
Contradicciones del análisis de Enrique Correa sobre el Despertar chileno
Por: Miguel Silva
A fines de Enero, Enrique Correa publicó una especie de “guía”, dirigida a los que quieren ver el país volver a una normalidad estable, pero ellos no imaginan cómo podría pasar eso.
No sobra decir que Correa ha sido asesor formal o informal de muchos gobiernos, políticos y empresarios, que han sido los pilares del capitalismo en Chile desde los años ’90.
Parece que llegó como el llanero solitario, al rescate del sistema.
Bueno, en estas líneas, primero repito lo que argumenta Correa, para luego ver lo cierto y lo inventado. Como los viejos decían antes… “entender a tú enemigo para derrotarlo”.
Aquí va su argumentación, entonces:
A pesar del #Despertar, el sistema sigue sólido; la economía, el sistema bancario, el Banco Central, la apertura económica y la política fiscal responsable, están todas vigentes.
Además, la Presidencia de la República y el Congreso siguen funcionando con normalidad.
Ni hablar del Poder Judicial y el Ministerio Público, que siguen siendo manejados como siempre, con alta neutralidad política. (Es decir siguen implementando la política de los ricos y poderosos.)
Sin embargo, las instituciones no tienen cómo, hasta ahora, restablecer el orden público y el país no tiene garantizado su futuro mientras éste no sea reestablecido. En otras palabras, Carabineros no han sido capaces de sobreponerse y derrotar a la violencia y el fanatismo de aquellos que se parecen mucho a»los fascistas» (en palabras de Correa), que han ido convirtiendo al país y a la ciudad en un lugar hostil.
Es más, si el Presidente cayera y fuera reemplazado, Chile pasaría al listado de los países inestables, con gran daño para la política y la economía.
Sin embargo, las marchas tienen el respaldo de la gente porque los recién llegados a la clase media han vivido años de estancamiento económico y sienten la pobreza a la vuelta de la esquina. Sienten la esperanza en el ascenso social y también el miedo a volver a la pobreza, a las bajas pensiones y a no tener como enfrentar enfermedades. Así afirma que los segmentos «C3», estos son los que cuyo ingreso mensual promedio asciende a $460.000 promedio, serían la base de apoyo más importante de esta movilización.
Pero la crisis, no es una explosión inmensa contra el neoliberalismo, como llaman a las políticas públicas de la última década los que marchan y un sector de la izquierda, sino es consecuencia de las «promesas no cumplidas».
Por ende, sólo una agenda social potente, ingresos mínimos más altos, mejores pensiones ahora, ayuda en la compra de medicamentos y mejores seguros de salud, debieran ser la clave de la solución. Las marchas se mantendrían según su relato, porque los cambios todavía no llegan al bolsillo de la clase media.
Por otro lado, tres han sido los causantes de la violencia más dura: los jóvenes reclutados por el narcotráfico de la educación municipal pública y del Sename, los grupos anarquistas (con fuertes raíces en los secundarios) y las barras bravas.
A continuación destaca el «Acuerdo por La Paz» que reseña un itinerario constitucional como una demostración de gran capacidad política de la dirigencia política. Este proyectó un camino con calendario de solución de la crisis y propuso la construcción de una nueva estabilidad.
También los acuerdos entre el Ministro de Hacienda, los senadores de la Comisión de Hacienda y el Presidente del Banco Central permitieron aprobar el presupuesto y la reforma tributaria y son una garantía de que la agenda social aprobada por el congreso será efectiva y sostenible. Este acuerdo sería clave para mantener al país alejado de la recesión, dado que no tendremos nuevas inversiones significativas mientras no tengamos clarificadas las principales cuestiones constitucionales.
En fin, lo más seguro es que gane la opción de aprobación a una nueva Constitución, pero un 40% para la opción rechazo sería un gran éxito para los que sustentan dicha opción.
Si logramos la Ruta constitucional sigue, el desempeño de la economía sobre cero y la mantención del Presidente hasta el fin del período, las cosas irán mejor.
Más precisamente, todo depende de cómo resolvemos la cuestión policial. Recurrir a los militares como última instancia no cuenta con la simpatía ni la aprobación militar. No ven razón los militares para que tengan que pagar altos costos institucionales por una institución en problemas (Carabineros) que no pueden resolverlos por sí misma.
Probablemente lo que ocurra es que después de algunos enfrentamientos, construyamos una nueva estabilidad, más cara y un país más inseguro o no tan seguro como el actual. Este podría ser el escenario que, no siendo óptimo, puede ser manejable.
Bueno, hay que reconocer que son pocos los que creen en el sistema neoliberal, que han intentado entender el #Despertar en estos términos.
Correa tiene razón cuando dice que muchos tienen esperanza de una vida mejor; es cierto que muchos son la primera generación en tener sus hijos en la educación superior. Pero también recuerdan con miedo la pobreza que sufrían, pobreza que está tan cerca porque años de falta de crecimiento económica no les han sacado muy lejos de donde estaban antes.
Pero no es la pura falta de crecimiento, es lo que Correa describe como “políticas públicas de la última década”, es decir el capitalismo chileno que ha provocado el miedo a la desigualdad, la explotación, años de esperanza mal cumplida y rabia provocada por corrupción, fraudes, políticos con sueldos altos. Es el saber que poco nos hemos alejado del pasado en treinta años, lo que convierte la esperanza en miedo.
En otras palabras, Correa no entiende, o no quiere entender, que las “políticas públicas de la última década” integran la corrupción y la desigualdad, las colas de Fonasa y las pensiones miserables, los fraudes y los corruptos, la esperanza y el miedo.
Son todas parte de la vida de millones de personas y todas, causas del #Despertar.
Por ende, podría ser que basten algunos cambios superficiales para calmar las aguas. Y podría ser que no. Por eso Correa dice que es tan central que los Carabineros deben reinstalarse como un PODER, porque no se sabe si se va a lograr “la Ruta constitucional, el desempeño de la economía sobre cero y la mantención del Presidente hasta el fin del período”. Quizás que SÏ, quizás que NO. Por eso las autoridades necesitan ese PODER.
En fin, encuentro que Correa intenta convencer que son los problemas de unas personas las que han provocado el #Despertar, pero al final termina convencido que no es tan así, porque es posible que los poderes no van a tener cómo instalar su Ruta Constitucional, su desempeño de la economía sobre cero y mantener su Piñera hasta el fin del período.
¿Por qué termina con esa duda?… Por que es el sistema el que ha creado la rabia, la esperanza y el miedo, y no un par de problemas que se pueden arreglar sin mayores dificultades.
Claro, Correa ocupa otro razonamiento también… que el #Despertar SÍ es consecuencia de los problemas de unas personas, pero los que han creado el caos son los violentistas. Eliminarlos a ellos y volvemos a la calma. Pero ese es un argumento fácil para los que gobiernan.