
COVID-19 el Lente de la desigualdad en Chile
Por: Víctor Adrián Ibáñez
El Covid-19 políticamente no hace más que reafirmar las razones por las cuales fue la revuelta social iniciada en octubre; es decir, la gran desigualdad existente entre la burguesía, los trabajadores y sobretodo los pobres absolutos. Desde que inició la crisis sanitaria en Chile, el gobierno – al ser representante de la burguesía financiera – se ha demorado en decretar medidas para evitar el contagio de la población, todo debido a que privilegian la economía. Es más, en un ataque de sinceridad de clase el economista del grupo Vial, José Manuel Silva, dijo en una entrevista a La Tercera el 8 de abril del 2020 “no podemos seguir parando la economía, debemos tomar riesgos y eso significa que va a morir gente” dejando en claro que la prioridad de la burguesía es la economía, sin importarle la vida y seguridad de la clase trabajadora.
El Ministerio de Educación da la instrucción de que se deben realizar clases de manera virtual, nos percatamos que el 40% de los estudiantes no tiene acceso a internet en sus domicilios [1]; además, en la mayoría de los casos, los padres de los estudiantes de enseñanza básica no están capacitados para hacerle clases a sus hijos o bien no pueden quedarse en casa debido a que deben salir a trabajar en medio de la pandemia para poder comer, sin contar que se devela la explotación absoluta que sufren los profesores al ser obligados a realizar clases on line y trabajo del tipo 24×7 para niños que muchas veces no tienen impresora, computador o internet.
El Ministro de Economía dice que en estos tiempos de crisis sanitaria ocupemos el seguro de cesantía para tener ingresos; sin embargo, se estima que hay 2,5 millones de trabajadores informales[2], quienes cuentan con escasos ahorros, producto de precariedad laboral y la vorágine de tener que sobrevivir día a día.
El Presidente en cadena nacional pide a los empresarios que hagan un esfuerzo en no despedir a sus trabajadores, un discurso que mediáticamente iba dirigido a la Pymes, las cuales según EMOL, hay un estudio de las ACHS, el cual indica que el 70% de las Pymes sufren dificultades económicas[3], sin embargo, empresas multinacionales que facturan millones de pesos mensuales como el caso de Starbuck[4], McDonald’s, Burger King, la cadena internacional de vestuario H&M[5] se acogen a la “Ley de Protección al Empleo», con lo cual suspenden de manera unilateral las jornadas laborales y con ello el no pago del salario.
La autoridad, al estar ya en medio de la crisis sanitaria, pide no viajar a la segunda vivienda y da plazo para que vuelvan a su vivienda principal al finalizar el fin de semana (martes 24 de marzo). Por un lado, la autoridad instala controles sanitarios y, al ver que esos controles no son respetados, los pobladores de comunas tanto del litoral de la V región como comunas del sur del país instalan controles sanitarios populares. Por un lado, el Estado reprime a los pobladores que quieren resguardar sus territorios de la llegada de los ABC1 infectados y, por otro lado, los grandes empresarios que rasgaban vestiduras y exigían aplicar todo el poder del Estado en contra de secundarios que saltaban torniquetes del Metro, se saltan los controles sanitarios en helicópteros[6] como es el caso de José Manuel Urenda, Cristóbal Kaufmann y Felipe Morgan.
Cuando los médicos piden lavarse las manos varias veces al día, sin embargo, según datos de censo 2017, hay 383.204[7] viviendas que no cuentan con agua potable. A este dato debemos sumar que en promedio en una vivienda habitan 4 personas. Se estima que hay más de un millón de personas que no tienen agua potable para poder lavarse las manos.
Al inicio de la crisis decían que las mascarillas no sirven para prevenir el contagio. El 4 de marzo del 2020 la Presidenta del Colegio Médico Izkia Siches en una entrevista radial señaló que «es un tema muy sensible, porque es una medida poco efectiva. Hay que resguardar el uso de ellas para personas con problemas respiratorios o personal de salud que vaya a atender a una persona sospechosa», sin embargo, un mes después cuando hay una escases de mascarillas en el mercado y con más de 4.000 contagiados reconocidos por el Estado, se decreta que es obligación ocupar mascarillas en el transporte público, con sanciones que van desde 0,5 hasta 1.000 UTM (más de $50 millones).
En todos los matinales y los medios de comunicación se le pide a los adultos mayores que no salgan de sus casas y que hagan sus trámites online o que un familiar les haga las compras y los trámites, sin embargo, según un estudio de la Universidad Católica[8] 459.686 personas mayores de 60 años viven solos, a esto se le debe agregar que en un estudio de la Fundación Sol[9],el 80% de los nuevos pensionados en Chile, ni siquiera logra autofinanciar una pensión superior a la línea de la pobreza.
Por otro lado, se llama al aislamiento social. Sin embargo, el 56% de las viviendas en la Región Metropolitana son de menos de 70 [m2], siendo las 3 comunas con viviendas de menor área: María Pinto con 47,8 [m2],San Pedro con 48,37 [m2], La Pintana 48.48 [m2], mientras que en los sectores acomodados donde se produjeron los primeros casos registrados, los promedios del tamaño de las viviendas son: Lo Barnechea llegan a 169,1 [m2], Vitacura a 154,5 [m2], o Las Condes 116,6 [m2].[10]
En síntesis, el COVID-19 nos sirve como un instrumento que amplifica las diferencias existentes entre el 95% de la población, quienes dependemos de nuestro trabajo para sobrevivir, quienes vamos a los consultorios y dicen que no quedan vacunas contra la influenza, quienes para ir a trabajar debemos pagar uno de los más caros e ineficientes sistemas de transporte de locomoción colectiva en la región, quienes nos dicen desde las universidades que mejor abandonemos la carrera o congelemos el semestre si es que no podemos pagar la mensualidad durante la crisis sanitaria, quienes son detenidos y sentenciados a morir en un incendio en la cárcel por estar vendiendo CD de música pirata en la calle, en comparación a ese 5% privilegiado, dueño de Chile, quienes se compran bancadas parlamentarias, se coluden para subir los precios a los medicamentos o papel higiénico y su condena es tener que asistir a “clases de ética”, quienes pueden darse los lujos de salir armados a las calles, los centros comerciales o las playas e incluso “disparar al aire” y que los medios de comunicación digan que eran personas que tenían mucho estrés producto del estallido social, teniendo detenciones con guante blanco. Esas mismas personas ahora, en tiempos de pandemia, sabiendo que están infectados van a comprar a supermercados, hacen fiestas en sus segundas viviendas, violan cuarentenas y salen al gimnasio [11] contagiando a trabajadores y “rotos”, esa misma gente que organiza espectáculos masivos como es la TELETÓN, para hacerle propaganda a sus propias empresas.
En estos tiempos de COVID-19, es deber del pueblo proteger y cuidar al pueblo, por ello es fundamental la organización territorial, si por razones laborales no puede guardar cuarentena, organícese en su barrio y a crear comités de emergencia territorial. Ayudémonos entre todos y recordemos a los 43 asesinados, a los 2500 prisioneros políticos de la revuelta y a las cerca de 500 personas que perdieron a lo menos un ojo por el actuar de la represión del Dictador de Piñera.
[3]https://www.emol.com/noticias/Economia/2019/12/24/971316/Encuesta-pymes-afectadas-crisis.html
[7]https://www.ine.cl/estadisticas/sociales/censos-de-poblacion-y-vivienda/poblacion-y-vivienda
León Donaruma
Muy buen análisis. Saludos desde buenos aires. León
Corazon Alienígena Importado
Excelente análisis de la cruda realidad de un país que tolera la crueldad entre sus habitantes a manos de una minoría que maneja millonarios privilegios que jamás compartirán con otros… A ellos les basta con expiar sus culpas (si es que las tienen) en el confesionario de alguna iglesia o con el curita “amigo de la familia”. La Pandemia pareciera ser un instrumento de eliminación de “rotos” que le quitan aire a la mentirosa economía aprendida en el país del norte… Para ellos, los pobres y los viejos ensucian las cifras; por tanto, deben desaparecer. Qué mejor que el Covid-19??