
Cristian Warnken se suma a la contraofensiva machista
Por Anaclara Kremer
En su columna de este jueves en el pasquín de la ultraderecha (El Mercurio), el docente de Literatura esboza muy campante una crítica a las iniciativas de deconstrucción implementadas en distintas universidades en toma. Señala que «el lenguaje usado para convocar a estos «talleres» me recuerda mucho el concepto de reeducación aplicado en dictaduras totalitarias». Sí, le faltó decir feminazi y era cartón lleno. Luego cuestiona el rechazo a los piropos, calificándolo de «abuso», en base a que «no todo puede ni debe ser protocolizado». Es más, señala que protocolos en universidades pueden terminar por convertirlas «en un espacio «higienizado» pero muerto».
Luego deja entrever que «debilitar lo masculino» sería una «humillación» o invitación a la autocastración. Con esto, Warnken se suma a la contraofensiva machista dese el campo de lo «progre» (aunque si apoyó a la antiabortista Carolina Goic, lo último se pone en duda), validando con su supuesto «fuego amigo» las críticas desde el conservadurismo. Patético es su llamado a asemejarse a lo que las mujeres hacían en los siglos XI y XII, en Provenza: organizar tertulias literarias (mientras los varones se medían las vergas en guerras fraticidas).
Remata señalando que teme que esta revolución termine en inquisición. No, estimado columnista, actualice la belleza de pensar y piense que lo que a usted le pasa es que le teme a este movimiento justamente porque cuestiona el rol de los propios intelectuales en la defensa de los privilegios masculinos. ¿A cuántas mujeres habrá invitado a su programa? ¿De cuántas autoras hablará en sus columnas preñadas de metáforas? Linda tarea a investigar.
Sergio Medina
la cagó este gil! pero que bien, se van sacando las máscaras! creo que el que pierde es él.