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Crítica de cine social y político: O ano em que meus pais saíram de férias (El año es que mis padres se fueron de vacaciones)

Por Paulo Campos Ellwanger

O ano em que meus pais saíram de férias

(El año en que mis padres se fueron de vacaciones)

2006

104 min.

Brasil

“Algo tiene el futbol, algo que lo transforma, tanto en Pasión de Multitudes, como en Opio de los pueblos”

¿De cuentas formas se puede abordar una historia sobre dictadura? De muchas, aunque no tantas se han probado. Quizá “Tengo miedo Torero” dictó una hermosa catedra sobre ese respecto (ya hablaremos de ella mas adelante). Esto no implica, eso si, que otras obras no intentasen con anterioridad contar la dictadura desde otros ojos.

El año que mis padres de fueron de vacaciones (en adelante “El año…) lo intento allá por el 2006, de la mano del director Cao Hamburger. Hamburger nos traslada a fines de la década de los 60´s, con un Brasil tomado por la Dictadura y pendiente, mas que de las muertes, del mundial de fútbol, aquel que consagraría a su máxima estrella, Pelé.

Hamburguer retrata a Brasil en la figura de un niño, un niño que sabe que algo malo ocurre, pero no logra entender el que. O quizá no quiere entender el que, y prefiere desviar la mirada y poner sus esperanzas en el mundial, en el futbol. Es la mirada melancólica de Mauro, el protagonista, la que refleja la obligada y mayoritaria mansedumbre de las sociedades latinoamericanas que vivieron los primeros años de las dictaduras, pero también la resistencia y la subversión se expresa en sus ojos, a través de la paciente y abnegada espera, a través de la incapacidad para abandonar la esperanza.

Leí por ahí que hay quienes tildaron a esta película de “lenta” y sí lo es, pero desde hace mucho que ese epíteto dejo de ser una característica negativa para mi. El año… es una película que se aprecia con tranquilidad. Vamos, estamos en la cabeza de un niño, alguien que transita por la vida, supuestamente de una manera despreocupada, o eso debiera. Una vida que se nos presenta tan opaca como el tratamiento de las imágenes, porque la película esta tratada con tonos fríos y pasteles, los que realzan la sensación de impavidez y estancamiento, que Mauro transmite. La música extradiegética no nos enmarca en ese habitual ambiente festivo, con el que siempre reconocemos a Brasil, mas bien potencia la profunda herida en el pecho mismo de Latinoamérica, una herida insondable e incapaz de ser maquillada con carnavales o grandes espectáculos.

Hay otros elementos que profundizan esta silente expectación, particularmente el canto de las cigarras, cuyo ciclo vital consiste en dormir profundamente durante años, para emerger al unísono. Pareciera ser que el objetivo de El año… no es mostrar precisamente los vejámenes de la dictadura, si no que incomodarnos con esta paciente espera, generando una constante tensión en el espectador, es lo menos, para una película que hable sobre la dictadura y un niño, y a quien no le pase, es que simplemente ya “no tiene alma”.

Sobre su apreciación por parte de la critica especializada, no le fue tan bien, quizá porque no alcanza la profundidad emocional explicita que otras producciones se esmeran en alcanzar. Creo que es porque esta película no termina con el final, si no que le transfiere cierta responsabilidad al espectador, la responsabilidad de amalgamar sus vivencias con el guion presentado, y construir una historia en la que nuestros propios finales estén incluidos.

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