estudiantes y trabajadores se articulan y organizan con ansias para primera la gran protesta nacional contra la dictadura militar el 11 de mayo de 1983.
Colín
Muy bueno el artículo , gracias
Histórico
Colín
Muy bueno ; histórico